Cuando en Tabarca vivían más de mil personas de la pesca
El Instituto Alicantino Juan Gil-Albert reedita el 'Canelobre' dedicado a la isla y analiza en una charla la década que la transformó.
17 septiembre, 2022 02:50La transformación de Tabarca en una década marcó su presente y su futuro. De pasar de ser una isla de pescadores se empezó a abrir al turismo hasta ser una de las joyas de la corona de Alicante. El Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert ha reunido a los expertos que la analizaron para la revista Canelobre diez años después de publicar un exitoso número que ahora republican.
En una isla cuya población ha tenido grandes altibajos según las oportunidades laborales, se pasó de un millar de habitantes a los 56 que viven en la actualidad. La pesca dejó de ser una industria clave durante la Guerra Civil y la posguerra para dar paso a los primeros chiringuitos.
El investigador Armando Parodi se remonta al reinado de Carlos III y cuando llegó la colonización en el siglo XVIII desde la vecina isla tunecina de Tabarka con 323 personas para explicar este proceso. “Se encontraron con un problema principal, había aljibe y no había agua. Lo único que sabían era pescar y era absolutamente insuficiente para toda la población que había en la isla, con lo que empezó el primer declive con gente que volvió a la península o a la propia Tabarka”.
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La dureza de la vida en la isla la resalta José Manuel Pérez Burgos, coordinador de ese monográfico de 450 páginas, "Enrique Giménez recuperó para este número El lamento tabarquino en el que expresaban ante el concejo alicantino sus penurias en la isla". Sin poder sacar rendimiento de la tierra mediante la agricultura o el pastoreo, la pesca era la única salida.
¿Qué es lo que se hizo entonces para que esa colonia pudiera realmente asentarse? Se reunieron los fondos necesarios para proporcionarles la primera almadraba de monte y leva, una que se desmontaba cada día y facilitaba la pesca del atún. "Eso empezó a funcionar mal porque no sabían cómo usarla y los almadraberos de Benidorm y la Vila les enseñaron hasta que se revirtió la tendencia y empezó a acudir más gente a trabajar".
Aquello supuso un hito que "marcó totalmente la población", remarca Parodi. Hasta tal punto que las gráficas de la evolución de la población serán correlativas a las de las capturas de atún. Y había mucho que pescar en el Mediterráneo.
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Durante la guerra civil, explica Parodi, el ejército administraba esa almadraba con el fin de controlar su producción y abastecimiento no solo por la isla sino también por la costa de la provincia. Fueron los años de mayor crecimiento económico, los que marcaron que en la dura posguerra vivieran el mayor número de tabarquinos en la isla.
"En los años 40 se llegó a superar el millar de habitantes en Tabarca", apunta el investigador. Y es que en esa década se tienen registros de que en un solo día se llegó a meter en la almadraba hasta 40 toneladas de pescado.
El éxito económico es una de las claves que marca el gran declive demográfico. Si había pesca, había gente que quería trabajar y vivir allí. Pero, como indica Parodi, la década de los 50 fue otro punto de inflexión. En esa década cambió radicalmente la situación porque la pesca bajó sustancialmente. Y entre las diversas teorías al respecto, la sobreexplotación de los bancos de pesca, redujo la población de atún.
Sin pescado que vender, los tabarquinos volvieron a emigrar. Y así hasta que el año 60 fue el último que se monta la almadraba. "Ahí empezó el turismo y tomó el relevo de la subsistencia de los tabarquinos", concluye.