Los premios nacionales de hostelería, que se entregarán el 7 de noviembre, reconocen la trayectoria de María José San Román. Desde Alicante ha viajado por todo el mundo con el nombre de Alicante siempre en la boca. Y también reivindicando a las cocineras y la juventud. "No podemos estar siempre en el pasado", recalca.
Son casi cinco décadas de trabajo, valora sentada en la barra de La Taberna del Gourmet, uno de sus locales en la ciudad. Pero ella siempre tiene la vista puesta en lo que viene: "La renovación generacional tiene que ocurrir porque llevamos veintitantos años y los carteles no solo son masculinos sino que son los mismos".
Una situación en la que pide un mayor esfuerzo a todos los relacionados con la gastronomía para ofrecer alternativas. "Nos apalancamos, nos acomodamos, tanto nosotros como la prensa y estamos encantado de conocernos", razona. Contra ello cree que la opción es "salir a buscar porque lo fácil es tirar de fondo de armario y lo difícil es buscar y ahí es donde están las mujeres".
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En 2022 recibió la medalla de oro al mérito de las Bellas Artes y este año el premio nacional, así lo celebra porque "no he parado". Todo empezó hace 46 años con un céntrico local dedicado a las salchichas frankfurt, el Tribeka. Y su éxito ya refleja el espíritu empresarial que se aplicaron ella y su marido José Perramón. "Puedes comerte los negocios o hacer otras cosas y nosotros siempre hemos reinvertido", sostiene.
Así "hemos tenido épocas en que nos ha ido muy bien y en otras épocas hemos perdido todo". "En el 93 caímos y lo perdimos todo", recuerda, "pero cuando nos pudimos levantar con la mentalidad de empresario mi marido y yo, nos pusimos a pagar deudas y a sanear". Poco a poco se fueron posicionando de nuevo: "Y hay beneficios y crecemos. Compramos el local, hacemos La Vaquería, El Monastrell…".
Mejorar el sector desde casa
"Ahora llega un momento en que para qué crecer más porque ni siquiera disfrutas de lo que creas", asegura. De ahí que "estamos en un momento de reflexión y eso nos permite mejorar". "Soy muy afortunada", valora. Siente que en estos momentos lo que se plantee "lo puedo conseguir porque tengo los medios".
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"Nuestro mayor tesoro es que con lo que hemos ganado nos permitimos el lujo de mejorar las condiciones de la gente que está con nosotros", destaca señalando a sus trabajadores tras la barra, "porque no pensar que ellos están es de necios". Una mejora, recalca, planteada "desde dentro de casa porque el camino tendría que ser así, ¿y quién lo va a hacer si no es el sector?".
Y con eso recalca la importancia de los premios para estimular a los nuevos talentos porque "tiene que haber gente que diga 'tú vales y lo que haces está bien' al que necesita apoyo".