Estamos a las puertas de las fechas navideñas, ese periodo tan anhelado donde los vínculos se fortalecen con los reencuentros familiares y las veladas entre amigos. Y, con ello, vuelve también la temporada de los regalos. No hay ninguna duda de que hacer regalos a nuestros seres queridos es un acto gratificante, sin embargo, encontrar el obsequio ideal puede convertirse en un laberinto inesperado.
La elección del regalo perfecto puede demandar destreza, empatía y cierta dosis de intuición para descifrar los gustos y deseos de cada persona. Una completa encrucijada. En este sentido, la psicología ha dado con algunas claves para elegir el regalo perfecto.
Generalmente, todos anhelamos ese regalo que sorprenda, que deje atónito a la persona regalada. En definitiva, queremos presenciar ese brillo en sus ojos al abrirlo. No obstante, la evidencia científica respalda justamente lo contrario: los regalos útiles y funcionales tienen un impacto más significativo. Esto es, aquellos que se adaptan a las necesidades diarias o a los intereses específicos de la persona destinataria tienden a generar una mayor satisfacción y aprecio más allá de la sorpresa inicial.
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La revista Greater Good de la Universidad de Berkeley (Estados Unidos) subraya precisamente este punto al señalar que “elegir el regalo adecuado puede aumentar los sentimientos de aprecio, lo que a su vez ayuda a cimentar y construir relaciones importantes”. Y es que a menudo olvidamos que regalar tiene como objetivo principal fortalecer y consolidar vínculos.
La utilidad frente a la sorpresa
En un estudio reciente, un equipo de investigadores de la Universidad William Paterson (Estados Unidos) llevó a cabo una serie de experimentos para evaluar la proximidad emocional experimentada por el receptor al recibir los regalos atractivos pero poco prácticos en comparación con aquellos más útiles.
Por ejemplo, se compararon situaciones como un bolígrafo de alta calidad pero poco práctico y pesado, frente a uno común y fácilmente transportable, así como un vale para un restaurante moderno y lejano en contraposición a uno más cercano pero corriente.
Los resultados revelaron de manera consistente que los obsequios prácticos, en contraposición a los deseables, generaron en los destinatarios una sensación de mayor cercanía psicológica con los donantes. “Tendemos a priorizar la deseabilidad o la excelencia sobre la viabilidad o la utilidad", explicó Robyn LeBoeuf, profesora de la Universidad de Washington en San Luis (EEUU) a la revista Time.
La inclinación por elegir regalos más llamativos pero menos prácticos es algo común en la mayoría de nosotros, pero como señala LeBoeuf, "los destinatarios no siempre necesitan o esperan eso, y de hecho podrían ser más felices con algo que se ajuste mejor a sus vidas”.
Por tanto, el valor monetario no es clave en un regalo. A menudo, se asume que cuanto más dinero gastemos, más lo apreciará la persona que lo recibe. Sin embargo, un regalo caro podría no alinearse con las expectativas o deseos del destinatario. En cambio, la utilidad o relevancia suelen tener un impacto mayor en su valoración. Así, las investigaciones sugieren que, en lugar de centrarse únicamente en la sorpresa, también hay que considerar si la persona realmente lo desea o si lo necesita.
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Las experiencias, una buena opción
Las experiencias, por otro lado, suelen ser regalos acertados. Una investigación publicada en 2016 en la revista Journal of Consumer Research sugirió que estos fortalecen mejor las relaciones que aquellos obsequios materiales. No obstante, desde Greater Good señalan la relevancia del contexto en esta elección.
Otra investigación, publicada en la misma revista en 2018, arrojó luz sobre el comportamiento al elegir entre obsequios materiales o experiencias. Este estudio indicó que cuando no existe una cercanía significativa con el destinatario, se suele tender hacia los regalos materiales, ya que estos permiten mitigar la ansiedad de tomar una decisión equivocada.
En cambio, las experiencias son ideales para regalar a aquellas personas con las que se comparte una mayor confianza y cercanía, ya que transmiten un sentido de intimidad y atención mucho más personalizadas y profundas que un regalo material. Por ejemplo, si la persona regalada es admiradora de Taylor Swift, probablemente unas entradas para su próximo concierto en la ciudad pueden ser un regalo que le haga mucha ilusión.
En resumen, en lugar de enfocarnos únicamente en nuestra propia satisfacción al regalar, es esencial considerar los deseos del receptor y seleccionar en consecuencia. Optar por aquellos regalos que resulten más útiles, experienciales, deseados o que perduren en el tiempo seguramente generará una mayor felicidad, gratitud y cercanía en las personas de nuestro círculo cercano.