Las uvas son una de las frutas que asociamos en España al invierno, y más concretamente a las Navidades. El motivo tiene que ver con la tradición: comer doce de ellas, al ritmo de las campanadas de Nochevieja, es fundamental para empezar bien el año. Esta misma costumbre existe en nuestro país vecino, Portugal, y algunos de América Latina, con una notable diferencia: ahí lo habitual es utilizar uvas pasas.
¿Y qué características tienen las uvas pasas? Para responder a esta pregunta, lo primero es señalar que se trata de un alimento muy nutritivo con un sabor muy dulce. Su elaboración se basa en el secado de diferentes tipos de uvas y pueden encontrarse en multitud de recetas, en especial, postres. También suele estar muy presente en la gastronomía asiática.
Tal y como señala la Fundación Española de la Nutrición (FEN), las uvas pasas son ricas en hidratos de carbono y fibra y cuentan con una cierta cantidad de calcio, fósforo, sodio y hierro. Hay que tener en cuenta que, al mismo tiempo, tiene un importante alto valor calórico, ya que con el proceso de desecación, la uva su contenido en agua se reduce, lo que genera una concentración de los nutrientes.
De esta forma, pueden hasta cuadruplicar sus calorías en relación con una ración del mismo peso de uva fresca. Así, 50 gramos de pasas, aportan alrededor de 130 calorías, 2,5 gramos de proteínas y unos 34 gramos de carbohidratos, de los cuales, 26 gramos de azúcar, 1,5 gramos de hierro y 20 miligramos de calcio.
¿Qué pasa si como pasas todos los días?
Proporciona energía. Una de las consecuencias de tomar pasas cada día es que aumenta la energía para afrontar el día. De hecho, uno de los colectivos que suele incluirlas en su dieta cotidiana es el de los deportistas. Su alto contenido en carbohidratos con un bajo índice glucémico hace que sea una forma fácil y deliciosa de agregarlos a la dieta. Esto, en última instancia, ayuda a aumentar la energía y, en consecuencia, a mejorar el rendimiento.
Adelgazar y luchar contra el colesterol. Además, con esos 50 gramos, también se aporta 1,6 de fibra, que es alrededor del 5 por ciento de la ingesta diaria recomendada. De esta cantidad, aproximadamente la mitad del total es fibra soluble, lo que ayuda a reducir el colesterol y equilibrar el azúcar en la sangre.
Gracias a esta buena proporción de fibra, puede ser útil para adelgazar, ya que ayudan al cuerpo a sentirse saciado por más tiempo con una pequeña porción. Pero no solo esto, sino que proporcionan un efecto laxante al estómago, lo que ayuda a aliviar el estreñimiento y a eliminar las toxinas.
Contra la anemia. Las pasas también son una herramienta útil para luchar contra la anemia, ya que incluirlas en la dieta ayuda a satisfacer las necesidades diarias de hierro. Aunque la mayor parte del hierro del cuerpo transporta oxígeno en los glóbulos rojos, también está presente en todas las células del cuerpo porque tiene muchas otras funciones. Entre ellas, apoya al sistema inmunológico, ayuda a producir aminoácidos y es esencial para el metabolismo.
Salud cardiovascular. No podemos olvidarnos del papel que juega el potasio, también presente en las pasas. Se trata de un mineral necesario para transportar cargas eléctricas que provocan la contracción muscular y estimulan los impulsos nerviosos. Es especialmente vital para el corazón porque regula los latidos del corazón y también ayuda a reducir la presión arterial al limitar el efecto del sodio.
De esta forma, las pasas son una sabrosa forma de ayudar a mantener en buen estado nuestro sistema cardiovascular, reduciendo los factores de riesgos de sufrir alguna enfermedad. Además, otra de los beneficios del potasio es su potencial como antiácidos, lo que ayuda a evitar molestias estomacales.
En definitiva, incluir pasas en nuestra dieta cotidiana puede resultar muy interesante para nuestro bienestar. Un puñado de ellas como picoteo entre horas es preferible a cualquier aperitivo industrial o procesado. Eso sí, siempre con moderación ya que al ser una importante fuente de azúcares, es aconsejable no tomar más de 40 o 50 gramos diarios para evitar que ese exceso acabe pasando factura en forma de aumento de peso.