Vilnius, en el idioma original, es la capital de un país cubierto de bosques y salpicado por miles de lagos, Lituania. Una ciudad rebosante de encanto, belleza arquitectónica y ocio urbano. Iglesias barrocas sobre fondo de cristal, el de los edificios actuales. La modernidad convive con la cultura clásica en una ciudad europea, de mentalidad abierta y espíritu tolerante. Apenas medio millón de personas cohabitan en Vilna, una urbe tranquila, hermosa y "paseable"; de noches alegres entre restaurantes, bares y terrazas. Una ciudad que ha sabido sobrevivir a las duras vivencias del siglo XX, a los nazis y a los soviéticos, con un casco antiguo que es Patrimonio de la Humanidad.
El acceso al centro histórico
Antiguamente, en las entradas a la ciudad, existía un espacio destinado a colocar imágenes religiosas que, según la creencia, protegían al municipio de los ataques enemigos y daban suerte a los viajeros que partían. La Puerta de la Aurora es la única superviviente de las puertas que se abrían en la muralla de la ciudad medieval. La tabla renacentista de la Virgen, conocida como Vilnius Madonna, ocupa una reducida capilla. Es uno de los santuarios más visitados de Lituania y un hermoso acceso al casco antiguo barroco más grande de la Europa Oriental.
Entre la gran cantidad de iglesias barrocas destaca la de San Pedro y San Pablo. Su interior rebosa de ángeles, demonios, princesas, reinas y lujosos ornamentos. A las dos mil figuras de estuco, que se distribuyen por su espacio, se añaden frescos, pinturas, relieves, una magnífica pila bautismal de mármol y una espectacular lámpara de techo, en forma de barco, realizada con pequeñas piezas de cristal.
Por todo el centro urbano de Vilna aparecen iglesias, la mayoría barrocas, que contrastan con los altos y modernos edificios de cristal y acero de su zona financiera. El centro histórico es un gran abanico de templos. San Francisco, San Bernardino o la iglesia gótica de Santa Ana merecen una visita. Pero, al lado de Rusia, no podían faltar iglesias ortodoxas.
[Aberdeen, llamada “la flor de Escocia”, una ciudad histórica, cosmopolita y próspera]
Cerca de la Puerta de la Aurora se distingue una estructura de cúpulas rosas que identifican a la principal iglesia ortodoxa de Lituania, la del Espíritu Santo. Está rodeada por un pequeño jardín y en su interior abundan los iconos, que dotan a las paredes y el techo de preciosos colores iluminados por hermosas lámparas de velas.
Callejones empedrados y plazas medievales hacen del centro histórico de Vilna un lugar ideal para pasear. Y después, descansar en alguno de los cafés que se camuflan en sus pasajes y en sus patios. La calle más frecuentada por los visitantes es la Calle Pilies que recorre el casco antiguo de norte a sur.
Restaurantes, bares y tiendas de regalos en las que se puede encontrar uno de los bienes más preciados de Lituania, el ámbar. Una materia natural famosa en el mundo por su belleza y sus supuestas propiedades curativas, e incluso mágicas.
Sin salir del centro histórico
La estatua del Gran Duque Gediminas, considerado el fundador de “Vilnius”, custodia el Palacio de los Grandes Duques de Lituania. El edificio fue construido en el siglo XV, aunque ha sido víctima de invasiones e incendios, y reconstruido en muchos momentos de la historia. Actualmente, es posible visitar salones de estilo barroco, renacentista y gótico, que aparecen decorados con obras de arte y muebles originales.
A muy pocos pasos se localiza la Catedral de Vilna. El santuario, que siglos atrás fue gótico, también padeció grandes destrozos y finalmente se convirtió en templo neoclásico. En el interior de esta peculiar catedral se encuentra una de las obras barrocas más destacadas de la ciudad, la hermosa capilla de San Casimiro, con columnas de mármol y bellas imágenes de estuco. Otra curiosidad de la catedral es la torre del campanario. En realidad, formaba parte de las murallas y fortificaciones defensivas, pero se añadió la parte superior para convertirla en campanario del templo.
[El secreto de los Balcanes: Montenegro, un maravilloso enclave en el Mar Adriático]
La Universidad de Vilnius es un maravilloso conjunto arquitectónico, en el que predomina también el estilo barroco. Es la más antigua del este de Europa y fue creada por los Jesuitas en el siglo XVI. Hermosos patios blancos sirven de antesala a los edificios, entre los que destacan la Biblioteca y la iglesia de San Juan Bautista.
La calle Gedimino Prospektas es la arteria de las tiendas más caras de la ciudad y del Parlamento lituano. Muy cerca, se encuentra el Museo del Genocidio, al que los lituanos llamaron el Museo del KGB por ser la sede la temida organización soviética.
"Al otro lado del río"
Ese es el significado de Uzupis, un pequeño barrio de la capital lituana situado en las orillas del río Vilnia. Una república independiente que tiene su símbolo en el ángel tocando la trompeta que aparece en la calle Uzupio. Un pequeño territorio de bohemia y buen humor, ocupado por artistas e intelectuales que han hecho de él un llamativo espacio cultural. Poseen bandera, presidente, día de la independencia y su propia constitución que proclama, entre otros artículos, que "Todos tienen derecho a ser felices".