Los gatos mantienen casi siempre sus uñas escondidas para evitar que se desgasten al caminar por el suelo. Pero cuando deciden sacarlas, lo más seguro es que no sea para algo bueno. Cuando lo hacen para rascarse, atrapar con mayor facilidad sus juguetes, excavar en la arena para hacer sus necesidades o incluso para liberar el estrés, es recomendable no molestarles ni regañarles. No obstante, cuando se obcecan con destruir los muebles que acabamos de comprar, es instintivo pegar un grito de advertencia para alejarlos y dirigirles hacia el rascador.
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Si bien este puede parecer el método más efectivo para evitar que las piezas de mobiliario acaben dañadas irreversiblemente, en realidad no conviene impedir que los mininos arañen objetos. Es un comportamiento natural. Un estudio publicado en Journal of Feline Medicine and Surgery reveló que 8 de cada diez gatos arañaban objetos inapropiados, principalmente muebles.
La experta en comportamientos felinos, Eva San Martín, asegura en su libro Al gato lo que es del gato que rascar (Planeta, 2023) “no es un lujo: todos los gatos necesitan rascar para sentirse seguros y felices”. Lo que recomienda la especialista etóloga es “redirigir ese comportamiento hacia muebles gatunos que escojamos para ello”.
El rascador 'purrrfecto'
"Si queréis que vuestros gatos dejen de rascar los muebles, es muy importante encontrar el rascador adecuado", explica San Martín. La especialista gatuna propone adquirir un rascador con una base bien amplia, de unos cincuenta centímetros cuadrados. "Los gatos prefieren postes de rascado en vertical, robustos, pesados, y que no se muevan", señala.
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Comprado el rascador, solo hace falta colocarlo en el lugar perfecto para que nuestro gato se fije en él y no en las patas de las sillas. Los gatos tenderán a frecuentar, como es lógico, las mismas áreas de la casa que sus dueños. Estas, tal como señala Ellen Everett, profesora clínica adjunta de práctica comunitaria en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Georgia a The Washington Post, son "zonas donde reciben buenas atenciones de sus dueños, como caricias, mimos y juegos".
Por eso, recomienda Everett, conviene colocar el rascador cerca de los muebles que el felino está estropeando. "No les importa destrozar zonas de la casa que no son valiosas para ellos", declara a The Washington Post. Y con tener uno no suele bastar, cuantos más rascadores haya, más opciones tendrá el gato para olvidarse de los muebles.
Bendito cartón
A la hora de escoger el rascador perfecto, las opciones son infinitas. ¿Con poste, sin poste o con varios niveles? Y además los hay en todo tipo de materiales: de cuerda de sisal —el preferido por los gatos, según un estudio del Journal of Feline Medicine and Surgery—, de corcho, de madera... Pero hay un material que tenemos en casa que vuelve locos a los gatos: el cartón.
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Los rascadores no son baratos. Por eso, escoger un rascador de cartón para nuestra mascota puede ser la opción más acertada, sobre todo si el minino ya ha demostrado su pasión por destrozar este material. El usuario de TikTok catprotection enseña en una de sus publicaciones cómo fabricar tu propio rascador a partir de una caja de cartón.
"No hay nada más gatuno que un rascador de cartón", asegura San Martín en su libro. Y añade que son "tan económicos como miauravillosos".
Qué no se debe hacer, según San Martín
- No cojáis a vuestro gato y lo llevéis al rascador.
- No intentéis coger sus patas y frotarlas contra él.
- No gritéis, ni castiguéis, ni mojéis a vuestro tigretón o tigresa. Lo único que vais a conseguir es asustar a vuestro amigo, y que os coja miedo.