Crecen las voces por el acuerdo en el PSOE aragonés: "Tienen que pactar como sea. Cuanto más se espere, peor"
- Muchos militantes piden abiertamente un pacto antes de la recogida de avales que evite que el partido se abra "en canal".
- Más información: El expresidente Marcelino Iglesias y Luis Felipe apoyan a Pilar Alegría en un acto con 150 militantes en Huesca.
Las voces por el acuerdo crecen dentro del PSOE aragonés. Tanto los partidarios de Pilar Alegría como los afines al exsecretario de Organización Darío Villagrasa reconocen que en todos los municipios que han visitado en estas primeras semanas de precampaña les han pedido lo mismo: que lleguen a un acuerdo “de la forma que sea” para evitar que el partido “quede abierto en canal”.
Las renuncias de Juan Espadas en Andalucía y Luis Tudanca en Castilla y León han puesto a Aragón como ‘la última de la fila’, ya que será la única gran plaza que irá a primarias contra uno de los ministros de Pedro Sánchez.
A poco más de dos semanas para la recogida de avales nadie se atreve a pronosticar qué pasará. El pacto pasaría por un acuerdo “en el que cupiesen todos”, con un reparto de puestos en la ejecutiva que diese voz a todas las sensibilidades. Esa alianza auparía a la titular de Educación a la secretaría general garantizando un ‘control de daños’ dentro de un partido que tendrá que hacer frente al reto de arrebatar el Pignatelli a un PP al alza en las encuestas.
Las partes descartan un acuerdo más amplio que abarque las primarias que elegirán al candidato socialista a las elecciones autonómicas de 2027. El PSOE aragonés no es un partido dado a las bicefalias. Solo ha habido un precedente con Isidoro Esteban como secretario general y Marcelino Iglesias como candidato, y aquello no acabó precisamente bien.
Una de las claves, en caso de haber pacto, es el cuándo. Aunque teóricamente sería posible cerrar uno “en cualquier momento” -siempre antes de la votación-, desde el sector sanchista advierten de que “una vez que se ponga la maquinaria en marcha será difícil parar las cosas”.
Esto quiere decir que tendría que producirse antes de la recogida de avales. “Cuanto más se espere, peor”, opinan. La votación del próximo 16 de febrero será secreta, pero con los avales, cada cual tendrá que ‘elegir bando’ con nombre y apellidos, un escenario que muchos militantes y dirigentes quieren evitar.
Desde el sector sanchista creen que es el entorno más cercano a Javier Lambán el que más se está resistiendo el acuerdo. Que el candidato sea Villagrasa, de solo 32 años, bien valorado dentro del partido y de un perfil moderado, y no Juan Antonio Sánchez Quero, al que en un principio apuntaban todas las quinielas, podría allanar el camino.
Tras la multitudinaria presentación de Alegría en La Zaida, él mismo se autodescartó para “dejar paso a gente joven”. No obstante, los continuos enfrentamientos entre Lambán con Pedro Sánchez y Pilar Alegría por la amnistía o el cupo catalán hacen que nada pueda darse por hecho. Especialmente teniendo en cuenta que el propio Lambán aseguró hace escasos meses que la portavoz no era su “sucesora natural” y que el territorio necesita alguien “comprometido” y no a una “ventajista”.
Por el momento, unos y otros trabajan “con toda la maquinaria en marcha”. A la ministra se la ha visto este fin de semana en Andorra, uno de los feudos lambanistas, y en Huesca, federación que la ha respaldado abiertamente como candidata. En este último encuentro contó con el apoyo de 150 militantes, con dos nombres que sobresalieron por encima del resto: el del expresidente de Aragón y exsecretario general del partido en la Comunidad, Marcelino Iglesias, y el del exalcalde de Huesca Luis Felipe.
Su exposición -con canal propio de WhatsApp con la militancia y publicaciones X (antes Twitter), Facebook e Instagram tras cada acto- contrasta con el silencio de su rival, que no ha vuelto a tener un acto público desde la presentación de su candidatura el pasado 26 de diciembre.
Villagrasa ha comenzado a recorrer el territorio en busca de apoyos entre las diferentes agrupaciones de la comunidad autónoma, pero “sin publicidad” ni mensajes en redes. La idea es que sea así, si nada cambia, hasta la recogida de avales, cuando los candidatos podrán hacer campaña sin ningún tipo de cortapisa.