La escasez de hechos noticiables en verano hace que los medios convirtamos en noticia cualquier nimiedad. De ahí que no me haya extrañado que, tras la decisión del Gobierno de exhumar al dictador Francisco Franco, las televisiones se hayan lanzado a entrevistar a franquistas dado los momentos televisivos que han protagonizado con llamativas declaraciones o espantadas en directo.
Sin embargo, una vez que ya han conseguido ridiculizarles gracias a las estupideces que sueltan por su boca y convertirlos poco más que en personajes freak a la altura de Paco Porras, Tamara o Toni Genil -incluso se rumorea que la franquista Pilar Gutiérrez podría entrar en GH VIP-, ya va siendo hora de dejar de contar con ellos en la pequeña pantalla.
Y es que, aunque para muchos de nosotros lo que dicen no son más que gilipolleces que no aportan ningún valor y que representan a una parte reducida de la población, se corre el peligro de un blanqueamiento del franquismo.
No es de recibo que a este tipo de impresentables se les ponga un púlpito diario en televisión -principalmente en Espejo Público y El programa de verano- para que sigan negando el genocidio que sufrió nuestro país o insultando a las víctimas de un dictador.
La labor de El Intermedio
Un tiempo televisivo que bien podría dedicarse a dar voz a los testimonios de las víctimas o familiares de víctimas del franquismo, que sí son muchas más numerosas que las de estos fascistas residuales.
Entrevistas como así ha hecho Gonzo en El Intermedio durante los últimos meses, que nos acercó la historia de Ascensión Mendieta y sus duros años de lucha para lograr enterrar dignamente a su padre tras haber sido fusilado por el franquismo y arrojado en una fosa común.
Está claro que un payaso franquista con sus lunáticas declaraciones puede aportar más décimas de audiencia que el testimonio de una víctima del franquismo. Pero no todo vale por el dato. Los medios tienen una responsabilidad. Y esa pasa por no seguir contribuyendo a humillar a las víctimas de un fascista.