La escucha es algo fundamental en una relación de pareja. Según el psicólogo Carl Rogers, la práctica de la escucha activa es el pilar fundamental de toda relación saludable. No solamente constituye el medio más efectivo para propiciar el crecimiento y la transformación personal, sino que quienes son receptores activos tienden a mostrarse más receptivos, abiertos y democráticos en su forma de comunicarse.
Escuchar atentamente durante una conversación es más que solo prestar atención: es una muestra de nuestro interés por lo que la otra persona tiene que decir. Esta acción refleja nuestro compromiso y cuidado hacia sus palabras. Una comunicación verdaderamente eficaz no solo fortalece la confianza, sino que también promueve una mayor comprensión mutua entre ambas partes.
En el contexto de una relación de pareja, una comunicación efectiva se traduce en que cada integrante se sienta escuchado y comprendido, sin ser objeto de juicios o críticas, lo que fortalece los vínculos emocionales y la armonía en la relación.
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Sin embargo, ya sea por falta de tiempo o por cansancio, en muchas ocasiones dejamos de lado esas conversaciones que tan útiles son para mantener una relación sana. En este aspecto, el psicólogo y autor de numerosos libros Lawrence J. Cohen propone un ejercicio diario de seis minutos mediante el método 3-2-1 para mejorar la comunicación en pareja, ya sea para parejas recién conocidas, casadas, padres primerizos o parejas de toda la vida.
El método 3-2-1
Al igual que ocurre en una escuela infantil, Cohen destaca la importancia de los turnos, un principio que también se aplica al método 3-2-1. Este enfoque implica trabajar la comunicación con otra persona durante seis minutos y esa es precisamente una de las principales ventajas de este sistema: su corta duración.
El primer paso, indica Cohen, consiste en que una de las partes se exprese durante tres minutos, mientras la otra persona escucha sin interrupciones. En este sentido, recomienda utilizar un cronómetro —podemos utilizar el del móvil, por ejemplo— para ser precisos. Una vez el temporizador señala el final, es crucial terminar el pensamiento sin exceder el tiempo.
Y aunque pueda ser muy tentador excederse en el tiempo, ajustarse es clave para que el oyente no pierda el interés y practique una escucha sincera. Además, para el psicólogo, en las primeras sesiones puede ser interesante comenzar con temas más livianos, avanzando gradualmente hacia conversaciones más desafiantes.
El segundo paso comienza una vez se ajuste un nuevo temporizador en dos minutos. En esta ocasión, el oyente debe reflejar lo que escuchó, utilizando palabras exactas o parafraseando sin introducir interpretaciones o juicios. Al igual que en el paso primero, es fundamental detener la reflexión una vez haya terminado el temporizador.
Una reflexión apropiada, explica Cohen, no implica suposiciones ni reacciones emocionales. Por ejemplo, “Dijiste que no te importa a dónde ir a comer, pero sé que en realidad sí que te importa”, no es una buena reflexión. En cambio, una reflexión adecuada sería: “Escuché que dijiste que no te importa a dónde ir a comer”.
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Finalmente, en el tercer y último paso, hay que reiniciar el temporizador por un minuto. En esta ocasión, será el orador inicial el que responda a la reflexión recibida. En este lapso de tiempo, Cohen recomienda no introducir nuevos temas y ceñirse a abordar la reflexión.
Una vez terminado este proceso, es hora de invertir los papeles y repetir todos los pasos anteriores, manteniendo el patrón de tres minutos de hablar, dos minutos de reflexión y un minuto de respuesta. Este intercambio estructurado, asegura Cohen, facilitará una comunicación más equilibrada y atenta, fomentando la comprensión y el respeto mutuo dentro de la conversación.
Tras utilizar el método 3-2-1, concluye el psicólogo, el objetivo es que las conversaciones para la resolución de problemas y conflictos puedan ser mucho más fluidas y efectivas.