La gastronomía española es conocida en el mundo entero, sus ingredientes se caracterizan por ser frescos y de proximidad, base en la dieta mediterránea que tantos halagos se lleva. En cada región de la geografía española se dan distintas recetas que ya forman parte del carácter de sus habitantes. Platos gustosos, pero también algo pesados y no tan saludables como cabría imaginar.
Es cierto que antaño muchas de estas recetas se hacían cada día a la cazuela para comer toda la familia, de forma diaria, pero ahora conocemos que abusar de ciertos ingredientes o el consumo prolongado de los mismos, puede tener consecuencias para la salud. Además, estas recetas contundentes sí eran compatibles con las rutinas de trabajos extenuantes físicamente que había en la época, siendo perfectos para salir a trabajar al campo, por ejemplo. Pero no lo son tanto para las rutinas más sedentarias que tiene mucha gente en la actualidad.
Algunos son más difíciles que otros de preparar, pero lo que tiene en común muchos de los platos tradicionales de la gastronomía española es su alto contenido calórico, por lo que, aunque sean sabrosos y de toda la vida, la recomendación de nutricionistas como María del Mar Silva, es que se consuman de forma moderada o en su versión más sana, sustituyendo algunos de sus ingredientes.
Calamares a la romana
Los calamares a la romana son el relleno estrella de los bocadillos de la capital y seguro que de alguna otra ciudad también. Dorados y crujientes, su olor evoca el Madrid más castizo. A pesar de que los cefalópodos son ricos en proteínas de alto valor biológico, además de diferentes minerales, cabe destacar que su contenido en colesterol es elevado. Además, la preparación influye y en el caso de esta receta, el contenido calórico y graso del plato se ve incrementado.
Los platos con rebozado frito, como es el caso, no son los más recomendable para consumir todos los días, además, están contraindicados para las personas con niveles de colesterol altos en sangre o que tengan sobrepeso. También hay que tener en cuenta que la harina del rebozado aporta hidratos de carbono.
Cocido montañés
El cocido montañés es una variante del cocido en el que sus ingredientes se toman juntos, sin separarse (como el caso de la carne en la versión madrileña) y además, lleva alubias, en vez garbanzos. Al ser el garbanzo, junto a la soja, la única legumbre que presenta lo que se conoce como proteínas completas, es decir, que incluyen todos los aminoácidos esenciales necesarios para el organismo, las judías carecen de este beneficio.
Sin embargo, son un alimento muy interesante por su elevado aporte de fibra, hasta un 20%, además de otros nutrientes como calcio, magnesio, potasio, hierro o zinc. La pega de esta receta es que las judías no vienen solas, aparte de estar acompañadas por cebolla, zanahoria y pimientos, que sí son ingredientes saludables, incluye chorizo, morcilla, costillas de cerdo y panceta. Lo que multiplica el aporte calórico del plato y las grasas trans que contiene.
Podría dejarse su consumo para eventos especiales como celebraciones o buscar una alternativa a todos los ingredientes cárnicos que contiene. Al tener pimentos, no se apreciará tanto la diferencia. Resultando ser platos menos calóricos, pero con la base de una receta tradicional.
Huevos rotos con chorizo
Los huevos rotos con chorizo son otro must en la gastronomía española y de bar. Es cierto que consumir un huevo al día aporta beneficios para la salud, como concluyó un estudio de 2020 publicado en The American Journal of Medicine, pero tomarlos acompañados de aceite y chorizo, no es la combinación más saludable.
Durante la investigación, constataron que tomar más de un huevo al día, previene las enfermedades coronarias y de arterias, respecto a las personas que no comen huevos a diario. Este alimento contiene una buena cantidad de vitaminas como la A, relacionada con el correcto mantenimiento de la vista, y varias del grupo B, entre las que se encuentra la biotina. También, contiene colina, cuyo consumo se relaciona con un correcto funcionamiento del hígado y también con una correcta actividad cerebral. Desde el punto de vista saludable, otro de los peros de los huevos rotos con chorizo son las patatas fritas, "elegir aceite de girasol alto oleico o mejor aún, patata cocida, convertiría los huevos rotos clásicos en una receta más saludable", subraya Silva.
Patatas a la riojana
Este sabroso plato se compone de patatas, chorizo, cebolla, ajo, pimiento chorizero, laurel y aceite de oliva (también sal al gusto) y en resumen, el impedimento principal para no disfrutarlo todos los días es el chorizo y la patata. Mencionar un solo estudio sobre el impacto negativo que tiene el consumo habitual de carne de cerdo sobre el organismo, es una tarea difícil por la cantidad de investigaciones que hay. Un informe de la Organización Mundial de la Salud clasifica el bacon (panceta ahumada) como un cancerígeno tan potente como el tabaco, junto con salchichas y hamburguesas de carne procesada.
Una revisión de distintas investigaciones, realizada en la Universidad de Verona, Italia, concluye que el aumento del consumo de carne procesada está asociado con cánceres colorrectal, esofágico, gástrico y de vejiga, tras el metaanálisis de 42 investigaciones sobre la vinculación del consumo de carne con el riesgo de cáncer. Además, los investigadores explican que se han encontrado pruebas de un mayor riesgo de cáncer en sujetos que consumen grandes cantidades de carne roja y procesada, pero no en aquellos con un alto consumo de carne blanca o de aves.
Las patatas tienen sus pros y sus contras, por ejemplo, el almidón resistente contribuye a disminuir la resistencia a la insulina, según algunas investigaciones. Por lo tanto, el cuerpo se vuelve más eficiente para disminuir los niveles altos de azúcar. Como contra, las patatas contienen dos tipos específicos de glicoalcaloides, la solanina y chaconina. Los glicoalcaloides son componentes que, en grandes cantidades, podrán resultar tóxicos y perjudiciales para la salud digestiva.
Tortilla de patatas
Para el final toca uno de los platos más queridos de la gastronomía española, la tortilla de patata. En esta receta nos encontramos dos inconvenientes, lo primero las sustancias tóxicas que pueden contener las patatas, la solanina y chaconina, glicoalcaloides. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria concluyó en un informe publicado en agosto del año pasado, que las condiciones de almacenamiento, especialmente la luz y la temperatura, son responsables directos de un aumento de solanina, siendo la tasa de formación de glicoalcaloides en oscuridad sólo alrededor del 20% de la tasa de formación de las patatas expuestas a la luz. En el documento también especifican que, en humanos, los efectos tóxicos agudos de los glicoalcaloides de la patata provocan síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea por ingesta de 1 mg por kilo de peso corporal o más.
El siguiente ingrediente que puede acarrear problemas es el huevo, que está crudo y es el caldo de cultivo perfecto para que prolifere la salmonella, la bacteria responsable de una de las toxiinfecciones alimentaria más habituales, la salmonelosis, habitual sobre todo en verano. Por eso, se recomienda tomar algunas medidas como comprar huevos con la cáscara intacta y dejarlos en la nevera, no cascar el huevo en el borde del plato porque se podría contaminar el plato con la salmonella y no utilizar la cáscara para separar las claras.