La neurocientífica Wendy Suzuki.

La neurocientífica Wendy Suzuki. wendysuzuki.com

Ciencia

Soy neurocientífica y este es el hábito ignorado en España para tener un cerebro sano: tardas 10 minutos en hacerlo

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Mantener un cerebro joven y saludable es fundamental para disfrutar de una vida plena y enfrentar los desafíos cotidianos con agilidad mental y estabilidad emocional. El cerebro, al igual que cualquier otra parte del cuerpo, necesita de cuidados y nutrientes específicos para evitar el deterioro cognitivo, sobre todo a medida que envejecemos. La ciencia ha demostrado que, con hábitos simples como el ejercicio regular, una alimentación equilibrada y la estimulación mental constante, es posible no solo prevenir problemas neurodegenerativos como la demencia, sino también potenciar nuestra capacidad de aprendizaje, memoria y resiliencia ante el estrés. 

La salud de este órgano va ligada a lo que denominamos salud mental y cuidarla, puede ser tan sencillo como caminar un poco cada día, según la neurocientífica y profesora Wendy Suzuki, de la Universidad de Nueva York (NYU). Durante su reciente intervención en TED Intersections, explicó que apenas 10 minutos de caminata pueden reducir los niveles de ansiedad y depresión. "Caminar es como darse un baño de neuroquímicos", asegura la experta, destacando cómo el ejercicio desencadena la liberación de dopamina y serotonina, sustancias que mejoran el estado de ánimo de forma natural.

Este pequeño hábito, si se mantiene de manera constante durante semanas, meses e incluso años, puede transformar la salud cerebral. De acuerdo con la neurocientífica, las caminatas diarias ayudan no solo a elevar los niveles de neuroquímicos, sino también a liberar factores de crecimiento, componentes que promueven la neuroplasticidad y favorecen la formación de nuevas conexiones neuronales. La investigadora afirma que nunca es tarde para empezar, recordando que incluso personas que han llevado una vida sedentaria pueden beneficiar su cerebro al iniciar una rutina de caminata, independientemente de su edad.

Un estudio publicado en la revista Neurology en 2022 refuerza esta teoría. Según esta investigación, las personas que mantuvieron una actividad física regular tienen un 17% menos de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellas que llevan una vida inactiva. Esta relación entre la actividad física y el riesgo reducido de enfermedades neurodegenerativas subraya la importancia de la movilidad para el bienestar cerebral en todas las etapas de la vida.

Hacer deporte tiene beneficios adicionales

Suzuki también destaca que ciertas actividades físicas que implican una estrategia, como el fútbol o el baloncesto, pueden ofrecer beneficios adicionales. Estas prácticas, además de mejorar la forma física, ponen en marcha la corteza prefrontal, la región del cerebro que gestiona las funciones ejecutivas, es decir, la planificación, el control de impulsos y la toma de decisiones. Al estimular esta área del cerebro, se mejora su funcionamiento y se fortalece la capacidad cognitiva general.

El impacto positivo del ejercicio en el cerebro no es una idea nueva, pero esta experta destaca que cualquiera puede aprovechar estos beneficios sin necesidad de ser un atleta. "Prescribiría actividad física a cualquier persona", comenta, señalando que la mejor forma de ejercicio es aquella que hace feliz a quien la realiza. No es necesario adherirse a horarios específicos; el mejor momento para ejercitarse es cuando sea posible y conveniente para cada uno, dado el ritmo acelerado de la vida moderna.

La propia Suzuki descubrió la importancia del ejercicio casi por accidente. Confiesa que, durante años, centró su energía en el trabajo y dejó de lado su cuerpo hasta que, durante un viaje de rafting en Perú, sintió los efectos revitalizantes de la actividad física. Este episodio fue el punto de partida para su investigación sobre el ejercicio y la salud cerebral, lo que la llevó a profundizar en los efectos neurológicos de la actividad física y su capacidad para mejorar el bienestar emocional y cognitivo.

Caminar reduce el estrés

Además de reducir la ansiedad y la depresión, el ejercicio físico también influye en el cerebro al reducir el estrés. Según la neurocientífica, el cortisol, la hormona del estrés, disminuye con el ejercicio, permitiendo que el cerebro entre en un estado de relajación que favorece tanto la concentración como la resiliencia emocional. Estos efectos son especialmente relevantes en la sociedad actual, donde el estrés crónico es común y puede derivar en problemas de salud física y mental a largo plazo.

Más allá de las caminatas, anima a quienes busquen un desafío mayor a explorar deportes o actividades físicas que involucren un componente social o competitivo, ya que esto potencia aún más los beneficios neurológicos. La interacción social en actividades grupales no solo mejora el ánimo, sino que también estimula el cerebro al fomentar la cooperación, la empatía y las habilidades interpersonales, factores cruciales para un bienestar integral.

El vínculo entre la actividad física y la neurogénesis (la formación de nuevas neuronas) también ha sido respaldado por varios estudios. Según esta investigación, el ejercicio aeróbico moderado, como caminar, correr o andar en bicicleta, activa la producción de neuronas en el hipocampo, una región clave para la memoria y el aprendizaje, sugiriendo que la actividad física puede tener un impacto directo en la función cognitiva.

Para quienes dudan en comenzar, Suzuki enfatiza que no hace falta un compromiso extremo; iniciar con pasos pequeños y consistentes es suficiente para desencadenar cambios significativos en el cerebro. Este enfoque gradual puede ayudar a quienes llevan una vida sedentaria a romper con la inercia y experimentar los beneficios del ejercicio sin abrumarse. La clave, señala la investigadora, es la constancia y el disfrute de la actividad elegida.