En España tenemos la mala costumbre de llamar lechuga a una multitud de vegetales como endibias, escarolas o achicorias. Parte de culpa lo tienen la concepción de ensalada que se tiene en este país, que resulta un revuelto de distintas hojas -de distinta forma y color- complementadas por otros alimentos como fruta, carnes o frutos secos.
Una de estas hojas de colores que se suelen identificar como lechuga, son en realidad hojas de achicoria roja o radicchio, una hortaliza de sabor amargo cuyo origen está en la Europa Mediterránea (en Italia, de hecho, cuentan con la Indicación Geográfica Protegida Radicchio Rosso di Treviso) y en Asia. Ya se cultivaba en el antiguo Egipto y en algunos lugares se ha llegado a utilizar como sucedáneo del café, dejando secar sus hojas, tostándolas y triturándolas para obtener un preparado amargo similar.
En un principio, su característico amargor era una cualidad compartida con las lechugas, sólo que estás tras décadas de selección cultivar, lo perdieron. La achicoria roja se puede considerar un vegetal con efecto digestivo, gracias a su contenido en intibina, sustancia que se encuentra en otros alimentos de hoja verde como la endivia o la escarola, que tiene varios beneficios para el sistema digestivo.
Aliada del sistema digestivo
Esta sustancia es capaz de favorecer la secreción de bilis, algo que la convierte en una gran aliada para las personas con problemas en el hígado, la vesícula biliar o que padezcan de dispepsia, que se caracteriza por una sensación de ardor en el hemiabdomen superior, de forma recurrente.
Su consumo propicia digestiones ligeras y rápidas. Además, también es rica en fibra, que mejora la flora intestinal y ayuda a combatir el estreñimiento. Su fibra también contiene inulina en abundancia, componente al que se le atribuye efecto prebiótico. Tiene propiedades depurativas y diuréticas por su gran contenido en agua (90%).
También contiene mucha vitamina A, que protege la vista, mejora el aspecto del cabello y de la piel. Asimismo, este vegetal tiene bastante potasio -170 miligramos de cada 100 gramos- y minerales como magnesio y calcio -21 miligramos de cada 100 gramos.
Baja en calorías
Cada 100 gramos de achicoria roja, contienen 18 kilocalorías, por lo que son aptas en dietas para perder peso. Igualmente, "contiene otros elementos interesantes para la salud, como son los compuestos flavonoides que, por su acción antioxidante, tienen un efecto protector celular y preventivo frente a ciertas enfermedades degenerativas", explica a EL ESPAÑOL María Carmen Japaz, dietista y nutricionista.
Este alimento es ideal para las dietas de control de peso corporal por varios motivos, principalmente, según subraya la nutricionista. Aporta mucho volumen, lo que implica tener que masticar más para deglutir, lo cual le confiere un efecto saciante. Tiene también una importante cantidad de fibra dietética, fundamentalmente inulina; un sustrato ideal para las bacterias "buenas" que habitan en el intestino. Además, ayuda a controlar los niveles colesterol y glucosa en sangre, regulando el tránsito intestinal.
Incompatible con anticoagulantes
Este vegetal es rico en vitamina K, la vitamina fundamental para la coagulación sanguínea. "Por lo que los pacientes que toman anticoagulantes orales tienen que tener cuidado en no consumirla en exceso, al igual que el resto de alimentos ricos en esta vitamina", añade Japaz.
La vitamina K también es fundamental para regular los niveles de calcio en el organismo y por ello es clave para la salud de los huesos.
Antioxidantes
"Otro aspecto a destacar nutricionalmente es su contenido en antioxidantes como la luteína y la zeaxantina, que tienen la particularidad de actual a nivel ocular y ayuda a prevenir la degeneración macular asociada a la edad y las cataratas", detalla la nutricionista.
De igual modo, aporta otros antioxidantes y una importante cantidad de vitamina C, con lo cual contribuye a reforzar el sistema inmunológico y contrarrestar el estrés oxidativo y la inflamación celular.