Europa es un continente de castillos, de eso no cabe duda. Durante la Edad Media se construyeron infinidad de ellos sobre promontorios rocosos en zonas estratégicas para defenderse y protegerse de posibles invasiones. Es por esta cuestión por la que estas construcciones están repletas de historia y sus paredes han sido testigo de conquistas y combates, además de presenciar violentas muertes o dar cobijo a importantes reyes.
A nuestros días han llegado en diferentes estados de conservación, encontrándose aquellos que están casi intactos y otros prácticamente en ruinas. Los hay al borde del mar, sobre ríos o lagos, también en impresionantes llanuras o coronando montañas en plenos bosques.
A continuación se ofrece un recorrido por algunos de los castillos más sorprendentes que se pueden visitar en Europa.
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Castillo de Frankenstein, en Alemania
A pocos kilómetros de Frankfurt, en la ciudad de Darmstadt, se encuentra esta fortaleza, una de las más enigmáticas de Alemania. Data del siglo XIII, cuando fue levantado bajo las órdenes de Lord Konrad II, que cambió años más tarde su apellido por el de Frankenstein.
En la actualidad, este castillo es popularmente conocido por albergar una de las mejores fiestas de Halloween de Europa. El origen de este evento se encuentra en 1976, cuando un grupo de soldados americanos decidieron organizar en el restaurante de este reformado castillo una fiesta por el Día de los Muertos.
Castillo de Neuschwanstein, en Alemania
También en Alemania destaca este castillo. Se encuentra a unos 130 kilómetros de Múnich y es uno de los atractivos del país más visitados. Fue mandado construir por el rey Luis II de Baviera, el Rey Loco, y se dice que sirvió de inspiración a Walt Disney para su modelo de castillo en sus parques temáticos y la película de La Bella Durmiente.
Destaca sobre todo por estar enclavado en un entorno impresionante de exuberante naturaleza, y en invierno, con la nieve, ofrece unas vistas de lo más espectaculares.
Castillo de Frederiksborg, en Dinamarca
Este castillo es el de mayor tamaño de toda Escandinavia y uno de los más atractivos de Europa. Se encuentra en Hillerod, una localidad a apenas 45 minutos en tren o autobús de Copenhague. Data de los siglos XVI y XVII y está rodeado por unos preciosos jardines y un lago.
Se encuentra en buen estado de conservación, tras la reconstrucción que tuvo lugar en 1839 al quedar destruido por un incendio. Sus jardines y la visita exterior se puede ver de forma gratuita, y en el interior se encuentra un museo.
Castillo de Drácula, en Rumanía
Su nombre real es castillo de Bran, pero es más conocido como el castillo de Drácula. Situado en el municipio de Bran, en la región rumana de Transilvania, ha recibido el nombre del terrorífico personaje cinematográfico pese a que nunca vivió en él.
Drácula es producto de la imaginación del escritor Bram Stoker, que se inspiró en Vlad Draculea, príncipe de Vlaquia y famoso por sus enfrentamientos contra los otomanos y por su crueldad. Hoy en día es un héroe nacional de Rumanía y este castillo es uno de los lugares que más visitas acapara.
Castillo de Chambord, en Francia
Esta fortaleza es probablemente la más hermosa y prestigiosa del Valle del Loira, rodeado de bosques que dan vida a numerosas especies animales. Fue construido en el siglo XVI para el rey Francisco I y destaca por la multitud de cúpulas y torreones en el techo.
Esta región francesa agrupa una de las mayores y más bellas concentraciones de baluartes defensivos del mundo y por ello ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Se encuentra a unos 15 kilómetros de la ciudad de Blois.
Castillo de Glamis, en Escocia
Este castillo en tierras escocesas se popularizó notablemente gracias a la obra de Macbeth de William Shakespeare. Se encuentra en la localidad de Glamis, en el este de Escocia, y es uno de los enclaves más sorprendentes del territorio. Además, fue un lugar en el que también vivió la reina Isabel de Reino Unido durante su soltería.
Castillo de Fumone, en Italia
Este castillo se encuentra en lo alto de un cerro en la región italiana de Lazio. Está resguardado entre murallas y sirvió como lugar de residencia a numerosos papas antes de trasladarse a la Ciudad del Vaticano. Uno de ellos fue Bonifacio, quien convirtió una de las salas en una celda donde encerró a Celestino V, el anterior pontífice.
Resalta también que en su interior, en un pequeño armario, se encuentra un niño de 5 años embalsamado. Sin duda, un lugar para aprender mucha historia del pasado italiano y de la religión.
Más información en: infoviajes.contacto@gmail.com.