¿Cómo se hablará de las redes sociales y de sus protagonistas en los libros de texto de mañana? ¿El relato que se ha generado en el perfil de Twitter/X de los líderes políticos acabará formando parte de libros de historia?
Hoy, la historia se escribe en las plataformas. Sí, aunque nos parezca raro. El registro que queda de todos los acontecimientos tiene una 'huella digital' que permanece imborrable -a priori-, aunque siempre se podrá interpretar de una manera u otra. Desde luego que para un 'cronista oficial del reino' registrar todo esto se antojaría complicado.
El relato que se crea en TikTok o Instagram, aunque sobre todo en X -por lo menos en el ámbito político de nuestro país-, deja mucho espacio para que se lleven a cabo investigaciones y estudios sobre ello. Ha cambiado la forma de comunicar y también la forma de recoger esas comunicaciones, la forma en la que queda todo registrado para que pase a la historia.
En este nuevo capítulo de Random hablamos del pasado, pero también del futuro con nuestro invitado Mikel Herrán (Zaragoza, 1991). Él es doctor en Arqueología y, desde hace ya unos años, es divulgador en redes sociales, en las que se le conoce como @putomikel. Con él hablamos de cómo han contribuido las redes sociales a la divulgación de contenidos históricos en estos tiempos.
Historia en el ágora de hoy, más allá de la academia
Para Mikel, lo de empezar a hablar de historia en YouTube sucedió antes de comenzar su tesis doctoral. En su cabeza estaba, desde un principio, poder rebajar toda la complejidad que existe en el mundo de la academia, para poder contar sobre hechos históricos sin que fuera demasiado denso. Hacer digerible la historia, en tiempos de un ágora digital que hoy son las redes sociales.
"En YouTube es más o menos fácil, porque es un formato muy abierto", explica el protagonista. Pero se muestra más escéptico -y asume la realidad- con lo que ocurre en el resto de plataformas en las que se priman los contenidos más cortos y rápidos: "Instagram y TikTok funcionan muy bien para lo que son 'pildoritas'..., aunque exigen una cierta frecuencia".
De esta forma, el arqueólogo zaragozano conocido en redes como Putomikel, también avisa de los peligros: "Hay mucho riesgo de caer en malas prácticas". Por la falta de tiempo, por la 'hipercondensación' de contenidos, por el clickbait. " Es algo que, muchas veces, los historiadores hemos achacado a los periodistas y al final es que el formato te empuja a ello", sostiene.
Son quizá estos peligros los que hacen que el debate sobre la forma y fondo de la divulgación histórica en redes sociales esté a la orden del día en el ámbito académico. "En la academia se han dado cuenta de que algo falla" y añade: "A lo mejor han estado muy centrados en sí mismos y muy aislados. Se han dado cuenta de que hay que romper un poco con eso".
Lo cierto es que, a día de hoy, es muy complejo condensar épocas, relatos o antecedentes en un material audiovisual que tan solo dura unos segundos y que luego está mediado por unos algoritmos. Aun así, él cree que también la divulgación que se hace en redes sirve para contribuir a unas bases que tienen que seguir creciendo.
"Yo siempre lo lo pienso así: si lo puede entender mi madre, que no tiene ningún tipo de formación académica y menos aún en historia, es un buen paso".
¿Existe una batalla cultural en redes?
Es, sobre todo en X (lo que era Twitter en una anterior época), donde hoy se dá otro debate, el de la batalla cultural. Sobre esto, Mikel Herrán -que empezó siendo @putomikel en esta red social- aporta una idea sincera: "Hasta cierto punto, es inevitable librar una batalla cultural. Hay muchos temas de conversación que ya están metidos ahí, aunque inicialmente no tuvieran mucho que ver".
"A mí se me ha llamado activista", cuenta el propio Mikel, "por ser un maricón de izquierdas y hablar de historia de la sexualidad". Así de claro. Pero dentro de esta batalla cultural, él intenta "dar visibilidad a realidades que han sido silenciadas". "No me siento cómodo con el título de activista, pero entiendo que, al final, todo es política", expresa el creador de contenido.
En ese afan de visibilizar realidades silenciadas antaño, el arqueólogo zaragozano publica en solo unos días su nuevo libro, Sodomitas, vagas y maleantes, historia de la España desviada de Atapuerca a Chueca (Planeta, 2024), en el que hace una antología de personajes históricos que "desafiaban la norma del deseo, el género o el sexo", tal y como reza la sinopsis de la publicación.
"Mi posicionamiento político e identitario a nivel de cómo me visto y cómo me expreso, se lee de una forma", explica. Y de esta forma, 'Putomikel' es partidario de la sinceridad y la transparencia: "Yo parto de unos supuestos teóricos, políticos y sociales. Yo digo que tengo unos sesgos, pero también intento justificar la lectura que hago con unas fuentes".
Y esta guerra conceptual que hoy se libra también intenta imponer unos relatos. "Al final, la disciplina histórica consiste en crear un relato que esté fundamentado en unas fuentes y tenga un método", explica el arqueólogo.
Censura, falsos históricos y fakes en tiempos de TikTok
Otro de los peligros de hablar de historia en redes sociales es que a veces, de forma activa o pasiva, estas se convierten en un lodazal. Los falsos históricos, los bulos y la desinformación no se han inventado en este siglo. Han hecho muchos estragos a lo largo de los años, pero lo cierto es que ahora muchas de las grandes advertencias que se hacen en las plataformas sociales tienen que ver con la desinformación.
A pesar de ese esfuerzo por contener la desinformación, lo cierto es que las plataformas hoy vigilan con algoritmos que no se incumplan unas políticas y muchas veces se cae en el error de la censura.
"A mí me ha pasado", reconoce el propio Mikel, "y conozco a otros divulgadores y creadores a los que se les ha censurado contenido en YouTube, Instagram o TikTok". Estos baneos suelen deberse al incumplimiento de las políticas de cada plataforma. Otra forma de censura es el conocido como shadow banning, que traducido al castellano sería "baneo en la sombra" y que consiste en una ocultación sistemática de contenidos relacionados con ciertos temas.
"Con temas de sexualidad también hay muchas censuras, los mecanismos funcionan mucho más", cuenta Mikel desde su propia experiencia y añade una crítica también hacia la historiografía y a su representación en plataformas: "No se entiende como parte de la 'historia con mayúsculas' que se nos enseña, en general suele estar muy orientada a las guerras, política, etc., y no a lo íntimo o a lo sexual, por ejemplo".
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