Comer demasiado rápido, apostar por alimentos con grasa o sal en exceso, picar entre horas... son muchos los hábitos que pueden, de forma directa o indirecta, afectar directamente nuestro bienestar físico y mental. Estas costumbres alimenticias pueden ser el resultado de numerosos factores, como la ansiedad o, sencillamente, la falta de conocimiento.
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¿Pero cuáles tenemos que tener especialmente en cuenta? Dos expertas subrayan algunos de los comportamientos más peligrosos y nos explican cómo evitarlos o eliminarlos en nuestro día a día.
La opinión experta
Lara Garcelán, nutricionista-dietista del Hospital Universitario HM Torrelodones, afirma que "la peor costumbre es comer rápido, con estrés y distracciones. El mindful eating nos permite estar centrados en el momento presente, pudiendo escuchar a nuestro cuerpo y sentir cuándo estamos saciados, así como realizar una correcta digestión posterior. Se trata de dedicar una atención plena a la comida, masticando despacio, dejando los cubiertos en la mesa después de cada bocado y sin estar pendientes de la televisión o el móvil".
Un estudio hecho por la Universidad de Osaka y publicado en el British Medical Journal demostró, en base a la rutina alimenticia de 3.000 participantes, que las personas que comen deprisa y mastican poco tienen el triple de probabilidades de padecer obesidad.
Leyre López-Iranzu, nutricionista de Clínica FEMM, subraya por su parte: "La peor costumbre a la hora de comer es no prestar atención a las señales de hambre y saciedad del cuerpo.
También es importante evitar comer alimentos altamente procesados y alimentos con alto contenido de azúcar y sodio. Para adoptar hábitos alimenticios más saludables, es importante comer despacio y disfrutar de los alimentos, elegir alimentos nutritivos y variados y prestar atención a las señales de hambre y saciedad del cuerpo".
Los riesgos
Los expertos de DO EAT!, la cadena de restauración pionera en la introducción del concepto Fast&Good, destacan a su vez: "Una alimentación desequilibrada puede producir carencias específicas de algunos de los nutrientes. Los alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados o en vitaminas A, C y E, son los que más ayudan a la concentración".
De igual manera, "los alimentos cargados de azúcar y con alto contenido de grasa que se suelen antojar cuando se está estresado o deprimido, por reconfortantes que parezcan, son los que menos benefician a la salud mental o al estado ánimo. Las personas que no llevan una alimentación saludable presentan un mayor riesgo de contraer infecciones o cualquier tipo de déficit que derive en un problema mayor".
Efectivamente, el alcohol, las frituras, los azúcares y los ultraprocesados llevan al organismo a un estado de inflamación del que es importante salir. Tal y como explica la nutricionista María Gonzálvez Bellón, de ENEA Clínica, "si lo mantenemos en el tiempo, puede dar lugar a una inflamación crónica de bajo grado que puede ser la antesala de muchas de las enfermedades crónicas no transmisibles de la sociedad actual como la resistencia a la insulina, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, dermatitis, síndrome de ovarios poliquísticos, y algunos tipos de cáncer entre otras".