Cuéntame cómo pasó se ha plantado ya en 2001, año en el que comenzó a emitirse en La 1. Y casi no nos hemos dado cuenta aunque hayan pasado 22 años porque la vida pasa. Vuela. Choca muchísimo ver cómo los Alcántara atienden la narración de Ana Blanco en La 1 de los atentados contra las Torres Gemelas de aquel 11 de septiembre. Y también a la reina Letizia informando en el Telediario sobre el paso de la peseta al euro.
Pero el capítulo 412, Herminia. El legado, confirma que el personaje de María Galiana está siendo la gran protagonista de la última temporada de la serie. La abuela de la familia (y de toda España) nos deja el valiosísimo aprendizaje de que no hay que tener miedo a morir, sino a no saber vivir y no ser feliz. Porque, ¿de qué sirve vivir muchos años si no eres capaz de exprimir la vida?
Herminia nos invita a reflexionar sobre una muerte digna. Ya lo vimos en capítulos anteriores, cuando hablaba con su nieta María. "A lo largo de tu carrera vas a ver mucha gente morirse, incluida yo", le decía. Tan importante es saber que la muerte forma parte de la vida, como dejar que ese ser querido -hay casos y casos, por supuesto- se vaya en paz cuando toca por ley de vida, por mucho que cueste. El capítulo es triste, pero a la vez hace que uno se reconcilie consigo mismo y recuerde con cariño a esas personas que ya no están, como hacen con Desi, Valentina o Cervan. Qué homenaje tan bonito.
Así se lo hace saber Herminia a su hija Mercedes cuando esta descubre que ha dejado de tomarse las pastillas. "Yo tengo ya muchos y he vivido todo lo que tenía que vivir. Creo que ya va siendo el momento de marcharse. El cuerpo me pide tierra", le dice. "Quiero decidir cuando me voy y no que lo decida el médico. A mi edad, lo normal es morirse en un hospital, enchufada de cables, la cabeza ida... Yo no quiero eso, ni para mí, ni para los míos".
Mercedes no llega a comprender la razón por la que su madre parece que ha tirado la toalla, pero Antonio, cómplice de su suegra, se lo explica muy bien. "Hay que aceptarlo. No nos queda más remedio", asegura insistiendo en que no pueden hacer nada porque la decisión de dejar de tomar la medicación es sólo de Herminia. "Tu madre es una mujer sabía. Lo ha sido toda la vida y lo será hasta el final", añade Antonio.
"Mi madre no se va a morir", replica su Milano, a lo que él asiente: "Se irá, como nos iremos todos. Lo que hay que hacer ahora es disfrutarla y hacer que se sienta feliz el tiempo que le queda. Que no sufra y que no tenga miedo. Como se moría la gente antes cuando le llegaba su hora. Así. Sin hospitales, ni tubos, ni mierdas. Con dignidad, Merche. Como quiero morirme yo, pisando la tierra y oliendo este aire". Como así pasará. Antonio sabe que el momento de dejar ir a su madre es el "más difícil" para Mercedes, pero le recuerda que "tenemos unos hijos y unos nietos" y que "ojalá nos quieran a nosotros tanto como nosotros queremos a tu madre".
Mercedes acaba encajando la decisión de su madre, que le pide dos cosas: quedarse en Sagrillas el tiempo que le quede y que llame "al niño", o sea, a Carlos. Lo cierto es que todo esto sucede en mitad de la boda de María con Jorge que, lógicamente, no podría acabar bien tratándose de los Alcántara, y es que la Guardia Civil acaba deteniendo a Paquita por varios delitos.
A lo largo de la celebración, Herminia se va 'despidiendo' de todos sus nietos y bisnietos. Todos tienen ese ratito con ella y a todos les hace sentirse bien, aunque no se corta en decirles las verdades. A Toni le hace ver que lo primero en su vida es su trabajo y no su familia, de ahí que luego le diga a su hijo Santi que él y su hermana Sol son lo más importante, pero que "si algún día no lo parece", que se lo haga saber. Y qué moderna es cuando su bisnieto le presenta a Beltrán. "Su amigo no, será su novio".
A María le da otra lección: "El amor es lo mejor del mundo, pero debe empezar siempre por una misma. Tienes que seguir viviendo como hasta ahora, como una mujer independiente". Pero la conversación más bonita es la que tiene con Inés que, por primera vez, demuestra una madurez plena. "No eres la oveja negra. Tú eres distinta y por eso eres especial. Por algo eres la artista de la familia. Te quiero mucho, Inés".
Como decía, Inés adquiere ese papel de madre con Oriol, y le hace sentir que él es su prioridad, y no ni sus parejas y sus trabajos. Y así rechaza "darse una alegría para el cuerpo" con el tío del novio "porque estoy a otra [cosa]". El momento clave es cuando Inés se da cuenta de que su madre está mal y ella acude a su ayuda haciéndole saber que no tiene por qué preocuparse por dejar de ser la 'hija' para tomar el rol de ser 'madre', que no se va a quedar huérfana y que va a tener el mismo vínculo con su hija mayor que el que tiene con su madre Herminia.
El espectador termina el episodio aliviado, al saber que Herminia no muere al menos ahora, pero que será inevitable. También reconforta saber que tendrá un último encuentro con Carlos. Eso sí, aunque es una licencia que se toman los guionistas para justificar que la salud de Herminia empeora poco a poco, queda muy forzado que durante la boda tenga ratos de lucidez con otros en los que se le va la cabeza por completo. Una sonrisa se nos escapa, por último, al escuchar el Madrecita María del Carmen de Manolo Escobar, un himno a las madres, esas mujeres "tan buenas y valientes", como Herminia.