Es uno de los miembros de 'la vieja guardia' de Sálvame. Kiko Matamoros es, posiblemente, uno de los colaboradores que más horas de televisión lleva a sus espaldas. Una carrera plagada de escándalos y desventuras que han dado como resultado un hombre que conoce a la perfección cómo funciona el mercado de la prensa rosa y el show business. Duro, sarcástico, odiado y querido a partes iguales, pero casi siempre sincero, el gemelo más famoso de la prensa del corazón ha revelado algunos de los secretos que ha utilizado para perpetuar su presencia en los medios durante décadas. Todo un arte en el que ha contado con aliados que además de compañeros han terminado convirtiéndose en amigos.
Matamoros no titubea a la hora de reconocer la gran crisis que está experimentado Sálvame en sus últimas temporadas. Una bajada llamativa de audiencia de la que tratan de recuperarse y que ha inquietado a los colaboradores del longevo espacio de Telecinco. "Ha sido posiblemente el verano más duro que hemos vivido en esos términos", reconoce el tertuliano durante una entrevista que ha concedido al diario Huffington Post. Una afirmación que ha ido acompañada de una declaración de intenciones en pro a la defensa del programa donde trabaja desde hace casi doce años: "Hemos remontado, estamos en el 99% de las ocasiones por encima de la competencia. Eso es lo importante, todos hemos sido conscientes de que teníamos que hacer un esfuerzo y empujar en esa dirección".
Durante su entrevista, y pese a su optimismo, el exrepresentante hace mención de varios factores que han provocado la bajada de audiencia del que era el programa líder de la cadena de Paolo Vasile. La desaparición de la que para muchos era uno de los mástiles del ya mítico espacio del corazón: Mila Ximénez. "En el ánimo de todos ha pesado y eso te marca, porque siempre ha habido grandes ausencias de personas y personajes que se han ido y han vuelto y que pesa al principio, pero luego se vuelven a hacer los mismos números", afirma Matamoros, que reconoce que los cambios efectuados recientemente en el formato desmerecen a cómo se inició el proyecto. "A nivel de colaboradores el programa no es lo que era, pero no es lo que era en sus tiempos históricos. Creo que los que han venido hacen lo que pueden y lo que mejor saben, dentro de sus capacidades y buena voluntad, pero hay gente irrepetible", señala.
En una de las declaraciones realizadas por el colaborador, este revela la forma en la que él mismo se aliaba con la fallecida Mila Ximénez para reflotar la audiencia del programa. Una técnica un tanto descabellada, puesto que hacía uso de la crispación ajena de algunos de sus compañeros de plató. "Recuerdo que Mila, Kiko Hernández y yo teníamos enfrente lo que llamábamos ‘la despensa’ (Rosa Benito, Raquel Bollo, Lydia Lozano...) y cuando veíamos que no había temas decíamos 'vamos a sacar una latita de la despensa'. Les provocabas y saltaban, es gente muy volcánica y daban juego. Ya teníamos la tarde hecha", revela el colaborador, que reconoce que actualmente esa carta es más difícil de jugar. "La gente que hay ahora no da para eso. Hacemos un programa un poco más correcto en términos políticos y sociales, pero menos divertido. Los tiempos son los que son, han pasado 12 años y ha cambiado mucho también la sociedad, hay cosas que se hacían antes que ahora no se pueden hacer, y está bien que no se hagan", añade.
Sarcástico, cualidad que nunca ha perdido, Kiko Matamoros reconoce que ya son escasas las 'reservas' con las que cuenta Sálvame en la actualidad. Colaboradores que en más de en una ocasión entran al trapo de las provocaciones de su compañero para disgusto de ellos y gloria del programa, que genera más audiencia cada vez que cada uno de sus componentes entra en estado de exaltación. "Lydia Lozano, Víctor Sandoval y poco más. Es cuestión de dejarlos actuar, grabarlos, hacerlos una cámara oculta... Pero ya nos quedan pocas reservas", contesta riéndose el tertuliano estrella de Telecinco, que deja claro con esta entrevista que es todo un experto en lo que a este tipo de shows televisivos se refiere.