‘Los Comuneros de Castilla’ viven su revolución en las Cortes
El cuadro, cedido en depósito por el Museo Nacional del Prado, quedará expuesto en el vestíbulo principal donde se llevarán a cabo los trabajos de restauración
24 junio, 2022 12:44Noticias relacionadas
En el marco de las últimas actividades planteadas en el año del “Quinto Centenario de las Comunidades”, la sede de las Cortes de Castilla y León acogerá los trabajos de restauración del cuadro ‘Los Comuneros de Castilla’, obra que Joan Planella y Rodríguez pintó en 1877, y con la que obtuvo una medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año.
Se trata de un cuadro de grandes dimensiones (468 x 757 cm). El cuadro fue adquirido al autor en 4.000 pesetas con destino al Museo del Prado. Depositado por Real Orden de 18/11/1887 en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. En 1906 pasa al Ayuntamiento de Barcelona y de allí, en fecha desconocida, al Museo de Arte de Cataluña, en donde estuvo hasta que se levantó definitivamente su depósito por Orden Ministerial de 15/12/1986.
El cuadro representa la partida de una expedición hacia el campo de batalla, posiblemente capitaneada por Juan de Padilla y Antonio de Acuña, en el transcurso de la Guerra de las Comunidades de Castilla, a comienzos del reinado de Carlos I, entre 1520 y 1521. La restauración que hoy da comienzo es necesaria ya que en el pasado la obra se desmontó de su bastidor y se enruló en condiciones que no ayudaron a su conservación. Durante largo tiempo ha permanecido enrulado sobre sí mismo sin una estructura interior. Cuando en 1986 ingresa en el Museo Nacional del Prado, se protegió la capa pictórica con un empapelado de papel japonés y cola de conejo.
Labores de restauración
El proceso de restauración durará cerca de un año. Para ello se procederá en primer lugar al desenrulado sobre una superficie plana de paneles de madera, ubicada en el hall principal de la sede de las Cortes de Castilla y León. Una primera labor consistirá en la fijación de la capa pictórica y la eliminación de los pinzamientos y las deformaciones de la tela, cuyo reverso se limpiará y se reforzará para evitar posibles desgarros. Se dispondrán bandas de tensión y un reentelado flotante, justo antes de colocar el lienzo en un nuevo bastidor que se fabricará para ello.
Tras la eliminación del empapelado de protección y de los restos de cola, se limpiará la capa pictórica, se regenerarán los pasmados del barniz y se procederá al estucado de toda la obra. La fase final consistirá en una reintegración de la pintura con acuarela, un barnizado a brocha y una reintegración cromática final con un posible ajuste de barniz a espray. El proceso de restauración será supervisado por Lucía Martínez, restauradora del Museo Nacional del Prado.