Cada vez es más evidente que la dieta otorga grandes beneficios en cuanto a prevención del cáncer se refiere. Si bien existen diversos alimentos con potencial protector, el aceite de oliva, el 'oro líquido de la dieta en España, es uno de los más conocidos y estudiados en todo el mundo.
Recientemente se ha publicado una revisión sistémica en la revista Plos One al respecto, corroborando algo que ya se sospechaba: el consumo de aceite de oliva es beneficioso para la salud y podría prevenir diversos tipos de cáncer.
Según datos de 2018, hasta 9,6 millones de personas murieron en todo el mundo a causa de algún tipo de cáncer. Este grupo de patologías es la segunda causa de muerte a nivel mundial tras las enfermedades cardiovasculares.
Entre otras causas, se sabe que la dieta es un claro factor modificable respecto a la prevención de estas enfermedades. Hasta el 40% de los casos de cáncer serían prevenibles gracias a la dieta y la actividad física, aunque se sospecha que ese porcentaje sería incluso más elevado.
Sin embargo, las poblaciones de la cuenca mediterránea parecen poseer cierto punto de protección frente algunos tipos de cáncer, y el consumo del aceite de oliva como principal grasa vegetal sería uno de los factores dietéticos que comparten estas poblaciones.
Así mismo, también destacan otros componentes de la dieta como el pescado y los alimentos de origen vegetal, así como el consumo moderado de carnes blancas, huevos, lácteos y alcohol. Así pues, en esta nueva revisión sistémica y metanálisis se revisaron 45 estudios donde se investigaba la asociación entre la ingesta de aceite de oliva y el cáncer.
Según los resultados generales, aquellos individuos que consumían más aceite de oliva tenían hasta un 31% menos de riesgo de sufrir cáncer respecto a los que menos tomaban. Se observó una protección significativa en los casos de cáncer de mama (un 33% menos de riesgo), gastrointestinal (un 23% menos de riesgo), otorrinolaringológico (un 26% menos de riesgo) y de tracto urinario (hasta un 54% menos de riesgo).
Los investigadores sugieren que este efecto protector del aceite de oliva se debería a su riqueza en ácidos grasos monoinsaturados (sobre todo el ácido oleico), esculeno y compuestos fenólicos. Así mismo, destacan sus propiedades antioxidantes capaces de limitar el estrés oxidativo celular y el daño en el ADN.
En estudios previos ya se habría sugerido que una mayor adherencia a la dieta mediterránea se asociaría inversamente con la mortalidad por cáncer en general y el riesgo de desarrollar varios tipos de tumores.
Sin embargo, en dicha revisión el aceite de oliva estudiado por separado no parecía tener un efecto significativo sobre dichos riesgos. Los investigadores sospechan que el alto consumo de aceite de oliva sería un indicativo de un patrón dietético saludable general, interactuando con otros componentes beneficiosos de la dieta mediterránea.
Finalmente, como limitaciones del estudio, los autores destacan la heterogeneidad de los estudios en el análisis general. Además, hubo una gran cantidad de estudios de casos y controles basados en hospitales, algo que a su vez puede dar lugar a un sesgo de selección.
Por su parte, otros estudios se basaban en cuestionarios autoinformados para diferenciar el consumo de aceite de oliva general, algo que puede dar lugar a sesgos de memoria.
Por su parte, 30 de los 45 estudios analizados eran en poblaciones mediteráneas, donde el aceite de oliva es un pilar básico de la dieta, y ninguno de los estudios se realizó en poblaciones americanas. Y tampoco se tenían detalles sobre el tipo de aceite de oliva usado en los estudios.
Finalmente, hubo algunos tipos de cáncer poco estudiados -con apenas un solo estudio en toda la literatura analizada, como el caso del cáncer de ovario o pulmón- que no daban suficientes datos para sacar conclusiones.