Piñel de Abajo es un pequeño pueblo vallisoletano que, en la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuenta con 163 habitantes. Un municipio situado a 56 kilómetros de la capital provincial, enclavado en la Comarca de Campo de Peñafiel.

Cuenta con un paisaje llano, con poca vegetación, pero sí que nos encontramos con una gran cantidad de campos de cultivo, todos ellos de gran extensión que indican que la agricultura, tan lastrada en las últimas fechas y que ha protagonizado esta semana varias tractoradas como forma de protesta, es la principal actividad económica del lugar.

En el caso de Piñel de Abajo destaca la presencia de cultivos de secano, por encima de los de regadío, aunque también los hay de este segundo tipo. En el lugar reinan la ermita del Santo Cristo de la Vega y la Iglesia de San Pelayo.

Las fiestas de la localidad se celebran el 26 de junio, en honor a San Pelayo. Destaca también la conocida Fiesta de la Convivencia. Se celebra el primer fin de semana de agosto. A lo largo de todo el año, la localidad pucelana cuenta con diversas actividades para sus vecinos.

Tras disfrutar de las diferentes opciones que se ofrecen, son muchos los vecinos que acuden a tomarse una caña, un refresco o un vino, en plena cuna de la Ribera del Duero, hasta el Bar El Ruedo, que suma 60 años de historia. Al frente está Juan Carlos, con el que EL ESPAÑOL de Castilla y León se cita para hablar de la historia del lugar y de la suya personal.

25 años al frente del Bar El Ruedo

“Soy amigo de todos los clientes. Al final, mi objetivo y trabajo a lo largo de todos estos años va enfocado a conseguir dar el mejor servicio a los vecinos del pueblo. Que disfruten de su estancia en el bar y que sirva como sitio para charlar, como punto de reunión para todos y cada uno de ellos”, confiesa nuestro entrevistado.

Juan Carlos de la Cal de los Ríos nació en Pesquera de Duero hace ya 52 primaveras. Vive allí también. Suma 27 años de duro trabajo en el mundo hostelero, 25 de ellos al frente del establecimiento hostelero ubicado en Piñel de Abajo. Es amante de la caza, de la pesca y del campo. De los animales en general.

Antes de coger las riendas del Bar El Ruedo trabajó en azucareras, en bodegas y en la piscina. No se le han caído nunca los anillos, como diría aquel. En 1998 se lanzó a la piscina para tomar el testigo de un establecimiento hostelero con más de 60 años de historia.

De momento, ahí sigue dando lo mejor de sí mismo para sacar el negocio adelante.

Bar El Ruedo en Piñel de Abajo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

La historia y el encanto de su bar

El Ruedo se ubica en la calle Escuela número 2 de la localidad vallisoletana. Tiene 64 metros cuadrados, unas cuantas mesas y busca ser acogedor para que el que pase por allí, fundamentalmente los vecinos del pueblo, pero también los turistas, se queden con ganas de volver.

Juan Carlos es el único trabajador del que dispone el lugar. Él está siempre. Con su mejor humor y dispensando el mejor trato en algo que resulta de suma importancia para todo bar o restaurante y que el cliente siempre valora.

“Ofrezco un buen ambiente. Aquí la gente puede venir a tomarse un café, el vermú o un cubata, en la mejor compañía y disfrutando de una charla muy amena. Espero que este buen rollo en el lugar dure muchos años más y poder seguir mucho tiempo más aquí”, apunta nuestro protagonista.

Un bar de pueblo, de esos sin grandes alardes, pero a los que gusta, y mucho, visitar.

El único bar del pueblo

Otro de los motivos que llevan a nuestro protagonista a seguir luchando, día a día, es que el suyo es el único bar con el que cuenta Piñel de Abajo. Un lugar en el que entablar una conversación, en el que socializar, al fin y al cabo, en algo que resulta de suma importancia para un mundo rural tan golpeado por el éxodo de diferentes personas que se marchan a la ciudad.

Imagen del Bar El Ruedo en la localidad vallisoletana Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

“Veo el futuro de forma incierta. Los pueblos van a menos. Espero que consigamos mantenernos. No pido nada más que seguir como hasta ahora y que el bar siga siendo el lugar de encuentro para todos los vecinos de Piñel de Abajo”, explica Juan Carlos.

Un bar con mucha historia con un hombre extrovertido y cercano como este vallisoletano que pone su granito de arena con un servicio indispensable en los pueblos para que el mundo rural no muera.