Enero suele ser el mes indicado por las cadenas para anunciar sus novedades de cara a los siguientes doce meses. En ese contexto, Mediaset anunciaba en los primeros compases de 2021 que, de entre sus muchas novedades, estaría el regreso de La Casa Fuerte con la que sería su tercera edición.
Sin embargo, no parece que esa promesa vaya a cumplirse finalmente. Y es que Telecinco habría descartado la producción del reality por distintos motivos, entre ellos, el regreso en septiembre de la nueva temporada de Gran Hermano VIP.
La llegada del programa de convivencia por antonomasia, presumiblemente en las primeras semanas de septiembre, complica la producción de La Casa Fuerte. Por un lado, la cadena ya centra todos sus esfuerzos en la puesta marcha del regreso del reality tras todas las polémicas acontecidas en el pasado, con el objetivo de encontrar un casting a la altura de tan ansiado regreso.
Por otro, que dos realities con concepciones tan similares (grupo de famosos conviviendo) se emitan de forma tan seguida en el tiempo podría ser contraproducente de cara a los espectadores. Teniendo en cuenta además las expectativas vertidas en el regreso de GH VIP, lo más idóneo es tener a los seguidores de Telecinco huérfanos de reality durante algunas semanas para que abracen el regreso del programa con más fuerza.
Otro de los motivos de que se haya descartado finalmente la producción de La Casa Fuerte es Supervivientes, o mejor dicho, el cambio de planes con respecto a Supervivientes. Y es que en un principio el reality de aventuras estaba planeado que terminara el próximo 8 de julio, tal y como habían firmado sus concursantes antes de embarcarse en el reality.
Sin embargo, en los últimos días Mediaset habría comunicado a los participantes que el concurso se alargará dos semanas más y terminará en la semana del 19 de julio, siendo el domingo 25 de julio el día en el que el programa se despida con su debate final.
Por tanto, La Casa Fuerte tendría que empezar a partir de ese día y poner en marcha un reality para tan solo un mes, y más concretamente en un mes de una inversión publicitaria tan baja como agosto, no es viable. Además, el grupo de comunicación tendrá que recuperarse de la fuerte inversión ocasionada por la emisión de la Eurocopa 2021, que finalizará el próximo 11 de julio.
Por ello, parece que la cadena ya busca otras opciones para su programación estival. Entre ellas podría estar La Última cena, el programa de cocina perteneciente a la franquicia de Sálvame que según ha podido saber BLUPER en exclusiva ya ha empezado a buscar nuevos participantes, con una nueva mecánica en la que se mezclarán los rostros habituales de Sálvame con otros ajenos al programa diario.
El desgaste de 'La casa fuerte', el reality “low cost”
La primera temporada de La Casa Fuerte arrancaba el 11 de junio del pasado año ante un 22,1% de cuota de pantalla y 2.129.000 espectadores, destacando especialmente entre las mujeres mayores de 45 años. Un buen dato que, sin embargo, no pudo mantener en sucesivas semanas, cuando el reality cayó por debajo de los 2 millones de espectadores.
Tan solo la quinta gala creció hasta el 24% y 2.364.000 espectadores, su máximo histórico. En contra, su mínimo tuvo lugar en la gala ocho, con un 15,6% y 1.599.000 espectadores. Finalmente, el reality cerraba con un 19% de cuota media y 1.905.000 fieles.
Tan solo unos meses después, el 5 de noviembre de 2020, Telecinco ponía en marcha la segunda edición del reality. Ya en temporada alta las audiencias fueron mucho más discretas y el programa perdía el liderazgo en 6 de sus 15 galas, dejando entrever un desgaste que puede que haya sido otro de los motivos para no seguir apostando por el reality show.
En este caso, la edición arrancaba con un 17,8% de cuota y 1.584.000 espectadores. Pero esta vez, el programa no lograba superar la barrera de los 2 millones de fieles en ninguna de sus galas, y llegaba a marcar mínimo el 8 de noviembre con un 14% y 1.650.000 espectadores. El programa se despedía con una media del 17,2% y 1.699.000 espectadores.
Así mismo, el programa recibía numerosas críticas por su carácter low cost. El hecho de ser un reality de temporada baja se dejaba notar, por ejemplo, en el caché de los concursantes, muy alejado de otros formatos de la casa como GH VIP o Supervivientes. Entre los 1.000 y los 3.000 euros semanales era el dinero que se embolsaban los protagonistas del concurso.
Este característico bajo presupuesto era algo que también se dejaba notar en la propia producción del programa, con una primera gala en la que la tensión característica de estos arranques brilló por su ausencia.
Incluso durante las promociones, a Telecinco se le colaba una marca de agua de unas imágenes en stock en la primera promo del reality, algo que no era un simple descuido o un pequeño detalle sin la más mínima importancia, sino que revelaba mucho sobre hasta qué punto lo low cost se iba a imponer en el sector tras la crisis sanitaria.