Este es el ejercicio más beneficioso para tu salud: cuando ya no eres tan joven

Una de las ideas más extendidas a la hora de pensar en el ejercicio según avanza la edad pasa por desestimar los ejercicios de fuerza. Andar, ir en bici, pasar por la elíptica del gimnasio... Esa es la imagen que tenemos de muchas personas mayores que acuden al gimnasio o se lanzan a la calle para mantenerse activos y mermar los efectos del transcurso del tiempo. Veteranos que se olvidan de las máquinas o las mancuernas y se pasan a lo aeróbico.

Contra esa creencia popular se ha levantado Álvaro Puche. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, este experto se opone a esas costumbres asimiladas. Según el entrenador personal, no hay excusas para no hacer pesas cuando se trata de la salud. A través de ellas y de la alimentación, incide, se deben prevenir y revertir "severos cuadros patológicos".

Puche explica en su libro Entrenamiento de fuerza para personas mayores, recientemente publicado por la editorial Amat, que lo que les hace viejos es "subirse a la elíptica, ponerse a andar en la cinta o meterse en la piscina". "Así solo pierden músculo, esto es lo que les hace viejos. Están andando o nadando hacia un estado de enfermedad. El hecho de pagar la cuota [de un gimnasio] no te convierte en una persona sana, es imprescindible entrenar fuerza y la mayoría de la gente hace cosas que no le sirven para mucho", concedía en una entrevista al diario Abc.

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Hacerse mayor es asumir que uno se convierte en una persona "débil, enferma, polimedicada y que pierde la capacidad funcional", detalla Puche. "Cumplir años es algo inevitable. Biológicamente es algo natural, pero hacerse viejo es una condición que se puede entrenar y te permite llegar a la vejez sin perder calidad de vida. Y que fruto de eso, conseguir que la persona sea más o menos independiente y autónoma. Eso a su vez va a condicionar su psicología, su autoestima, su seguridad, la percepción que tenga de la vida y de los factores que le envuelven en su día a día", reflexionaba el especialista en desmontar mitos sobre ejercicios y salud.

"Se ha demostrado que casi todos los procesos de pérdida en cualquiera de los sistemas en los que se haya empeorado el funcionamiento de nuestro organismo se pueden llegar a revertir llevando a cabo el entrenamiento y la alimentación adecuada", indicaba Puche al rotativo español, enumerando algunas enfermedades como la diabetes de tipo dos, una cardiopatía, una densidad mineral ósea baja (osteopenia y la osteopetrosis) o una artrosis.

Tal y como argumenta Puche, cuando se pierde la salud muscular se pierde la salud orgánica. "Si perdemos músculo estamos perdiendo todo: perdemos páncreas, riñón, hueso, salud renal, hepática, salud cardiaca, salud bacteriana...", añade el especialista, que suele posicionarse contra las fórmulas de "estoy muy mayor para eso" y que, además, cree que al ejercicio físico hay que sumarle un buen cuidado bacteriano. 

El autor arremete contra esa asociación entre personas mayores y entrenamientos "ligeros". "Esto no está mal e incluso es mejor que quedarse sentado en el sillón de casa frente a la televisión, pero hay que saber que no es suficiente para prevenir la sarcopenia", esgrime.

Añadir fuerza y potencia

Puche cree que a la actividad física diaria hay que añadirle algo de fuerza muscular y potencia: "Si la persona mayor sólo camina, sólo puede dirigirse hacia la enfermedad. Si esa persona saca a pasear el perro, el bien se lo está haciendo a su mascota, pero no va a mejorar su fisiología muscular. Al revés, va a empeorar porque hacer cardio no mejora la condición muscular a cualquier edad pero en especial cuando la persona es mayor".

Con respecto a esta afirmación, Puche cree que las gomas en casa "son una buena forma de empezar" en el terreno de las pesas. Luego, el experto recomienda ir a un gimnasio, que es "el lugar en el que se dan las mejores condiciones para ejercitar". Posteriormente se podría acudir a un profesional y apuntarse a un centro donde alguien con formación pueda guiarnos. Lo ideal para mantenerse en forma sería reservar dos o tres días. "Tenemos que estar fuertes, sin enfermedad, sin fracturas, sin caídas y sin depender de terceros", señalaba.