En Tel Aviv ya se respira a Eurovisión. Las máquinas trabajan a destajo en el Parque Charles Clore para albergar la Eurovisión Village, el principal centro de actividades paralelas al festival; mientras que los obreros empiezan a montar el escenario en el Centro Internacional de Convenciones.
Los objetivos están claros: aprovechar sus fantásticas playas, su notable vida nocturna y su rica gastronomía para hacer de esta edición una de las mejores que se recuerden pero, sobre todo, cambiar la imagen que se tiene de ellos en Europa.
En el horizonte, sin embargo, está el boicot solicitado por un centener a artistas entre los que se encuentra, entre otros, entre otros, por Roger Waters, cofundador de Pink Floyd, o el director de cine, Ken Loach, por “la grave violación de los derechos humanos que vive el país”.
¿Qué podemos hacer si el grupo islandés comienza a maldecir en medio de la canción?
Algo de lo que son muy conscientes en el país. “Es cierto que hay una situación bastante especial este año en Israel. Esta edición se ha convertido en una de las ediciones más políticas de todos los tiempos ya que ha habido gente que han intentado boicotear esta edición y han tratado de convencer a algunos países de no venir a Israel, presionando a las cadenas y en los gobiernos”, explica Yigal Ravid, un conocido presentador israelí que ya se hizo cargo de presentar el Festival de 1999 celebrado en Jerusalén, durante un encuentro con periodistas organizados por la EIPA en Tel Aviv al que asistió BLUPER.
“Sin embargo, no lo han conseguido. Todos los países han confirmado su participación”, añade Ravid, que actualmente ya no trabaja para la KAN, la radiotelevisión pública israelí. “Pero tenemos un problema grave: el grupo de Islandia. Ellos creen que Eurovisión no se debe celebrar en Israel. Sin embargo, participaron en la preselección y... ganaron. Eso sí, indicaron que, si ganaban, irían a Israel a actuar y protestar contra las políticas de Israel en los territorios ocupados”.
“Pensaron que era divertido hacerle esto al primer ministro Netanyahu. Pero esto no es un chiste. Esto es serio. Ya tenemos suficientes problemas aquí con la seguridad y para asegurar el proyecto y el tema de la financiación que no tiene nada que ver con países extranjeros, sino la relación entre la radiotelevisión y el gobierno”, recuerda el periodista.
“Si recordáis el año pasado, alguien boicoteó la actuación de Reino Unido. La seguridad rápidamente lo sacó del escenario. Nosotros queremos hacer eso. Esto no es como el fútbol donde hay reglas y castigos. Pero, ¿qué puedes hacer si el grupo islandés comienza a maldecir en medio de la canción? Esperamos que vayamos a operar de alguna manera. Todos estamos haciendo lo mejor que podemos hacer”, explica.
Una oportunidad para ser visibles
No piensan igual, sin embargo, en OGAE Israel, la principal asociación de eurofans del país. “Yo creo que es una oportunidad que los islandeses vengan y les enseñemos lo grande que es realmente Israel. Otros países también tienen problemas políticos y enfrentamientos por territorios. Yo veo las noticias y veo cómo los medios de comunicación quieren que tengamos una imagen. Y ahora es una oportunidad de demostrar cómo es realmente Israel”, explica una de sus miembros, Moran Taranto-Maler.
“Me gustaría pensar en nosotros como parte de Europa, pero no estamos seguros de si están interesados en nosotros como parte del continente en la Comunidad Europea del Año”, explica el presidente de la asociación, Daniel Dunkelman. "Sabemos que somos mejores que la imagen que presentan de nosotros fuera. La única cosa que se sabe de Israel es que hay guerras y camellos. Parece que es la noción general”.
La única cosa que se sabe de Israel es que hay guerras y camellos
Por ello, cree que Eurovisión “es una oportunidad para ser visibles. Sabemos que somos un país pequeño de la parte este del mediterráneo que tiene algunos lazos con la cultura europea. Por lo que nos sentimos como parte de Europa. Para nosotros Eurovisión es una plataforma para demostrar algo diferente, que somos una nación muy musical. Eurovisión es música, es cultura, es una forma de encontrarse con gente. Es la mejor manera para nosotros para entrar en el corazón de la gente”.
En este sentido, otros de los miembros de la asociación recuerda lo importante que fue la victoria de Dana Internacional en el año 98 no sólo para Israel sino la comunidad LGTBIQ. “Aquello significó mucho para nosotros. Nos enseñó que está bien ser diferentes y, en mi caso, me hizo aprender ser un hombre gay en un país como Israel y en una ciudad como Tel Aviv”, explica Aharon Zvulun.
La falta de fondos
El otro gran problema de esta edición es la falta de fondos. Y es que, por primera vez, las administraciones públicas del país no han ayudado a la televisión pública para financiar la producción del espectáculo. “Nos han concedido un préstamo que tenemos que devolver”, explican desde la KAN durante la vista al Centro Internacional de Convenciones de Tel Aviv.
A todo ello hay que sumar que el Centro Internacional de Convenciones de Tel Aviv no tendrá tanta capacidad como otras ediciones y el público solo podrá disponer de unas 7.300 entradas en el recinto. No obstante, un gran parte de ellas serán para la Green Room, que esta edición se encontrará en un pabellón paralelo.
De ahí que el precio de las entradas este año sea más elevado que en ediciones anteriores. “Los precios de las entradas son algo elevados sobre todo para la final porque no hemos recibido ayuda financiera del Gobierno ni de nadie. Por tanto es una forma de recuperar la inversión. Las entradas de las semifinales serán más baratas”.
Como ya informamos hace una semanas, los precios de la final de 2019, que se celebrará el 18 de mayo, oscilarán entre los 281 y los 488 euros, mientras que los de sus ensayos oscilan entre 122 y 305 euros. En cuanto a lo que se refiere a las semifinales, los precios de las entradas que han salido a la venta oscilan entre 183 y 305 euros y para los ensayos entre 85 euros y 220 euros.
Lo positivo de todo será, no obstante, que el escenario se verá bien desde cualquier punto de las gradas, como ha podido comprobar este diario en persona. Para hacerse una idea: el pabellón donde tendrá lugar el evento es tres veces más pequeño que el Altice Arena de Lisboa.
Voces contrarias a Madonna
Para lo que sí han conseguido financiación en la KAN es para que Madonna actúe en el intervalo de la final. Eso sí, será gracias a la contribución del multimillonario israelí-canadiense, Sylvan Adams, que desembolsará hasta un millón de dólares para que la Reina del Pop esté presente en Tel Aviv.
Una presencia que no ha sido bien vista por algunos artistas del país como Idan Raichel, un cantante israelí conocido por su fusión del jazz, la electrónica y la música tradicional etíope y sefardí.
Raichel, conocido por defender los puntos de vista de Israel, defiende que está muy bien contar como una artista como Madonna en Eurovisión pero que “ésta era una oportunidad para enseñar al mundo su música y a artistas del país”.