La gran escritora Julia Navarro, en su último libro "Una historia compartida", aventura una tesis, a mi juicio irrefutable, de que las pioneras del feminismo auténtico fueron monjas. Y apoya esta sorprendente afirmación, en monjas, incluso santas como Teresa de Jesús y sor Inés de la Cruz que a través de su vida conventual, revolucionaron el mundo femenino y desarrollaron un profundo cambio del papel de la mujer hace ya muchos años.
Julia Navarro, citando al escritor mexicano Octavio Paz, que afirma que "si quieres pensar métete monja", hace, desde su antiguo anticlericalismo, una encendida defensa y elogio de las monjas en su conjunto y, muy especialmente, de aquellas escritoras como Teresa de Jesús y Juana Inés de la Cruz que escribieron obras insignes de la literatura castellana, en unos conventos con un régimen de vida muy abierto y comunicativo.
En efecto, en aquellos conventos se recibían visitas, se celebraban reuniones y se trataban de todo aquello relacionado con la cultura y no solo con la espiritualidad que también. Tanto es así que a Santa Teresa se le atribuyeron diversas amistades masculinas aunque la mas intensa fue sin duda la del también abulense de Fontiveros San Juan de la Cruz, con quien compartió profundos intercambios místicos y espirituales.
Pero el libro de Julia Navarro, pone en evidencia que el feminismo, al menos el nuestro, nació desde luego en aquel siglo XVI, que como “ edad de oro”, quedó plasmado por tan insignes escritoras profesas, que llevadas por sus profundas creencias, defendieron el ser u año, empezando por los más necesitados en una loable búsqueda de igualdad. Por ello, como cuenta Julia Navarro, en Teresa de Avila “se da una dualidad, la mundana y la mística, y es imposible separar la una de la otra”.
Quizá, para nuestras feministas de ahora, resulte un disparate decirles que nuestras primeras feministas nacieron en conventos huyendo de su obligado papel de esposas y madres que la sociedad les asignaba y así poder ser libres de pensamiento y de plasmarlo en sus creaciones como Teresa de Avila. Seguro que a estas feministas les parecerá una aberración, pero fue así.
La famosa 'Pasionaria', diputada en nuestras Cortes Constituyentes por el partido comunista decía en el 36: “hijos si, maridos no”, una posición intermedia con nuestras místicas del siglo XVI. Hoy, gracias a la ciencia se tienen hijos sin marido. Un avance que verían con buenos ojos nuestras avanzadas carmelitas.