¿Cómo podría superarse ‘Drag Race España’ en una tercera temporada?
El programa despide para siempre su segunda temporada este domingo con un especial de la coronación de Sharonne, y deja en el aire su renovación.
12 junio, 2022 01:28Noticias relacionadas
El pasado domingo, Drag Race España celebraba la gran final de su segunda temporada, en la que la barcelonesa Sharonne conseguía alzarse como sucesora de Carmen Farala, ganadora del año anterior. El concurso ha conseguido mejorar el trabajo realizado en el primer año, dejando un segundo episodio, el del talent show, que ha sido el mejor valorado de los internautas en toda la historia de la franquicia. Y viendo los resultados, y el gran impacto conseguido, Atresmedia bien debería renovar el formato por una tercera etapa, que consiga mantener el mismo nivel, o incluso superarlo.
El casting del presente curso ha sido excepcional. Nos ha regalado un amplio ramillete de reinas de estilos y formas de entender el drag muy diferentes, pero complementarias. Han dejado pasarelas con trajes, trucos y estilos nunca vistos hasta la fecha (y esto es algo difícil, que hablamos más de 25 ediciones entre todos los países, temporadas regulares y ediciones All Stars), entre los que se puede destacar la Ocaña de Marina con los genitales al aire, el aire galáctico de Onyx, el burlesque ibérico de Veneditta, la muñeca asexuada de Sethlas y tantos otros looks.
Este año las pruebas han tenido la mente mucho más puesta en nuestra cultura que en las versiones internacionales, y eso ha remado a favor de obra. Esa marca España de la que tanto se habla ha brillado mucho más, con guiños a divas ‘pro gays’ como Rocío Jurado, estaba presente en los trajes, en los desafíos.
¿Se puede mejorar todo lo ofrecido? Por suerte para el espectador, siempre se puede dar un paso hacia adelante en la excelencia, y todos los fans están (estamos) reclamando a gritos una tercera temporada que iguale o supere lo visto hasta ahora. Hasta Supremme Deluxe, la presentadora, ha hecho alguna broma pidiendo la renovación.
Este año nos hemos encontrado algunas pruebas que han sido bastante desacertadas, aunque luego los jueces se esforzasen en ensalzar el trabajo de algunas de las chicas. La más dura de digerir, sin duda, fue la de Diario de Putricia, que no terminaba de aterrizar por ninguna parte. Y también se ha abusado en exceso de los chistes de penes y drogas. De todo se puede hacer humor, pero, como diría Lola Flores, con método, sin abusar.
Otro tema en el que ha quedado rara esta segunda temporada de Drag Race España ha sido en lo referido a los premios. La ganadora de un mini reto, por hacer el chorra cinco minutos, podía optar al obsequio de alguna firma, y poco después, la ganadora del maxi reto, habiéndose dejado la piel en el escenario, se llevaba un fuerte aplauso y nada más. Luego ha habido regalos que han rozado lo surrealista, como las dos entradas para un concierto de Malú. Para quien no sepa quién es Malú, según dijo The Macarena en su review de Sí lo digo es una drag de Canarias. Estaría bien que, en siguientes ediciones, hubiese un patrón según el cual las pruebas tienen siempre un premio o no, no dependiendo del capítulo.
Por último, también sería interesante que los jueces invitados, que han sido todos de un buen nivel, supiesen juzgar a la perfección el reto de turno. Traer a Gloria Trevi para el primer capítulo es un lujo, pero dudo que una diva mexicana sepa captar todas las referencias que hubo hacia la cultura española de las dos pasarelas de las que constó aquel desafío. Es de justicia mencionar, en este sentido, a Eduardo Casanova, que disfrutó de la experiencia al máximo, sabiendo muy bien a lo que iba; ojalá el año que viene le veamos repitiendo como invitado especial.
En este punto, es de justicia aplaudir la grandísima labor de Supremme Deluxe, que ha crecido como comunicadora televisiva a pasos enormes. Es una maestra de ceremonias increíble, divertida, elegante, que sabe cuándo ser payasa y cuándo ponerse seria. Lo que más ha destacado esta temporada de Supremme es su humanidad, cómo se rompía al tener que despedir a algunas reinas de la competición. Ya querríamos ver esa empatía en los jueces de otros talents.
Los aficionados al formato suelen hacer sus quinielas sobre qué reinas querrían ver en una hipotética nueva temporada, que esperemos que se confirme más pronto que tarde. Ahí, como espectador, prefiero no hacerme ilusiones y dejar que el equipo de casting sorprenda. Este año algunas cuya trayectoria conocía bien como Sethlas o Sharonne han estado brillantes, pero otras que no conocía lo más mínimo me han enamorado. Por ejemplo, Marina, a la que casualmente había visto en la película Corten, pero no la recordaba, y su concurso me ha hecho revisitar este giallo marica de Marc Ferrer. El equipo del programa ha demostrado estos dos años saber bucear muy bien entre todo el panorama drag y transformista de nuestro país para elegir a las que más juego puedan dar, y seguro que, si las puertas del taller se vuelven a abrir, las diez, doce o catorce reinas que entren (puestos a soñar) nos vuelven a deleitar con su carisma, singularidad, nervio y talento.
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