Las cifras del mercado inmobiliario relativos a la subida de los tipos de interés, la poca oferta y el aumento del precio de la vivienda usada es una realidad a la que se tienen que enfrentar todos los agentes que intervienen en el proceso de compraventa. Las previsiones (siempre volátiles) para 2024 de los expertos en el sector prevéen una cierta moderación de los precios, lo que sin duda animará a los compradores a buscar nuevas oportunidades para cambiar de casa.
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Al margen de los datos socioeconómicos, contra los que el ciudadano de a pie tiene pocos medios para luchar, lo que sí podemos hacer es poner práctica algunas estrategias inteligentes y, en cierto modo con matiz sensorial, para conseguir vender nuestra propiedad de una manera más rápida y eficaz.
El tiempo medio para conseguir hacer efectiva esa transación varía mucho. Según el portal Idealista, en este 2023 el 20% de los inmuebles se venden en menos de una semana; el 15% entre una semana y un mes; el 21% entre uno y tres meses; el 29% tarda de tres meses a un año y solo el 14% tarda más de un año en venderse.
No suena mal, así que lo que toca a continuación es conocer algunos trucos para triunfar en esta empresa. Aún más importante que el precio final, hay otros aspectos que podrían parecer menores y que lograrán captar la atención del comprador de manera efectiva y allanar el camino hacia la firma del contrato.
1. Invertir para ganar. Es importante hacer una pequeña inversión para mejorar las condiciones de la casa y que resulte más atractiva para el interesado. La pintura ha de estar perfecta y también se deben reparar desperfectos y deficiencias de acondicionamiento; sin olvidar la limpieza exhaustiva. Recuerda, la primera impresión es la que cuenta.
Los portales inmobiliarios destacan que cerca de un tercio de las ventas totales de viviendas inicialmente fracasan debido a problemas de acondicionamiento. Además, reformar el inmueble también incide en el precio: habrá un retorno de la inversión realizada. La máxima de intentar vender una casa sin hacerle el consabido 'lavado de cara' con el pretexto de ponerla más barata no suele funcionar.
2. Despersonalizar el ambiente. Puede parecer algo insignificante, pero no lo es. Cuando vayas a enseñar la casa que deseas vender el factor psicológico resulta crucial. Se trata de que el comprador logre hacerse una idea rápida de cómo podría ese inmueble convertirse en su hogar. Por eso, retirar de la decoración fotos familiares y objetos que tengan una relación directa con el actual propietario como diplomas, dibujos o manualidades de los niños, etc., resultará muy beneficioso. De esto modo, la persona que se postula para convertirse en el nuevo dueño puede abstraerse y las estancias quedan más asépticas. El imaginario se pone a trabajar en su cabeza para adaptarse a su ideal.
3. Decoración neutra. Tus gustos pueden no coincidir con los del comprador; es más, eso sucede en un alto porcentaje, así que éste es otro de los aspectos a tener en cuenta. Opta por un estilo neutro, minimalista, con colores suaves y evitando las estridencias. ¿Te encanta esa colorida máscara que compraste en un viaje y que es la reina del salón ocupando gran parte de una pared? Mejor llévala al trastero antes de abrir las puertas del piso que vas a vender; los gustos personales son precisamente eso, personales.
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4. La luz y los olores. Una de las cosas que más se valoran de una casa es su luminosidad, ya que incide en el estado mental y emocional de los moradores. Se recomienda que, cuando vayas a hacer las fotos para incluir tu vivienda en cualquier portal inmobiliario o enseñarla personalmente, las persianas estén subidas y las ventanas despejadas. Dejar que entre la luz ayuda mejorar la energía y establece un clima de positividad en el comprador. Asimismo, evita las cortinas y estores en colores oscuros o demasiado opacos.
En cuanto al aroma que impregna el inmueble hay que darle la importancia que tiene, que es mucha. Al igual que las mejores recetas entran por el olfato, el olor de una casa puede hacer que el negocio triunfe o fracase estrepitosamente. Ventilar bien las estancias es primordial. Cuidado con los ambientadores, porque si son muy fuertes pueden provocar una sensación de desagrado en el visitante y quizá le impida valorar la casa como debería. Los olores cítricos o florales muy suaves producen sensación de bienestar y calma tal y como especifica la aromaterapia. En cualquier caso, ha de ser algo muy sutil, casi imperceptible pero placentero. Preparar café o meter un bizcocho en el horno antes de la visita puede trasladar a la persona interesada en adquirir la vivienda una placentera sensación de hogar a través de los sentidos. Un truco a tener en cuenta.