El programa Ya son las ocho acabó su andadura televisiva el pasado 1 de julio, y Telecinco volvía a tener un problema en su parrilla. La franja que va de 20 a 21 horas es el territorio estrella de Antena 3, que con Pasapalabra cada día se sitúa entre las emisiones más vistas de la televisión y una de las que mejor cuota de pantalla logra. Mediaset decidió entonces apostar por una nueva versión, de corte veraniego, de Sálvame, que se bautizó como Sálvame Sandía.
En él, Carlos Lozano recorrería las playas de España para dar voz a los espectadores, que podrían hacer críticas a los colaboradores del programa, o expresar cualquier cosa que les viniese en gana. Un experimento que resultó insuficiente para plantar cara al concurso de Roberto Leal: en su primer día, el 4 de julio, Sálvame Sandía logró un 10,5% con 915.000 espectadores, y el concurso de Roberto Leal le dobló los datos con 2.057.000 espectadores con una media del 23,6%. La cosa no mejoró en los días venideros: el jueves de esa misma semana, por ejemplo, el concurso de Antena 3 conseguía 1,9M y un 23,8% de share y Sálvame Sandía 837.000 espectadores y un 10,2% de cuota.
En cuestión de días, Sálvame Sandía dejó a un lado su idea inicial para convertirse en una extensión más de Sálvame, en la línea de lo que fue en su día Sálvame Banana o Sálvame Tomate. Carlos Lozano ha comenzado a trabajar en el plató del programa, en lugar de en la playa, aunque sí que han intentado mantener, dentro de lo posible, un aire de lo más veraniego. Esta semana, rescatando el espíritu de ¡Qué apostamos!, los colaboradores han tenido que convocar a espectadores en la puerta de Mediaset con bicicletas, o disfrazados de Lydia Lozano, o lo que correspondiese. Si el reto no se lograba, el colaborador de turno se tendría que dar una ducha en el tramo final del programa, y si lo superaba, elegía a un compañero para que ocupase su lugar. Lydia Lozano, Carmen Alcayde o Carmen Borrego ya han pasado por ese trance.
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Por supuesto, el momento ducha se puede ver en los últimos minutos del programa, cuando Pasapalabra tiene el rosco, que es la parte que más alegría le da en términos de audiencias. Y el público sigue prefiriendo esa prueba a las duchas de Sálvame.
Este reto de la ducha se ha podido ver de lunes a miércoles, y en ningún caso ha debilitado a Pasapalabra, que siempre ha sacado una ventaja de 10,8, 13 y 12,8 puntos a Sálvame Sandía en coincidencia. En ningún caso Sálvame Sandía ha logrado una cuota de pantalla igual o superior a la media de la cadena, y tan solo el lunes traspasó la barrera del millón de espectadores.
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Este jueves, no sabemos hasta qué punto por guion, Sálvame Sandía tuvo como punto álgido que Rafa Mora le enseñase el pene a Carmen Borrego en el cuarto de baño, para acallar los rumores sobre el hipotético pequeño tamaño de su miembro. La entrega terminó con Carlos Lozano hablando de su vida amorosa y de la importancia que le da al sexo. Una entrega muy subida de tono que marcó un 11,4% de cuota y 881.000. Pasapalabra, por su parte, firmó su cuota más alta de la semana con un 23,9% y 1,8 millones, aventajando a Telecinco en 12,3 puntos.
Con todos estos datos, queda claro que la vuelta de tuerca de Sálvame Sandía ha sido insuficiente para atraer a un gran público, y que La Fábrica de la Tele tendrá que seguir afinando sus contenidos para lograr una franja más competitiva.