El médico jubilado Manuel Enciso, responsable del hospital de campaña que se desplegó en Alzira en 1982, para atender a los heridos por la Pantanada de Tous, junto a una imagen del estado en el que quedaron algunas calles de los pueblos afectados.

El médico jubilado Manuel Enciso, responsable del hospital de campaña que se desplegó en Alzira en 1982, para atender a los heridos por la Pantanada de Tous, junto a una imagen del estado en el que quedaron algunas calles de los pueblos afectados. Cedida / Efe

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Enciso, el médico que coordinó el dispositivo de la pantanada de Tous, sobre la DANA: "En 1982 avisamos con megáfonos"

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La carrera del doctor Manuel Enciso está marcada por la Pantanada de Tous. Este médico coordinó el dispositivo sanitario de una de las mayores tragedias en la historia de la Comunidad Valenciana, cuando el 20 de octubre de 1982, la gota fría desbordó el río Júcar en la provincia de Valencia, rompiendo la presa de Tous, lo que provocó la muerte de 38 personas. Esta cifra, por desgracia, ha quedado reducida a la mínima expresión por la DANA de este martes, la peor del siglo, tras cobrarse la vida de 202 personas -a falta de que sigan localizando más cadáveres-.

"Nosotros tuvimos una prevención mayor y en la Pantanada de Tous llovió en cantidades similares a esta DANA, pero ahora ha habido una falta de conocimiento", según reflexiona este médico jubilado, de 79 años, al que por estos días le invaden sentimientos enfrentados de tristeza, impotencia e indignación porque considera que en 1982 se actuó mejor que en 2024, a pesar de que eran peores los medios de emergencias y los de comunicación de alertas por fenómenos meteorológicos adversos.

"La información no ha llegado a la población y la reacción posterior a la Pantanada de Tous fue más rápida que en esta DANA", tal y como sentencia Manuel Enciso, inspector médico retirado, especialista en Medicina Legal y Radiología. Por aquel entonces, en 1982, el doctor Enciso coordinó el hospital de campaña que se desplegó en una fábrica de tejidos de Alzira, para atender a todos los heridos por la terrible Pantana de Tous que cubrió por completo la mayoría de pueblos de las comarcas de la Ribera Alta y de la Ribera Baja de Valencia.

Estado en el que quedó el pantano de Tous el 20 de octubre de 1982 tras el desbordamiento del río Júcar.

Estado en el que quedó el pantano de Tous el 20 de octubre de 1982 tras el desbordamiento del río Júcar. Efe

P.– ¿Por qué sostiene que hace 42 años se actuó mejor con aquella gota fría que con esta DANA?

R.– Manuel Enciso: Entre la Guardia Civil, los radioaficionados y el personal de los ambulatorios con radiotransmisores fuimos controlando la evolución de la crecida del río Júcar. Deducimos que el río iba a sufrir una crecida y se iba a desbordar. El aviso a la población se hizo bien porque las fuerzas vivas se lo habían comunicado. En los pueblos, se informó de la riada con coches con megafonía y los vecinos conocían el riesgo: la gente estaba en sus casas, protegida en las plantas altas, con comida y agua.

La alerta se propagó entre la población con megafonía y la evolución de la gota fría se monitorizó con walkie talkies. Pero cuatro décadas después, en una época marcada por la tecnología, las aplicaciones de telefonía, las redes sociales y la inteligencia artificial, el Gobierno de la Comunidad Valenciana envió su alerta masiva a los móviles de los valencianos para informar de los estragos de la DANA, a las 20.10 de la tarde del martes, cuando horas antes ya se habían producido tres hechos que ponían de manifiesto que se debían adoptar medidas drásticas para evitar una tragedia.

El río Magro arrastrando un coche de la Policía Local tras desbordarse a su paso por Utiel.

El primer incidente significativo de la DANA, tuvo lugar a las 11.30 horas, cuando el Barranco del Poyo se desbordó, inundando el pueblo de Chiva. El segundo se produjo cuando el Centro de Coordinación de Emergencias emitió una alerta especial hidrológica, a las 11.45 horas, para los municipios próximos al cauce del río Magro. Y el tercero: el río Magro, afluente del Júcar, se desbordó a las 12 mediodía, engullendo Utiel.

La lluvia torrencial de la DANA se estaba convirtiendo en un tsunami urbano, para los pueblos de la Comarca de L'Horta, canalizada a través del Barranco del Poyo y del Barranco del Río Magro. A pesar de todo, a las 13 horas, el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, anunció que a desde las seis de la tarde se esperaba que el temporal "disminuya su intensidad" porque se desplazaría "hacia la Serranía de Cuenca". Una afirmación que le pesa tanto al dirigente popular que Mazón ha borrado esa comparecencia de X [antes Twitter].

"Ha habido un fallo de percepción", se lamenta Manuel Enciso, el médico que salvó muchas vidas en la Pantanada de Tous, incluida en la hemeroteca de las peores riadas que ha sufrido esta autonomía. "Aquí ha habido una cuestión: nadie ha advertido de un riesgo tan bestial y la velocidad del agua ha sido brutal". "Les pilló en pelotas".

Este facultativo jubilado es una voz autorizada para opinar porque existen similitudes entre aquella gota fría y esta DANA, ya que aquel 20 de octubre de 1982, se recogieron 600 litros por metro cuadrado, frente a los 500 litros de este martes 29 de octubre de 2024. En ambos episodios, hubo desbordamientos, la cuenca del Júcar tuvo protagonismo y muchos pueblos quedaron anegados. Aquella gota fría sacudió Alzira, Algemesí, Carcagente... Ahora le ha tocado a Paiporta, Alfafar, Utiel...

P.– ¿Por qué fue mejor la gestión de aquella gota fría de 1982 que esta DANA de 2024?

R.– El Ejército de Tierra tendría que haber tomado ya el control de Valencia porque ellos tienen la intendencia y la maquinaria pesada. La Pantanada de Tous se produjo el 20 de octubre y el día 21 por la tarde, ya había unidades militares en los pueblos afectados. La acción tras la rotura de la presa de Tous fue de estructuras organizadas.

La Unidad de los Zapadores iba limpiando calles con palas y maquinaria pesada, donde previamente se había informado a los vecinos de que tenían que sacar todos los enseres destruidos de sus casas para que los retirasen; el Ejército creó centros de distribución de alimentos y de ropa, una macrofarmacia para suministrar medicamentos [a pacientes crónicos]; se hacían zanjas para enterrar el ganado muerto...

La militarización que guió la gestión de aquella gota fría, según relata este reputado médico, y que por aquel entonces era director de los ambulatorios de la Comarca de la Ribera, no tiene nada que ver con esta DANA. Prueba de ello es que hay pueblos de la huerta de Valencia sin luz ni agua, desde el martes; se han producido saqueos en supermercados; los vecinos se desplazan a pie de un pueblo a otro, como si fuera una zona de conflicto bélico, buscando agua o comida; hay cadáveres flotando a la deriva...

Un vídeo con saqueos a un Consum y un Carrefour de Alfafar difundido por TikTok.

En el año 1982, al día siguiente de la gota fría, ya había militares, pero en 2024 se ha tardado más de 48 horas en dar una respuesta contundente. El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, no aceptó el despliegue del Ejército hasta última hora de la tarde del jueves 31, cuando la cifra de cadáveres era tan dramática que los pueblos de la Comarca de L'Horta ocupaban numerosas portadas de la prensa internacional: The Guardian, The Washington Post... 

"El despliegue del Ejército habría permitido habilitar torres de control para restablecer las comunicaciones; se habrían fijado puntos clave de distribución de agua y productos básicos para los vecinos; generadores para recuperar el suministro de luz; se desplegaría maquinaria pesada para limpiar calles; con camiones se podría transportar a la gente a sus centros de trabajo...", según enumera el doctor Manuel Enciso, afincado en la capital del Turia, desde donde sigue con preocupación la evolución de las consecuencias que ha dejado la peor DANA del siglo.

P.– ¿Qué recuerdo guarda de aquel 20 de octubre de 1982 cuando se produjo la Pantanada de Tous?

R.– Aquella mañana me acerqué a ver al alcalde de Alzira y al cuartel de la Guardia Civil. Cada hora, preguntábamos la evolución del río Júcar con los radiotransmisores, anotando la altura que tenía el agua en cada pueblo, usando papel y lápiz. La presa de Tous estaba construida con tierra compactada y calcularon que si la presa reventaba, el agua llegaría hasta Cullera, alcanzado los ocho metros de altura.

El aviso a la población se hizo bien porque la presa iba a reventar. Me pasé una semana entera sin dormir. La pantanà fue durísima. El hospital de campaña estuvo abierto durante quince días. Atendimos a toda clase de heridos, incluso asistimos partos. Mi familia llegó a pensar que yo estaba muerto porque no había móviles, solo emisoras, y no sabían nada de mí.

Una montaña de coches acumulada en una calle de Sedaví tras el paso de la DANA.

Una montaña de coches acumulada en una calle de Sedaví tras el paso de la DANA.

De hecho, este médico estuvo a punto de perder la vida cuando se traslada a bordo de un Land Rover de Alzira a Carcagente. "El vehículo se empezó a hundir y lo tuvimos que abandonar por la puerta de atrás", según recuerda este septuagenario. "Cuando llegamos a Carcagente había calles cortadas por camiones atravesados por la riada". Tal imagen se ha repetido 42 años después, en Sedaví, el pueblo convertido en una ratonera de lodo con sus calles cortadas por montañas de coches apilados. 

P.– ¿Qué destacaría de la gestión de la Pantanada de Tous?

R.– Yo solicité la militarización sanitaria de toda la zona afectada. Hubo mucha colaboración de empresarios que cedieron maquinaria para limpiar y el hospital de campaña para atender a los heridos, lo monté en una fábrica de tejidos que nos dejaron. Desde el principio, para evitar robos en tiendas, hubo patrullas de Policía y de Guardia Civil. Cada noche, nos reuníamos con militares, alcaldes, guardias civiles... para analizar la situación y planificar las acciones del día siguiente.

El desbordamiento del río Júcar que provocó aquella gota fría del 82 en la que se llegaron a registrar 1.000 litros por metro cuadrado, causó un boquete en la presa de Tous y se vino abajo. La rotura desencadenó una riada de cuatro metros de altura, que sepultó miles de casas, campos y negocios distribuidos por la Muela de Cortes. La pantanà -como se denominó en valenciano- se saldó con 38 fallecidos y fue el génesis de la implantación del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), para monitorizar en tiempo real toda la Cuenca del Júcar.

Pero cuatro décadas después, toda esta tecnología no ha evitado la mayor riada del siglo. "¿Cómo es posible que Météo-France predijese que caerían 400 litros por metro cuadrado y la Aemet española no lo hiciera?" "Se actuó mejor en 1982 que ahora", concluye este doctor jubilado y que sigue matando el gusanillo por la Medicina, como responsable del Comité Científico de la Asociación Cultural Convergencia Cívica Valenciana. "Esta DANA sobrepasa una cuestión de autonomía a una cuestión de Estado". "Tienen que actuar los técnicos, no los políticos".