La comida casera es la mejor opción para llevar un estilo de vida saludable y una dieta equilibrada. De hecho, el conocido movimiento nutricional realfooding se basa precisamente en dicha premisa: comer comida real es la clave para mejorar la alimentación. Sin embargo, en el mundo occidental un elevado porcentaje del consumo calórico del adulto medio procede de ultraprocesados, también de comidas hechas en bares o restaurantes.
Esto no significa que comer fuera sea una mala opción, sino que en la mayoría de los casos se elige el menú menos saludable, lo que supone un enorme obstáculo a una dieta equilibrada. Según apunta un reciente estudio publicado en The Journal of Nutrition, una de cada cinco calorías consumidas por un adulto estadounidense proceden de comida de restaurante y no son calorías de calidad, sino todo lo contrario.
En la investigación, un grupo de científicos de la facultad de Nutrición Friedman, de la Universidad de Tufts (EEUU), analizó las elecciones dietéticas de 35.000 adultos de Estados Unidos entre 2003 y 2016, en base a los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) del país. Sobre todo, se centraron en las elecciones a la hora de cenar, diferenciando el consumo de alimentos en restaurantes con servicio completo o bien en establecimientos de comida rápida (como hamburgueserías o pizzerías, entre otros).
Después, evaluaron la calidad nutricional de los alimentos elegidos mediante la puntuación dietética de la American Heart Association, con el objetivo de clasificar las cenas en la categoría "buena" o "mala" calidad. En dicha puntuación se tiene en cuenta principalmente el consumo de frutas, verduras, pescados o mariscos, granos integrales, sodio y bebidas azucaradas; también se evalúa el consumo de frutos secos, semillas, legumbres, carne procesada y grasas saturadas como forma de puntuación secundaria.
Según el estudio, el 70% de las comidas consumidas por los estadounidenses en restaurantes de comida rápida fue de mala calidad entre los años 2015 y 2016; en los años 2003 y 2004 este porcentaje ascendió hasta el 75%. Así mismo, en cuanto a los restaurantes con servicio completo, alrededor del 50% de los alimentos servidos fueron de mala calidad nutricional, un porcentaje que se mantuvo estable a lo largo del periodo del estudio.
Alimentación y recursos económicos
En general, los autores tan solo encontraron un 0.1% de comidas con una buena calidad nutricional. "Nuestros hallazgos sugieren que cenar fuera es un factor de riesgo para consumir comida poco saludable en la mayor parte de los casos. La calidad nutricional de dichas comidas debería ser una prioridad tanto en los restaurantes con servicio completo como en los establecimientos de comida rápida", apunta Dariush Mozaffarian, autor principal del estudio y decano de la Facultad Friedman.
"Al mismo tiempo que se deberían reducir las disparidades para que todos los estadounidenses puedan disfrutar del placer de una comida que a su vez sería saludable para ellos", añade Mozaffarian. Los autores detectaron que algunos grupos de individuos comían de forma más saludable respecto a otros grupos, aunque todos comiesen fuera de sus casas.
Por ejemplo, los individuos blancos no hispanos y los individuos mexicoamericanos comían de forma más saludable de media en restaurantes de comida rápida, pero los individuos de raza negra tendían a consumir alimentos con peor calidad nutricional en los mismos establecimientos. Así mismo, la proporción de comidas rápidas de baja calidad se redujo desde un 74% a un 60% en los individuos con titulaciones universitarias, pero se mantuvo en un 76% en aquellas personas sin una titulación de estudios secundarios.
También se analizó la dependencia que tuvieron los estadounidenses respecto al consumo de alimentos fuera de casa. En total, las comidas fuera de casa representaron el 21% de la ingesta calórica total. Así mismo, los restaurantes de servicio completo representaron el 9% de las calorías consumidas, mientras que los establecimientos de comida rápida representaron el 12% del total de las calorías. Por su parte, los desayunos basados en comida rápida aumentaron de un 4% a un 8% durante el periodo de estudio.
Con todos estos datos, los autores sugieren una serie de mejoras respecto a las comidas de restaurantes y establecimientos de comida rápida: agregar más granos enteros, más pescado, frutos secos y legumbres, priorizar verduras y frutas, y reducir la cantidad de sal. Como recuerdan los investigadores, la mala alimentación es la principal causa de problemas de salud en EEUU.