En la educación de cualquier persona, es clave ir aprendiendo, con el paso de los años, a asumir responsabilidades que vayan acorde con la edad. Para el correcto desarrollo de los niños es fundamental, ya que les ayudará a ganar independencia y autonomía. Esto, además, es aplicable al hogar.
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El método educativo Montessori ha demostrado, una y otra vez desde que se creara en 1907, que es posible estimular la autonomía de los más pequeños desde una edad temprana. Y es algo, además, que comienza con algo tan simple como ir aprendiendo, poco a poco, a realizar diferentes tareas domésticas.
Según la web especializada Etapa infantil, hacer partícipes a los más pequeños del día a día de las tareas del hogar es la manera más práctica y sencilla de que vayan ganando, poco a poco, responsabilidades e independencia.
Beneficios de implicar a los niños en casa
Según Etapa infantil, los beneficios de hacer partícipes a nuestros hijos en el día a día del hogar son variados.
Coordinación motora. Cosas tan simples como hacer la cama, ordenar los juguetes, poner la mesa o vestirse ayudan a potenciar el equilibrio y la coordinación motora, como también la ojo-mano o los movimientos que implican sujetar objetos.
Aprender a colaborar. Hacer a los niños partícipes de las actividades domésticas les ayuda a aprender a trabar en equipo. Si todos los miembros de la familia colaboran en las tareas domésticas, su capacidad para trabajar en grupo y seguir instrucciones se desarrollará mucho mejor.
Más seguridad. Pedirle a tus hijos que ayuden en casa es un gran paso que significa mucho para los más pequeños, pues les estás diciendo que confías en ellos para realizar una tarea.
Más organización. Dicen desde Etapa infantil que está demostrado que los niños que participan desde pequeños en las tareas del hogar son más organizados como adultos.
Aprender nuevos hábitos. Algo esencial con los más pequeños es que vayan aprendiendo hábitos que, más adelante, serán clave en sus vidas. Ayudar en casa no solo les permite organizarse, sino que les hace sentirse más seguros y, a futuro, tener un mejor rendimiento académico y desarrollar un mejor pensamiento lógico. Y es que algo tan sencillo como colaborar en casa, les enseña a crear hábitos saludables.
Qué puede hacer tu hijo, según su edad
Como es lógico, no todos los niños podrán colaborar en casa de la misma manera, pues no a todas las edades serán capaz de hacer lo mismo. Estos algunos ejemplos de las tareas que pueden realizar según su edad.
Entre los 2 y los 3 años, tus hijos pueden organizar sus juguetes, guardarlos después de usarlos, comer solos, tirar cosas a la basura, regar las plantas y llevar su ropa limpia a la habitación.
De los 4 a los 5 años ya serán capaces de vestirse solos, lavarse, poner la mesa, alimentar a la mascota y ayudar (con supervisión) a fregar los platos.
De los 6 a los 7 años podrán ir incorporando a sus tareas el hacer la cama, organizar su habitación y escritorio, preparar la mochila para el cole, quitar el polvo de los muebles y pasar la aspiradora.
De los 8 a los 9 años ya no necesitarán ayuda bañándose, podrán cuidar de la mascota, fregar el suelo y, con supervisión, preparar el desayuno o alguna comida sencilla.
Entre los 10 y los 11 años serán capaces de limpiar su habitación, sacar de paseo al perro, tender la ropa y cuidar de sus hermanos pequeños.
A partir de los 12 años ya no habrá nada que se les resista. Aparte de todo lo anterior, podrán bajar solos la basura y separar todos los residuos, hacer la compra y hasta empezar a coser botones.
Claves para no fallar en el intento
Todo, sin duda, parece complicado y no será posible si las familias no trabajan como un equipo. Estos son algunos consejos para no perecer en el intento:
PACIENCIA (en mayúsculas). Ármate de ella y entiende que están aprendiendo y no son adultos, por tanto, no lo harán todo tan bien como tú. No pasa nada, poco a poco irán mejorando, así que déjales espacio para que aprendan. Si criticas a los niños por no haberlo hecho perfecto, de nada servirán todos tus esfuerzos; acabarán desmotivados y no queriendo colaborar.
Enséñales a hacer las tareas. Nadie nace aprendido, así que tendrás que explicarles a los niños cómo hacer las cosas. Esto evitará que se sientan frustrados por no saber hacerlo. Además, lo mejor es convertirlo todo en un juego, porque ¿a quién no le gusta limpiar con música de fondo?
Ve poco a poco. No incorpores todas las tareas de golpe. Ve poco a poco. Empieza enseñándole a recoger sus juguetes y, –una vez más– armándote de paciencia, hacerlo día tras día hasta que sepa hacerlo solo. Cuando domine una tarea, incluye la siguiente.
Madurez y responsabilidades van de la mano. Las recomendaciones por edades no salen de la nada; los niños van aprendiendo diferentes habilidades según van creciendo, así que no seas ansioso: no les pidas que te ayuden con algo para lo que aún no están preparados, porque solo conseguirás que se frustren y pierdan confianza.
El refuerzo positivo al poder. Todo proceso de aprendizaje tiene sus fases de prueba y error. Es normal que rompan un plato, frieguen el suelo con demasiada agua o guarden las cosas en el lugar equivocado. ¡No pasa nada! No les riñas ni te enfades; más bien, prueba con el refuerzo positivo: ayúdale a hacerlo bien y céntrate en todo lo bueno que ha hecho y en su esfuerzo.