Jesús Quintero murió esperando un programa: ¡menos homenajes póstumos y más trabajo!
En sus últimos años, deseó públicamente trabajar, despedirse con algo especial y como broche a su magna carrera. Ese proyecto no llegó.
5 octubre, 2022 18:45El pasado lunes, 3 de octubre de 2022, el mundo de la comunicación y el periodismo se fundió a negro, enlutándose con crespón negro para siempre con el fallecimiento de una leyenda, de un hito de la televisión, el rey de los silencios y la entrevista, Jesús Quintero. A sus 82 años, perdía la vida El loco de la colina en la residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique, en Cádiz.
Sus últimos años los vivió alejado de la televisión y, sobre todo, deseando públicamente un último trabajo, ése con el que despedirse de su público, un proyecto especial que hiciera las veces de broche de oro a su carrera. Pero no llegó esa oportunidad y lo que sí fue pasando, inexorablemente, fue la vida, agotándose, consumiéndose y, en su caso, desperdiciándose talento a borbotones.
En sus últimas entrevistas expresó su deseo de trabajar, de hacer entretenimiento, vida, cosas que hacer. Jesús Quintero perteneció a esa generación de profesionales que sólo conocen el trabajo como modo de vida. La palabra hobbie, tiempo libre o desconexión no entraban en su diccionario vital. Pero no había hueco para él, y el que había no era de su agrado. Jesús nunca se vendió.
Quintero siempre tuvo claro que no iba a prostituir su profesión y no se prestaría al espectáculo de la telebasura. Bajo esa premisa que siempre respetó, Jesús no consiguió dejar su sello final, al menos a gran escala. Y esto me hace reflexionar, revolverme y enfadarme. También me pone triste, porque vivimos en una sociedad en la que a los mayores los dejamos de lado. En cuanto cumplen una determinada edad, la televisión es cruel y los aparta de la circulación.
Que se lo digan a María Teresa Campos (81), su compañera y con la que Quintero guardaba muchas similitudes laborales. Hoy, Teresa Campos está en su casa, jubilada forzosamente. Se cansó de pedir y ya no reclama nada. Asisto con impotencia a todo lo que se ha creado en torno a la muerte de Jesús Quintero. Compañeros de profesión, altos directivos de cadenas, privadas y públicas, no dudan en ensalzar su figura y destacar cuán genio era y todo lo que hizo por el periodismo presente y futuro.
Y bla, bla, bla. Palabras huecas, que no llevan a nada. Sólo, puede, a calmar algunas y posibles malas conciencias. Estos días, estas últimas horas, leo que se le están haciendo muchos homenajes. Por supuesto, merecidos, pero exhorto al mundo y a quien me quiera leer: ¡menos homenajes póstumos y más trabajo y oportunidades! Su pueblo, San Juan del Puerto, en Huelva, se ha volcado en su último adiós.
De seguro que él lo agradece allá donde esté, así como las palabras preñadas de emoción, dolor y sinceridad que le han brindado sus compañeros y amigos, como Carlos Herrera (65).
"Se ha ido Jesús Quintero. Le quería mucho y le seguiré queriendo en la ausencia, como la mayoría de los que le hemos conocido. (...) En la vida se pueden conseguir muchas cosas, pero no se consigue la gloria si no tienes el factor que te hace diferente: la personalidad. Eso lo tenía Jesús. Era pícaro, listo, conocedor de todos los puntos de la profesión", ha asegurado en COPE.
Bellas y sentidas palabras que llegan al corazón, sí. Pero insisto: Jesús se fue sin demostrar por última vez su valía. Creo firmemente que la televisión, sea la cadena que sea o el formato que sea, tendría que haberse plegado a sus condiciones, porque Jesús Quintero sólo hubo uno y lo hemos dejado ir sin exprimir un poquito más su sapiencia y sabiduría.
Menos mal que, al menos, Quintero se fue habiendo creado algo que le hacía especial ilusión: su propia Fundación Jesús Quintero. Fue en febrero de 2019, y gracias a ella, Quintero la convirtió en su esperanza e ilusión. Con esta empresa, ha pretendido en los últimos años levantar un museo-documental en San Juan del Puerto de 2.000 metros cuadrados.
En febrero de 2020, Jesús Quintero atendía a EL ESPAÑOL para hacer un repaso a su vida profesional y al panorama político con su peculiar forma de expresarse. Así hablaba entonces el comunicador sobre su retiro del foco mediático: "Creo que, sobre todo en la tele, se ha perdido el gusto, la sensibilidad y hasta la vergüenza. Lo que en Andalucía llamamos el paladar".
Así es, querido y admirado y eterno Jesús Quintero, se perdió el buen gusto en la televisión. También se ha perdido el buen criterio y hasta la educación. Porque, si aún existiese ese buen gusto, Quintero habría tenido ese último programa especial. Confío mucho en que sus hijas, Lola y Andrea, sepan gestionar bien su legado "lleno de amor".
Cierro este artículo con esta frase entonada por sus hijas, y que encierra mucha esperanza: "Decimos adiós a nuestro padre, pero queremos hacer cosas muy bonitas con todas las cosas que se ha hecho. Nos sentimos muy comprometidas con defender esa libertad, pasión creatividad, y con esa capacidad de rodearse talento y de escuchar a todo el mundo, independientemente de su origen y de su opinión, algo que hoy en día no es tan apreciado y creo que si lo hiciéramos más el mundo sería un sitio mejor". Amén.