El pasado mes de mayo, Nemo ganó Eurovisión en representación de la televisión de Suiza, con el tema The code. Una canción que reflejaba, en parte, su propia historia como persona no binaria, que ha roto el código establecido. Por este triunfo, Suiza tenía el privilegio de organizar Eurovisón 2025, y hay hasta cuatro ciudades que desean ser la sede del certamen: Zúrich, Ginebra, Berna y Basilea.
Sin embargo, no todos los suizos parecen estar de acuerdo en la celebración de este evento. Y es que hay partidos de derechas que intentan que Eurovisión no se lleve a cabo en suelo suizo, debido a que creen que el festival “celebra el satanismo y el ocultismo”. En este mismo sentido, Unión Democrática Federal de Suiza (EDU) y el Partido Popular Suizo (o Unión Democrática de Centro) quieren que se haga una votación para decidir si Eurovisión se celebra allí o no.
Para EDU, Eurovisión es “una espantosa ocasión propagandística” y criticó que Suiza pueda ser anfitrión. Hay que destacar que este país centroeuropeo acogió la primera edición de Eurovisión en 1956, que se organizó en Lugano. Y también celebró Eurovisión en 1989, tras el triunfo de Céline Dion, la artista canadiense que representó a la televisión suiza en aquella ocasión. “Un país que proporciona un escenario a tan repugnante basura no elevará su imagen, sino que simplemente mostrará su propia decadencia intelectual”, ha escrito también este partido en redes.
El político de esta formación, Samuel Kullmann fue más allá en declaraciones a una radio suiza, porque para él hay una preocupación por el aumento de la “celebración, o al menos tolerancia, del satanismo y el ocultismo” en Eurovisión. “Cada vez más artistas presentan mensajes abiertamente ocultistas y los subrayan con sus respectivos símbolos”, aseguró.
Unas palabras que pueden ir dirigidas hacia la imagen y la puesta en escena de Bambie Thug, representante de Irlanda, que llevaba una corona de espinas y que parecía realizar un encantamiento mientras defendía su tema.
“Hechizos y magia negra”
En una entrevista para RTÉ, la cadena pública irlandesa, precisamente Thug se quejó públicamente sobre las palabras que lanzaron los comentaristas de la cadena israelí KAN en el momento que emitieron su actuación en la primera semifinal. Aparentemente, lanzaron impresiones irónicas sobre su puesta en escena y su tema, Doomsday Blue.
“Habrá muchos hechizos, magia negra y ropa oscura, así como también símbolos satánicos y muñecos vudú. Vamos, como en la Cats Square de Jerusalén a mediados de los 90”, expresaba el comentarista, recordando cómo la capital hebra fue epicentro de la vida nocturna israelí y sinónimo de la cultura gótica. Ahora bien, también señaló que la canción provocó “polémica” en Irlanda y que hubo peticiones a la RTÉ para descalificar el tema.
Las acusaciones de satanismo a Eurovisión no son nuevas. Y se puede recordar el caso de Lordi, ganadores en 2007 con el tema Hard Rock Hallelujah. Ellos mismos tuvieron que defenderse de las acusaciones: “En Finlandia, que han dicho cosas como que comemos bebés para la Navidad, siempre que aparecemos en público, la gente hace todo lo posible por ignorarnos. No somos satanistas. No somos adoradores del diablo. Esto es sólo entretenimiento. Debajo de la máscara monstruosa hay un tipo normal y aburrido, que pasea a los perros, va al supermercado, mira DVD y come dulces. Realmente no quieres verlo”.