Cada vez son más los trabajos que aconsejan reducir el consumo de carne en general, sea del tipo que sea, en favor de los alimentos de origen vegetal. Habitualmente dichos estudios suelen culpar al tipo de grasa de los alimentos de origen animal, la saturada, que se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. En los alimentos de origen vegetal, por el contrario, las grasas que suelen encontrarse en su mayor parte son mono y poliinsaturadas.
Sin embargo, los alimentos de origen animal suelen tener a su favor su elevada densidad proteica, siendo estas proteínas de alto valor biológico, en comparación a los alimentos de origen vegetal. Pero, aún así, este no sería suficiente motivo como para considerar las proteínas vegetales como "inferiores" a las proteínas animales.
En su conjunto, y teniendo en cuenta múltiples factores, la conclusión final sería que es más rentable para la salud el consumo de proteínas vegetales y no de animales.
Estudios no causales
Aunque, como suele pasar en la mayoría de las ocasiones, los estudios respecto a los beneficios de la proteína vegetal sobre la animal solo son correlaciones y no causalidades, la realidad es que poco a poco van aumentando dichas relaciones.
Dichos estudios no afirman que no haya que consumir carne, pero sí aseguran que existe una clara relación entre la carne en general, sobre todo la carne roja y la carne procesada, con las enfermedades cardiovasculares y el riesgo de muerte por cualquier causa.
En general, sin una restricción clara, los estudios aseguran que menos carne es mejor para la salud, a cambio de sustituir sus proteínas animales por proteínas vegetales, claro.
Las razones son múltiples, pero en general la proteína vegetal suele acompañarse de más nutrientes y más fibra, a pesar de que no suelen poseer todos los aminoácidos esenciales, a menos que se combinen proteínas vegetales de diferentes orígenes.
Sí, es cierto que la carne suele acompañarse de todos los aminoácidos esenciales, además de vitaminas del grupo B, incluyendo la importantísima vitamina B12, y otras como las vitaminas A y K. Pero, si se cambia la proteína animal por proteína vegetal de diversos orígenes, como frutos secos, semillas y legumbres, el resultado es similar. La única y conocida diferencia sería la vitamina B12, que debería obtenerse o bien de cereales fortificados o bien de suplementos externos.
Así mismo, cabe recordar que la proteína vegetal no solo puede igualar la densidad nutricional de la proteína animal, sino que además también contiene fibra,más nutrientes en general con el mismo peso, y menor densidad calórica.
Los consumidores tienen mejores hábitos
Si se compara a los consumidores de proteína animal con los de proteína vegetal, como hizo un estudio publicado en la revista JAMA en 2016, la conclusión es que existe una clara y significativa relación del consumo de este tipo de proteínas con una disminución de la mortalidad en general y que se observó un aumento de la esperanza de vida entre aquellos que suelen alimentarse mayormente de plantas. Los resultados se mantenían incluso tras tener en cuenta diversos factores como el nivel socioeconómico, el peso y el ejercicio físico.
En general, los consumidores de proteína vegetal suelen tener menos enfermedades cardiovasculares y menos cáncer. Existen muchos factores a tener en cuenta para que se produzcan estas asociaciones, pero algunos expertos sospechan que los consumidores de proteína vegetal suelen consultar más a su médico de referencia, viven en lugares más tranquilos y se exponen menos a la contaminación. Sin embargo, la mayoría de los metaanálisis sugieren que los factores de estilo de vida no serían suficientes para explicar la relación entre proteína vegetal y la mayor esperanza de vida con mejor salud a lo largo de los años.
Otras circunstancias a tener en cuenta incluirían el mencionado hecho de que la carne contiene más grasas saturadas. De hecho, dicha grasa suele otorgar a la carne su sabor, pero a su vez ha demostrado aumentar el riesgo de acabar sufriendo un infarto, algo que a lo largo de los años haría poco rentable abusar de la carne en general.
Finalmente, está el caso de la carne procesada, la cual está bajo el punto de mira de la Organización Mundial de la Salud, dado que ha sido declarada como potencialmente cancerígena. La carne roja no procesada, por su parte, no se incluiría en tal grupo. Aún así, las recomendaciones actuales siguen sugiriendo que no se debe abusar de la carne roja, aunque sea no procesada.
Así pues, en su conjunto, existirían muchas razones para afirmar que es beneficioso consumir más proteínas vegetales que proteínas animales, aunque eso no significa que se deba restringir total y absolutamente la carne del menú diario. La clave es el equilibrio y la moderación, teniendo en cuenta tanto el disfrute de la comida como la salud del organismo a largo plazo.