España vivía este jueves un día histórico. Después de 44 años de anomalía democrática, nuestro país dejaba de ser la única democracia europea que seguía teniendo los restos de un dictador en un mausoleo estatal, que a la par había sido construido por presos políticos.
Tras meses de demora debido a los distintos recursos de la familia, Francisco Franco salía por fin del Valle de los Caídos para reposar junto a los restos de su esposa, Carmen Polo, en un cementerio de Mingorrubio.
Se mostró más los vítores de los franquistas que los testimonios de las víctimas
Era por tanto un día en el que los medios de comunicación tenían la responsabilidad de estar a la altura de la situación y no convertir la exhumación de un dictador en un show televisivo, sino intentar visibilizar los testimonios de las víctimas del genocida en la medida de lo posible.
Cuando hace unos días preguntaba a Gonzo que sentía cada vez que en televisión se le da más voz a los franquistas que a sus víctimas, el periodista contestaba que “por cada descerebrado que hable, hay que trabajar más para que los afectados también puedan hablar”.
Nada más lejos de la realidad. La sensación al final de la jornada es que se mostró más la indignación de la familia de Franco o la de los cuatro franquistas -nostálgicos del régimen, según les definen ahora- que se agolpaban a las puertas del cementerio, que el testimonio de las víctimas.
El colmo ya de la vergüenza fue ver a un chino franquista diciendo estupideces y coreando vítores al dictador. El show, el reality, por encima del periodismo. Y, mientras, los miles de perseguidos, encarcelados o torturados por el franquismo, prácticamente olvidados.
De Ian Gibson a Eduardo Inda
Y como ejemplo de todo, las palabras del responsable de comunicación del PCE, Sergio Mesa Galván, contando que desde laSexta Noticias se les había propuesto organizar un brindis con militantes del partido. “Lo justo sería sacar a militantes del movimiento de la Memoria Democrática que llevan décadas trabajando para que ocurran cosas como la #ExhumaciónFranco”, escribió.
No obstante, dentro de las coberturas de las televisiones hubo bastante diferencias. Y es que no es lo mismo que La 1 y laSexta sentaran en las mesas de análisis de Los Desayunos y Al rojo vivo a historiadores como Gutmaro Gómez Bravo o Ian Gibson, respectivamente, a que Telecinco tuviera a nada más y nada menos que Eduardo Inda.
Y evidentemente no es lo mismo que Xabier Fortes entrevistara a primera hora de la mañana a Nicolás Sánchez-Albornoz, quién estuvo preso y se fugó del Valle de los Caídos, a que Ana Rosa Quintana y Susanna Griso le siguieran dando pábulo a la impresentable de Pilar Gutiérrez, la mujer que se declara la mujer más franquista de España.
¿Tan difícil era que en cinco horas de directo tanto Espejo Público como El programa de Ana Rosa hubieran encontrado algo más que un mínimo testimonio de una víctima para que no quedara tan diluido entre tanta exaltación franquista? ¿No tuvieron tiempo para montar una pieza como la de Al rojo vivo en la que recordar a las víctimas? Sólo ellos sabrán contestarse.