Las marcas blancas son para algunos consumidores un universo insondable en el que a menudo se encuentran chollos de una calidad más que notable a un precio mucho más reducido de lo habitual. De hecho, son muchas las personas que eligen un supermercado u otro en función de si tienen que comprar hummus, salmorejo o yogures griegos, por ejemplo. En los últimos tiempos, un lácteo con gran tradición en Islandia está triunfando en España gracias al boca-oreja: el skyr de Lidl, que se comercializa a través de la marca Milbona y acumula alabanzas en redes sociales y hasta en foros como Forocoches.
El skyr es un producto que se asemeja a un yogur griego por su apariencia, textura y algunos de los ingredientes que incluye, como los cultivos microbianos. Sin embargo, a diferencia del yogur, el skyr incluye cuajo, un ingrediente que lo convierte realmente en un preparado de queso fresco. Se trata de un alimento rico en proteínas, elaborado con leche desnatada y cuyo contenido en grasa, por lo tanto, es mínimo. De ahí que su consumo se haya popularizado entre deportistas -en el fitness sobre todo- y que algunos nutricionistas lo recomienden en dietas de adelgazamiento por la saciedad que aporta.
Pero, ¿realmente se trata de un producto saludable? "Lo primero que debemos saber es que el skyr no es nada nuevo. Es un lácteo ampliamente utilizado en la zona de Islandia", confirma el dietista-nutricionista Daniel Ursúa, autor del blog de divulgación Nutrihabits. "Respecto a si es saludable o no, pasa como con el yogur: depende. Depende de nuestro patrón general de vida en cuanto a alimentación y ejercicio y depende también de con qué lo acompañemos", explica el especialista.
La compañía alemana de supermercados comercializa el skyr a través de distintas variedades: natural, de sabores, con fruta e incluso líquido. Según Ursúa, la mejor elección es aquella que contiene una menor cantidad de azúcar añadido. Es decir, el skyr que se parece en mayor medida al original islandés, el natural. "El consejo, al igual que con los yogures, es elegir el natural y añadir nosotros la fruta y los toppings saludables que queramos", advierte Ursúa.
Rico en proteínas
En principio, que un yogur sea rico en grasa no tiene por qué ser un problema. De hecho, los yogures griegos que también comercializa Lidl -otro de sus productos estrella- incluyen hasta 10 gramos de este macronutriente por cada 100 gramos de producto. Según la información nutricional que podemos encontrar en la etiqueta del skyr de Lidl, este alimento tradicional del norte de Europa tiene cuatro gramos de hidratos de carbono, apenas 0,2 gramos de grasa, y 11 gramos de proteínas, una cantidad nada desdeñable para un lácteo si tenemos en cuenta, por ejemplo, que la carne roja tiene alrededor 26 gramos de proteínas.
"La presencia de grasa no tiene por qué ser perjudicial. De hecho, en el caso de los yogures, la recomendación es tomar siempre el natural entero no azucarado, puesto que los nutrientes presentes en esta grasa compensan con creces el aporte calórico que supone", explica Ursúa.
El yogur -el natural y el griego sobre todo- es un producto al que tradicionalmente se le ha atribuido numerosos beneficios para la salud. Estos van desde la reducción del riesgo de padecer diabetes tipo 2 (en el contexto de una dieta saludable) hasta la protección contra el sobrepeso. "Se ha visto que los probióticos que contiene [el yogur] pueden ser bastante beneficiosos para la flora intestinal, aunque no la cambian totalmente. [...] Lo que está claro es que este efecto beneficioso se pierde si se utiliza el yogur para sustituir la fruta", asegura el epidemiólogo de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez-González en su libro Salud a ciencia cierta (Planeta).
Si tenemos en cuenta que el skyr también se elabora con bichos buenos como los utilizados en el yogur -el Lactobacilus bulgaricus y el Streptococcus thermophilus-, ¿podríamos extender sus bondades a este producto? Afirmar algo así podría ser precipitado debido a que no existen demasiados estudios sobre este lácteo. Sin embargo, el hecho de incorporar cultivos microbianos saludables hace de ambos una buena elección. "Tanto el yogur como el skyr son alimentos probióticos. Tienen microbios interesantes para nuestra microbiota intestinal", confirma Daniel Ursúa, que también matiza que "tampoco podemos asociar a estos productos propiedades milagrosas". "Son saludables y beneficiosos para nuestra microbiota, pero no suplen la necesidad de llevar un estilo de vida saludable", finaliza.