Este miércoles Lazos de sangre dedica su entrega a Lina Morgan, una actriz española que reinó en en la comedia teatral con obras como Celeste no es un color y El último tranvía. Nacida en Madrid en el año 1936, María de los Ángeles López Segovia, nombre real de la artista, conquistó a los españoles con su desparpajo, representando generalmente papeles de mujer ingenua y virginal. Ella no se sentía encasillada en absoluto, y creía que podía estarlo tanto como Marino Moreno como Cantinflas o Charles Chaplin con Charlot; de hecho, ella se ganó el apodo cariñoso de la Charlot española.
Fue la reina del teatro, hasta el punto de que fue propietaria del famoso teatro de La Latina de Madrid entre los años 1981 y 2010. También hizo mucho cine, con títulos como Soltera y madre en la vida, o La llamaban la madrina. En ese sentido, Lina ha sido y sigue siendo una actriz imprescindible para el programa Cine de Barrio, que de hecho hace unas semanas volvía a pasar por enésima La tonta del bote, donde tuvo a Arturo Fernández como galán que convierte a una humilde sirvienta en una estrella de la revista española. Por cierto, ¿para cuándo una imitación de Tu cara me suena con el número musical de esta película?
Pero no podemos olvidar que en su madurez Lina también fue una absoluta estrella de la televisión, cosechando en los años 90 audiencias que ya quisieran para sí series actuales. Ella ya había hecho programas de Estudio 1 en los 60 y 70, y en los 80 Televisión Española grabó varias de sus obras teatrales más famosas. Pero en 1994 Antena 3 le echa el lazo y le ofrece protagonizar su primera serie: Compuesta y sin novio. Dirigida por Pedro Masó, contaba la vida de Valentina (Lina Morgan), a quien su novio Avelino (José Coronado) dejaba plantada en el altar. Ella, sin embargo, decide irse de luna de miel ella sola, para encontrarse a sí misma, y dejando escenas hilarantes en las que finge estar acompañada de un marido que solo ella ve.
Fue un proyecto millonario, y no solo por el caché de la actriz: la serie se grabó en diferentes puntos de España. Cuando se presentó a los medios, Manuel Campo Vidal, director de Antena 3, calificó el acuerdo con la actriz y Pedro Masó como “la culminación de un proyecto estratégico de la cadena: hacer una televisión pegada a España y a sus figuras, y no ser la terminal de una multinacional italiana o de otro país”, en clara referencia a Telecinco. La serie arrancó sus emisiones con 7 millones de espectadores, y luego bajó hasta los 5.
Dos años más tarde Lina Morgan salta a Televisión Española para protagonizar Hostal Royal Manzanares, una obra hecha completamente a su medida. De corte teatral y grabada con público en directo, la que presumía en sus créditos de ser “la serie más limpia de la televisión” nos contaba la historia de Reme (Lina Morgan), una mujer rural que va a la gran ciudad para trabajar en el hostal de una prima como limpiadora.
Morgan volvía a explotar su faceta ingenua y pizpireta, que bebía los aires por un hombre que no le hace ni caso, aquí protagonizado por Joaquín Kremel. La serie aguantó cuatro temporadas en antena, y alcanzó cuotas superiores al 50% en sus primeras emisiones. Era la serie favorita de las mujeres, pero también encontraba un filón en los niños, y líder indiscutible de la noche del jueves (donde solía medirse con la serie Menudo es mi padre, de El Fary).
Hostal Royal Manzanares empezó como algo pequeño, y cuando tocó ampliar y mejorar los decorados los guionistas se sacaron de la chistera que a los protagonistas les tocaba la lotería. En aquella serie vimos a Ana Obregón como la prostituta feliz Sonsy, estaban Tote García Ortega, Mónica Pont, Lolita Flores, Rafael Alonso, José Manuel Mudarra o incluso el periodista Pedro Rollán, que allí probó suerte como actor con el personaje del atontado Junior, que casi termina llevando al altar a la protagonista, que tenía taytantos años.
Fue un fenómeno televisivo, e incluso hubo un proyecto para adaptar sus historias a Italia, en una serie protagonizada por Anna Marchesini para la RAI de la que nunca más se supo. A raíz de su éxito, Valerio Lazarov, productor ejecutivo de la serie, declaró: “Se acabó la primacía en la televisión española de las series de producción norteamericana”. La serie como tal fue nominada a los TP de Oro y a los premios anuales de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, aunque nunca se llevó un galardón. Sin embargo sí que arrasó Lina Morgan, que logró dos TP de Oro a la mejor actriz, tres premios GECA o un premio Midia a la mejor interpretación por su Reme.
En 1998, una vez cerrado el hostal, se adentró en una nueva serie titulada Una de dos, donde interpretaba a unas hermanas gemelas, como en su emblemática película ¡Vaya par de gemelas! o la película de los 90 Hermana, ¿pero qué has hecho? Pero esta ficción fue un fracaso, y la propia Lina entonó el mea culpa del fracaso en audiencias, que provocó que la producción fuese retirada de la parrilla.
Con el nuevo Milenio Lina siguió intentándolo en televisión. Regentó la Academia de baile Gloria en 2001, que pasó con bastante discreción por la parrilla, y en 2004 la vimos en ¿Se puede?, una serie que enganchaba diferentes sketches todos ellos protagonizados por Lina, haciendo diferentes papeles, pero siempre dentro de su habitual registro cómico, ingenuo y virginal. Se programó los sábados a altas horas de la noche, lo que no hizo gracia a la artista.
En sus últimos años no se desligó por completo de la pequeña pantalla. Apareció en Aquí no hay quien viva, A tortas con la vida y Escenas de matrimonio, todas ellas producciones de José Luis Moreno. Su última aparición en televisión fue en 2012, en la gala de Reyes producida por Moreno de la mano de Ana Obregón. Falleció en 2015, a los 78 años, después de una lucha de muchos meses contra una enfermedad.