¿Salir o no salir del armario en televisión?
Asisto atónito desde hace unas semanas al caso de Markus en ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Desde el primer momento en el que apareció en pantalla, muchos fueron los espectadores que se sorprendieron al ver que el joven gallego buscaba novia.
¿El motivo? Al parecer, Maaaarkuuuus mantiene una relación sentimental con otro chico modelo, también gallego, desde hace muchos años y que no la han escondido hasta la emisión del programa.
Puede ser que Markus sea bisexual, que haya pasado por un campamento de cura gay, o que simplemente haya sido tan tonto como para pensar que tenía más opciones de triunfar en televisión haciendo de ‘machito’.
Quizá Markus ha sido tan tonto como para pensar que tenía más opciones de triunfar en televisión haciendo de ‘machito’
Y digo tonto porque aunque si bien es cierto que el éxito de ¿QQCCMH? radica en su humor delirante -e incluso diría que inteligente-, porque lo único que ha conseguido es parecer más ridículo y estúpido que sus compañeros.
Todos sabemos que el sentido del programa en muchas ocasiones es el de ridiculizar. No es ninguna novedad. También lo saben sus protagonistas, que lo toleran conscientes del juego en el que han entrado. Todos ganamos. Unos ganan la fama; la productora y la cadena, un programa redondo; y los espectadores horas y rosas de risa.
Pero en este caso, algo falla. La ficción de Markus, su mentira, parece demasiado real. Y es ahí donde el espectador muestra su rechazo. Se aburre. Todos aceptamos la mentira consentida. Es parte de la diversión. Pero la hipocresía, no.
De ahí que surjan algunas dudas. ¿Conocía la productora la orientación del joven pero decidieron seguir adelante por el juego que podía dar en pantalla? ¿Intentó engañar Markus a la productora y al final ha sido la productora la que se ha vengado? Que sus historias vayan acompañadas de música gai puede dar algunas pistas.
Demasiada corrección
No obstante, el caso de Markus no es único en televisión. Ejemplos hay por docenas. Respetables todos.No vamos a ser nosotros los que pongamos etiquetas o saquemos del armario a nadie.
Pero lo que no entienden muchos es que esa ‘falsedad’ afecta también a su credibilidad, y más en casos donde su orientación es algo más que un rumor dentro del sector. Resulta extraño que ellos, que deberían conocer el medio mejor que nadie, no sepan que una de las claves para triunfar en televisión es la naturalidad.
En muchos casos, esos esfuerzos por mantenerse en un armario se trasladan a su imagen y credibilidad como presentadores. El espectador no se los cree. Detesta los excesos de corrección y buenas poses.
Nada que ver con gente como Jesús Vázquez y Jorge Javier Vázquez, a quienes su sinceridad y valentía les ha beneficiado. ¿Apostamos a que Sandro tendrá mucho más recorrido en televisión que Maaarkuuus?