Los guerreros de Xi'an por fin están en Alicante y a la hora de descubrir su historia en el Marq, la mirada va al color. Las figuras de terracota, internacionalmente conocidas por su apariencia gris, protagonizan la imagen con blancos, rojos, azules y verdes. Esta es la presentación estrella de la sala dos gracias a una proyección con videomapeado antes de ver los originales.
El comisario de la exposición, Marcos Martinón-Torres, cree que esto "cambiará completamente la imagen y, con independencia de que te guste o no, desde luego que impresionará". Cuando se descubrieron el 29 de marzo de 1974, estas esculturas habían pasado 22 siglos enterradas y las capas de pintura que tenían prácticamente habían desaparecido.
En la sala tres del Marq se pueden ver las nueve figuras originales más el caballo. Y posando en sus cabinas de cristal, los guerreros muestran aún algunos restos que demuestran que acompañaron al primer emperador de China en su muerte completamente decorados.
El catedrático de la Universidad de Cambridge que lleva 17 años colaborando con los chinos en este yacimiento razona que "ahora cuando alguien ve reconstrucciones digitales de cómo sería el aspecto de una escultura romana o de un pórtico de la Gloria de una catedral y le ponen los colores nos parece que está sobrecargado".
Al igual que la restauración de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel transformó la visión que se tenía de su pintura o que el Louvre no restaura La Gioconda para que brillen los colores que eligió Leonardo da Vinci, ver estatuas pintadas sorprende. "Nos gusta casi el aspecto sobrio del color de la piedra y la arcilla, pero la realidad es que los guerreros estaban completamente policromados", señala Martinón-Torres.
¿Qué es lo que sabemos de esa policromía y de esos otros materiales que se les ponía a estas figuras? Este es "uno de los muchos aspectos sorprendentes" con que el comisario promete que se encontrarán los visitantes de la exposición El legado de las dinastías Qin y Han, China.
Lacar y pintar
Martinón-Torres destaca el avanzado sistema con que decoraban la terracota 2200 años atrás para darle una apariencia más realista. Alternaban "una serie de pigmentos tanto de minerales o materiales naturales como el carbón o la ceniza de hueso, con pigmentos artificiales que ellos creaban utilizando tecnologías bastante de vanguardia". Del mismo modo, para aglutinar otros pigmentos utilizaban huevo.
Así explican en la sala dos lo que se conoce como el púrpura Han o chino, que emplea bario, cobre y silicatos para su fabricación. Como indica el comisario, esta invención de la época "es bastante revolucionario". Tanto como lo era el propósito del emperador Qin de construirse un mausoleo en el que estaría acompañado por estas figuras a su muerte.
Los artesanos que las pintaron aplicaban laca a la terracota para luego pintar las caras de blanco y luego aplicar los otros colores al uniforme u otros vestidos que llevan "todos y cada uno de los ocho mil guerreros de terracota que estaban pintados con colores relucientes".
Gracias a una proyección a escala real sobre la réplica de uno de las esculturas de terracota muestran paso a paso "los auténticos colores del guerrero. Y si te gustará o no, no lo sé, pero será muy diferente a lo que estamos acostumbrados".
[Los guerreros de Xi'an llegan a Alicante: su viaje de 9.000 km protegidos por bambú]
El comisario enfatiza que con secciones de la exposición como esta se recuerda a los artistas que crearon estas piezas únicas, "personajes invisibles de la historia pero sin los que la historia no se habría escrito, artistas cuya vida quedó por siempre ligada a esta tumba y cuya memoria recuperamos para esta exposición".