Varios estudios lo corroboran: la calidad de nuestras relaciones personales tienen un impacto positivo sobre nuestro bienestar e incluso sobre nuestra longevidad. El investigador Hamish Foster y su equipo, de la Universidad de Glasgow, acaban de publicar un nuevo análisis, basado en la experiencia de más de 450.000 personas que lo corrobora.
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Otro de los estudios que lo afirmó fue el elaborado por Harvard, tras 85 años de análisis. Dejó claro que las relaciones positivas, con familiares y amigos, son un componente clave de la felicidad. De hecho, los investigadores incidieron en la amistad como una de las sietes prácticas significativas para ser feliz y estar en forma.
¿Pero qué tipo de amistades existen? ¿Cuáles son las más importantes? El profesor de la Universidad de Harvard Arthur Brooks, quien imparte un curso sobre cómo gestionar la felicidad, cree que necesitamos tres tipos para sentirnos verdaderamente felices en la vida.
Recuerda, a modo de premisa, que "la felicidad es una competencia fundamental para quienes quieren estar a cargo de sus vidas, tanto a nivel personal como profesional" y defiende el modelo planteado por Aristóteles. En su artículo titulado Los mejores amigos no pueden hacer nada por ti, que compartió en el curso de felicidad de Harvard, destaca:
- Las amistades útiles: "Piensa en las relaciones que tienes con las personas con las que trabajas o con las que haces negocios. Estas relaciones tienden a ser de naturaleza transaccional", explica. Son las también conocidas de 'servicios públicos'.
- Las amistades basadas en el placer: "Este tipo de relación se basa en la admiración mutua porque cada persona consigue placer y disfrute. Surge cuando uno percibe a su amigo como divertido, interesante y una fuente de placer", añade el experto.
- Las amistades 'perfectas': "Según los estándares de Aristóteles, las amistades perfectas son aquellas entre personas que sienten un amor mutuo por algo que no sólo los une, sino que eleva su comportamiento a la virtud. Una relación es perfecta no cuando se basa en la utilidad o el placer, sino cuando se centra en mejorar las circunstancias de la otra persona", concluye el investigador.
Pese a sus pros y contras (no todas son tan placenteras ni fáciles de mantener), son necesarias para nuestro equilibrio social. Si bien necesitamos amistades útiles y placenteras, "no podemos darnos el lujo de arriesgar estas conexiones mediante confrontaciones, conversaciones difíciles o intimidad", explica Arthur Brooks. Las perfectas son las claves del éxito, completada por las demás. Su gran punto a favor es que son auténticas y no se basan en intereses ocultos.
Los expertos de Sanitas recuerdan, además, que fomentar las relaciones sociales "ayudará a evitar algunos de los aspectos negativos asociados a la vejez como la soledad o el aislamiento. Es beneficioso crear un círculo de amistades que ayuda a prevenir la dependencia, a fomentar la autonomía personal y a llevar un envejecimiento activo y saludable".