Este lunes, Sálvame estrenaba una nueva vuelta de tuerca para enfrentarse a Pasapalabra, el gigante de Antena 3 que suele lograr cuotas superiores al 20% cada tarde. Y lo hacía con una fórmula llamada Sálvame Sandía, con Carlos Lozano, quien recorrerá las playas de España para dar voz a los espectadores y ajustar cuentas a algunos colaboradores del programa.
La puesta de largo de Sálvame Sandía dejó mucho que desear. Coleccionó fallos de sonido, no había mucho orden, conexiones que no terminaban de ir bien entre el plató y la playa. La política de bajo presupuesto ha vuelto a la primera plana de Telecinco, que deja un programa que resulta muy poco competitivo, y en el que Carlos Lozano parece de estar encantado de interpretar el personaje de un enfant terrible que agita el avispero dando vía libre a la gente de la calle para que ataque a quien considere. Así, a media tarde, vimos una señora llamando prepotente a Terelu Campos, y otra idiota a Rocío Carrasco. En concreto, dijo que “os tragáis con papas” todo lo que dice Rocío porque “sois unas vasallas de ella. Lo que dice la idiota... Perdón, la tonta de esta chica que no tiene tres dedos de cerebro”.
La propia Terelu, que ejercía de presentadora, tuvo que frenar en una de estas a Lozano y sus intervenciones, diciendo que una cosa es que se expresen libremente, y otra que falten el respecto.
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En su primera tarde a pie de playa, Lozano estuvo acompañado de Pipi Estrada, quien tampoco se libró de las críticas. “Has vuelto a Sálvame simplemente por Las Campos y para hablar mal de ellas. No das contenido, no das ningún tipo de noticias, no aportas nada a mi parecer. Lo único bueno es que vas a pagar una deuda que tienes que pagar y me alegro”, le decían al veterano periodista. “Para deportes vales, pero en Sálvame no sé qué aportas”, le decían. Estrada, por su parte, reivindicó cómo lleva casi 40 años en el mundo de la comunicación, y defendió que es tan válido para hablar de deportes como para hacer programas como Sálvame.
El programa no tenía ritmo ni concierto. “Esto es un despropósito. Hoy es un desastre, pero es normal. Aquí, en la playa, en directo, es normal”, decía Carlos Lozano, queriendo salvar los muebles. Pero no, no es normal que la apuesta de Mediaset para competir contra Pasapalabra haya sido un programa tan pobre, en el que la carta más fuerte era una actuación en directo de María Jesús y su Acordeón. Una auténtica bomba.
Hay que destacar que Sálvame Sandía, en realidad, no dejó de ser Sálvame, con el plató como epicentro de todo, y conexiones que se realizaban en cualquier momento, sin importar la franja. De hecho, el programa se despidió con una conexión en directo de los premios Princesa de Girona y un cebo de la próxima edición del Sálvame MediaFest, que será su noche drag.
Finalmente, Sálvame Sandía logró una media del 10,5% de cuota y 915.000 espectadores. Mejora así los datos de Ya son las ocho, su programa predecesor, que el lunes anterior marcó un 9,7% con 870.000 seguidores, pero no consiguió hacer sombra a Pasapalabra, que superó los dos millones y que fue el espacio no informativo más visto de la jornada de este 4 de julio.