Por capítulos como el que hemos visto este miércoles en La 1, Cúentame cómo pasó es la mejor serie de todos los tiempos de nuestro país. El éxito de la serie de Ganga Producciones se basa en escenas como la que vivimos en el primer capítulo de esta última temporada, cuando la Nochevieja de los Alcántara -¿quién no ha vivido una situación similar en Navidad?-, pero también por contarnos episodios de nuestra historia más reciente.
El capítulo 410 está dedicado a María, pero lo cierto es que peso lo lleva el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de la banda terrorista ETA. Los guionistas - este capítulo en concreto está escrito por Jacobo Delgado y dirigido por Agustín Crespi- vuelven a coronarse recordando aquellas interminables 48 horas del verano del 97 que acabó con el peor de los desenlaces. Una vez más, los Alcántara reflejan esa angustia, ese dolor y esa rabia que vivimos los españoles, y que supuso un cambio de mentalidad en la sociedad.
"Hay momentos en que el mundo se detiene y que todos recordamos dónde y cómo lo vivimos como si fuera ayer. El secuestro de Miguel Ángel Blanco es uno de ellos", dice la voz en off de Carlitos después de que Herminia, Mercedes y Antonio se enteraran de la noticia a través de un avance informativo del Telediario de TVE. "ETA pide al Gobierno el acercamiento de todos los presos de la banda terrorista a las cárceles vascas en el plazo de 48 horas. Si no se cumplen sus exigencias aseguran que ejecutarán al joven concejal".
Efectivamente, el tiempo se paró en España. Todo el mundo estaba pendiente de la radio o la televisión. El sentimiento es tal que hasta Antonio decide cancelar las vacaciones, y no duda en empapelar San Genaro con la cara del edil del PP. Cuéntame muestra aquellos lazos azules que se hicieron en su apoyo y las vigilias que se celebraron en todo el país en la última noche que ETA mantuvo con vida a Miguel Ángel antes de pegarle un tiro.
Pero la escena que más impacta es el desconsuelo absoluto de Herminia, que representa a esa generación que tantas penurias ha pasado en el último siglo: "No puedo pegar ojo, me voy a rezar a la iglesia", asegura. "Tengo un mal presentimiento. Desde niña, solo he hecho ver matar los unos a los otros. La guerra de Marruecos, la Guerra Civil, el hambre, las penas de muerte... y ahora esta banda de asesinos. ¡Dios mío! ¿Cuándo se va a acabar tanto odio?".
Esa cuenta atrás irrevocable no hace más que encaminarnos a ese momento en el que el alcalde de Ermua, Carlos Totorika, confirmó que Miguel Ángel Blanco había sido asesinado. Todos los Alcántara se quedan en shock en una secuencia que atrapa al espectador, que vuelve a desempolvar de su memoria uno de los recuerdos más atroces de su vida. Los gestos de desasosiego de Antonio, Mercedes, Toni, Inés, Deborah o María se entremezclan con el sonido real del archivo histórico de RTVE. No hace falta que articulen palabra, sus caras lo dicen todo.
La voz en off de Carlitos nos ayuda a levantarnos. "Aquellos días de julio de 1997, cambiaron la historia de España. ETA había segado una vida de la manera más cruel que podríamos imaginar, una víctima mortal más de las casi 800 que la banda terrorista llevaba por entonces. ETA mató como siempre, pero los españoles respondimos como nunca".
['Cuéntame cómo pasó', la serie más vista del año en RTVE: también triunfa su emisión en diferido]
Y así fue. El país entero salió a manifestarse. "Todos juntos. Como una sola persona. Sin importar las diferencias entre unos y otros, unidos frente al terror, la sinrazón y las balas. Juntos por la libertad, la democracia y la vida. Había nacido el espíritu de Ermua y con él, el principio del fin de la banda terrorista. Tuvieron que pasar 14 años y 67 asesinados más para que el fin de ETA fuera una realidad, un fin que empezó con Miguel Ángel Blanco", se escucha mientras vemos a una Herminia esperanzada.
Como decía líneas más atrás, el capítulo entra en la selecta lista de los imprescindibles de Cuéntame. Entra directo porque es todo un homenaje a las víctimas del terrorismo. El capítulo es una clase magistral de la historia más reciente de España, que podría verse en los institutos para que los chavales conozcan de primera mano lo que vivió la generación anterior. Un capítulo esencial en estos tiempos de ruido. Porque España no olvida.
El episodio, además, pone sobre la mesa el debate moral que tiene el personaje de Toni cuando un preso etarra le llama para concentar una entrevista en la cárcel. No todo el mundo lo entiende, como es el caso de su padre que le reprocha. "No es una cuestión de ética ni de estética. A los etarras, ni agua", dice el patriarca. "Soy periodista, y el periodismo consiste en contar las cosas y si por primera vez en la vida un preso de ETA se manifiesta en contra, lo voy a contar, te guste o no. ¿Y sabes por qué? Porque es noticia", responde él.
Pero no me olvido de que el capítulo está dedicado a María. La hija pequeña atraviesa por ese momento de incertidumbre que todo médico tiene alguna vez en sus comienzos, después de sentirse culpable tras quedarse bloqueada en una operación de una víctima de un accidente de tráfico. María consigue salir adelante gracias, de nuevo, a una charla de su abuela.
Como ocurriera con Inés, Herminia no se calla nada, demostrando que ella es la verdadera protagonista de la última temporada. El diálogo entre abuela y nieta es precioso. "A lo largo de tu carrera vas a ver a mucha gente morirse, incluida yo", dice Herminia, algo que María no quiere escuchar: "No digas eso". "Claro que me voy a morir, y tú no vas a poder evitarlo. A mí me queda muy poquito, pero tú vas a salvar muchas vidas".
María entonces pide a su abuela que no le hable más de la muerte, pero Herminia insiste. "Pues te aguantas, porque la muerte es parte de la vida", dice elevando el tono: "¡Tienes que asimilarlo, te tienes ya que dar cuenta! No dándole vueltas a la cabeza. ¡Déjate de tonterías! Yo creo que ya tienes que madurar de una puñetera vez". "Te estoy echando la bronca porque ya estoy harta de que los nietos no nos den más que disgustos y sofocones", remata. "No has hecho nada malo. Tú eres médica y punto. ¡Estamos!". Otra lección de la abuela de España.