Seguro que te suena la alarma social que hace tan solo unos días se desató en torno a unas fresas en las que se detectaron el virus de la hepatitis A. También recientemente saltó otra notificación similar en torno a unas bayas.
Las fresas son frutas muy delicadas, a las que hay que prestar atención a la hora de prepararlas para comer. Este fruto se ve afectado por el uso de pesticidas agrícolas que se utilizan habitualmente en España y en otros países y que pueden afectar a la salud, si no se lavan adecuadamente antes de consumirlas. Solo las fresas de producción ecológica están libres de pesticidas.
No hay que quitar las hojas
Para empezar, la mayoría quitamos las hojas verdes que las acompañan para tirarlas a la basura, antes de iniciar el proceso de lavado. Los expertos aseguran que es mejor lavarlas con sus hojas y arrancarlas cuando se vayan a consumir.
Por otro lado, no vale con sumergirlas entre las manos debajo del grifo o colocadas en un colador. La fresa, como decimos, es muy delicada y el chorro de agua fría es demasiado fuerte para ellas, ya que puede magullarlas y acelerar su deterioro.
Los entendidos en estos temas aconsejan un lavado de manos previo a conciencia. Después es aconsejable hacernos con un recipiente y lo llenamos con agua tibia y sumergimos en él las fresas. Esto ayudará a limpiar las sustancias, polvo y pesticidas impregnados.
No las dejes durante mucho tiempo en el recipiente, porque podrían absorber demasiado agua y perder su sabor.
Después coloca las fresas en un colador para que escurra todo el agua sobrante, y finalmente, sécalas suavemente con un papel absorbente.
No hay que colocarlas en el frigorífico de inmediato
Algo que hacemos muy a menudo es colocarlas inmediatamente en el frigorífico tras lavarlas y cortarlas. Y, al parecer, tampoco es adecuado.
En casa, la fresa tiene una vida muy corta porque madura rápidamente, por lo que es conveniente que no pase mucho tiempo desde que se compra hasta que se consume.
Una alternativa para desinfectar fresas
Hay una manera opcional para conservar la frescura de las fresas y quitarles todos los virus y bacterias que arrastren.
Primero, lávalas cuidadosamente con agua sin quitarles las hojas.
Después resérvalas sobre un papel de cocina.
Coge un recipiente grande y llénalo con un tercio de vinagre de manzana y dos tercios de agua fría. Todas las fresas deben quedar cubiertas con la mezcla.
Déjalas reposar así durante dos minutos y luego pásalas de nuevo por agua limpia.
Colócalas sobre papel absorbente de cocina y sécalas, y así ya puedes colocarlas en un envase o bandeja dentro del frigorífico. Eso sí, destapadas.
El vinagre es un antiséptico muy seguro.