La siesta, también para los japoneses, es sagrada. Eso si se toma la acepción más universal de esta costumbre —los minutos u horas de descanso y sueño que no se toman de noche—. Ellos la llaman inemuri y se la pueden echar en cualquier lugar: desde la sala de reuniones de una oficina hasta la parada del autobús, pasando por los asientos de los vagones del metro.
En japonés, "i" significa "estar presente" y "nemuri" significa "dormir". Y, en la práctica, inemuri significa "estar presente mientras se duerme", por lo que no es una traducción de la palabra siesta. Existe otro concepto para referirse a las siestas que típicamente se echa la gente después de comer o en algún momento del fin de semana: hirune, que se traduce como sueño diurno.
Para los japoneses, levantarse temprano al amanecer y acostarse tarde después de una ajetreada jornada laboral o de estudio es un hábito digno de admiración que demuestra una dedicación plena a la carrera profesional. Aun cuando eso significa sacrificar las valiosas horas de sueño. De acuerdo con una encuesta reciente del gobierno nipón, un 45,5% de las personas que trabajan en Japón duermen menos de seis horas por noche.
[La técnica desarrollada por Harvard para quedarse dormido en menos de un minuto]
Por estas razones, no es muy descabellado imaginar que las personas japonesas se 'echen una cabezadita' durante las largas y tediosas reuniones o cuando tienen un rato libre de sus ajetreadas agendas. Recurrir al inemuri es un signo del letargo causado por horas de exhaustivo trabajo o estudio y de las reducidas horas de descanso.
La japonóloga austriáca y profesora titular del Downing College de Cambridge, Brigitte Steger, ha estudiado esta costumbre que se asienta en lo más profundo del ser japonés. E incluso ha escrito un libro sobre ello, titulado Wie die Japaner schlafen und was wir von ihnen lernen können (Cómo duermen los japoneses y qué podemos aprender de ellos, en español). En uno de los muchos viajes que esta experta ha hecho al país asiático, constató el culto que se hace al hombre trabajador, percibiendo un 'tufillo' a orgullo y superioridad moral.
"Al mismo tiempo, observé a innumerables personas dormitando en los trenes subterráneos durante mis desplazamientos diarios; algunos incluso dormían de pie, y nadie parecía sorprenderse en absoluto por ello", señaló en un artículo para la BBC.
Una norma social
Dormir en espacios inadecuados no es, a diferencia de otros contextos culturales, un comportamiento que denota pereza u holgazanería —ni tampoco sinhogarismo—. Tras varios años de investigación, Steger se dio cuenta de que "el inemuri no se considera dormir", escribió para la BBC. "No solo se considera diferente del sueño nocturno en la cama, sino también de la siesta de la tarde o de la siesta reparadora".
"El inemuri puede considerarse una actividad subordinada que puede realizarse siempre que no perturbe la situación social, como soñar despierto", señala Steger para la BBC. Y añade que "aunque el dormido esté mentalmente 'ausente', debe ser capaz de volver a la situación social cuando se requiera una contribución activa".
De esta forma, si un empleado acude a una reunión vestido correctamente, se sienta y parece estar escuchando activamente, se suele tolerar que cierre los ojos durante un breve periodo de tiempo. Pero tienen que permanecer lo suficientemente alerta para intervenir cuando le interpelen. A priori, esto puede parecer una tarea imposible para los que están acostumbrados a dormir a pierna suelta. La ciencia ha demostrado que es posible despertarse de un breve periodo de vigilia.
Un estudio publicado en 2010 en la revista Progress in Brain Research daba cuenta de un proceso biológico que sugiere que el inicio del sueño seguido de solo 7-10 minutos de sueño puede dar lugar a un aumento sustancial del estado de alerta porque permite la rápida disipación de la inhibición en las células "activas para despertar" asociadas con el mecanismo del "interruptor del sueño".
Y, tomando como referencia las pruebas realizadas a sus pilotos, la NASA recomienda siestas de hasta 26 minutos para mejorar el estado de alerta y el rendimiento en el trabajo. Por lo general, las investigaciones han corroborado el beneficio de las siestas: potencian la memoria, mejoran el rendimiento, hacen que el cerebro funcione mejor y reducen el estrés.
Dormir 'a pierna recogida'
Stager cuenta en declaraciones recogidas por The New York Times que el inemuri incluso puede mejorar la reputación en determinados contextos: en una cena de grupo en un restaurante en la que el invitado masculino de una amiga se quedó dormido en la mesa. Y para sorpresa de Stager, los demás comensales elogiaron su comportamiento caballeroso, ya que prefirió quedarse a dormir en lugar de excusarse.
Una regla tácita del inemuri es dormir de manera compacta o 'a pierna recogida', sin "violar las normas espaciales", dijo el profesor Bestor a The New York Times. "Si uno se estira debajo de la mesa en la sala de conferencias de la oficina, ocupa varias plazas en el tren o se tumba en un banco del parque", añadió, se le increparía por mostrar un comportamiento grosero o inapropiado. El escándalo sería incluso mayor si una mujer lo practicara.
Para evitar esto, en Tokio, algunas empresas ofrecen salas de siesta separadas para hombres y mujeres, con almohadas y mantas en las camas. Y algunas compañías incluso han adoptado normas corporativas que permiten a los trabajadores dormir en sus mesas. Tan profundo es el impacto cultural de esta práctica que se han abierto establecimientos con el propósito de ofrecer espacios para el inemuri.