¿Te gustaría hacer algo por el medioambiente pero no sabes por dónde empezar? ¿Cuentas con poco tiempo para realizar actividades e involucrarte con una ONG que se dedique al cuidado de la naturaleza? Para todos aquellos que quieren aportar su grano de arena en el cuidado de nuestro planeta pero no saben cómo, Plastic Busters ofrece una oportunidad única y en la que la flexibilidad total es parte del gran éxito que ha obtenido hasta la fecha.
A través de la iniciativa Adopta el mundo (Adopt the world), puesta en marcha por esta organización hace algo menos de dos años, es posible que una persona, grupo, empresa o institución adopte cualquier lugar que pueda ubicar en un mapa y se comprometa cuidarlo en función de sus posibilidades. Las opciones, todas las que uno se pueda imaginar; el objetivo: cuidar nuestro mundo. Un comercio que decide adoptar su calle, un colegio que adopta un parque, una familia que adopta el pueblo al que van de vacaciones, un vecino que hace lo propio con los jardines que están frente a su casa, un padre que adopta la calle por la que lleva a sus hijos al colegio, un grupo de amigos una playa cercana…
"El tema del medioambiente me ha interesado desde pequeño, yo iba los fines de semana al campo con mi padre y también estuve más de 10 años en los Boy Scouts en España y fue ahí un poco donde me entró la pasión por la naturaleza y por la conservación del medioambiente", cuenta Jaime Amoedo, fundador de Plastic Busters, que ha puesto el foco en la comunidad gallega en busca de voluntarios.
Este madrileño, con más de 30 años de experiencia en el sector financiero, combina su trayectoria laboral con una de sus grandes pasiones: el cuidado del planeta. Tras varios años trabajando en distintos países de la mano de un gigante financiero internacional, Amoedo aterrizó en la Isla de Man, de donde ya no se quiso mover, renunciando incluso a su puesto de trabajo por poder permanecer en ese lugar, y donde nació esta ONG que hoy cuenta con cientos de seguidores.
"Me gusta mucho caminar y cuando vine aquí me propuse recorrer cada carretera de la isla, que son más de 1.000 kilómetros, y en todos esos paseos iba viendo que a los lados de la carretera me encontraba siempre alguna botella, alguna lata, todo tipo de cosas, y empecé poquito a poquito a recogerlas. Iba con una bolsita y recogía lo que podía pero al final en estas caminatas que eran de 4 o 5 horas necesitaba casi un camión detrás de mí para ir recogiendo todo lo que me iba encontrando. Y fue cuando se me ocurrió la idea de crear un grupo, aquí primero en la isla, con compañeros del banco", cuenta Amoedo.
"Nos reuníamos una vez a la semana y salíamos a distintos lugares, bosques, playas, carreteras, calles, a recoger lo que íbamos encontrando. Una cosa llevó a otra y nos pusimos en contacto con colegios, con el gobierno local, y empezamos a involucrar cada vez a más y más gente", añade.
Según cuenta Jaime, con la pandemia llegó también la dificultad de juntarse y de hacer actividades en grupo, "pero necesitábamos que los voluntarios siguieran haciendo cosas para cuidar el medioambiente y empezamos a lanzar varias iniciativas que no tenían por qué ser locales sino que podían ser fácilmente mundiales, y fue así como lanzamos varias campañas internacionales".
Surgió así Adopta el mundo, una iniciativa que ya cuenta con miles de lugares adoptados en más de 100 países. "Todo lo hemos hecho a través de las redes sociales, que son un medio excepcional y barato, mucha gente ha mostrado interés, hemos entrado en contacto con muchos grupos que hacen este tipo de iniciativas y personas y empresas que quieren hacer algo por el medio ambiente", explica.
Apuntarse en 20 segundos y total flexibilidad
A través de la página web de esta organización, y en menos de medio minuto, uno puede iniciar su propio camino en pro del medioambiente. Con un nombre propio, el de una familia, una empresa, un grupo o simplemente un alias, cualquier persona puede empezar a formar parte de esta campaña.
"El tema de salir fuera y recoger basura no es nada nuevo, sobre todo hay ciertos países en los que está muy desarrollado, como EEUU y Reino Unido, donde llevan décadas haciéndolo -aunque el problema no se va-. Pero nosotros lo que queríamos era algo absolutamente flexible en cuanto al tiempo que le dedicas, el dónde, el con quién vas; algo que realmente fuera para cualquiera. A veces en las actividades que se realizan en grupo igual una persona que va en silla de ruedas, si la zona en la que van a trabajar es en mitad del monte, pues igual no puede participar, o no es una zona adecuada para niños pequeños. Esto realmente es donde tú quieras", explica.
Parte del gran éxito que está teniendo esta iniciativa consiste precisamente en que la gente elige un lugar que forma parte de su vida y al que le tienen cierto cariño, por el motivo que sea. "No es juntar a un grupo de personas y que les diga que nos vamos a ir a limpiar la playa X, en la que no han estado en su vida. Tú eliges el sitio que a ti te importa: puede ser el sitio donde vas a jugar con tus niños, o el pueblecito donde vas de vacaciones en verano, que tus padres eran de allí, o tus abuelos… un sitio que te toca el corazón. Y si empiezas por un sitio que te importa es siempre más fácil", explica el creador del proyecto.
Además, la persona o grupo recibe, al poco tiempo de apuntarse, un email de bienvenida y otro con un diploma electrónico con el nombre que haya utilizado y el lugar que ha adoptado. "Esto ha funcionado muy bien y es una manera de que la gente difunda el proyecto. Los niños se sienten orgullosos y las compañías o comercios se interesan en que sus clientes sepan que forman parte de la campaña. Además, por cada persona que se apunta plantamos un árbol, así que aunque la gente no hiciera absolutamente nada, al menos plantamos un árbol por ellos", cuenta.
La iniciativa ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, entre los que se encuentran un reciente premio de la Unesco.
La página web de Plastic Busters ofrece toda la información necesaria sobre la campaña y recomendaciones para los que se animen a participar. Además, están trabajando para que la selección del lugar adoptado sea más interactivo. "Estamos a punto de lanzar una aplicación nueva. Ahora tú escribes el lugar y nosotros lo buscamos, pero con la nueva herramienta la gente lo va a poder hacer directamente buscando el lugar en el mapa", señala Amoedo.
Sobre el impacto de los pequeños gestos responsables con el medioambiente, Jaime asegura que es una realidad. "Si cada uno de nosotros adoptásemos un sitio chiquitito, con los millones de personas que habitamos este planeta, claro que tendría impacto".
Adoptar Galicia
"Yo Galicia la conozco muy bien y le tengo muchísimo cariño, por eso es una zona que había pensado que teníamos que llegar. Además es muy parecida por la orografía, los paisajes etc. a la Isla de Man, donde vivo, es muy verde, hay playas, acantilados, hay naturaleza absolutamente por todas partes", cuenta Jaime sobre el interés por difundir la campaña en este territorio.
Sobre los sitios más "adoptables" de esta comunidad, Jaime asegura que cualquiera e insiste en la idea de que al final se trata de cuidar los sitios por los que uno va, por donde se pase de manera habitual. "Al final son segundos, tú sales a la calle con un guante y una bolsa y, desgraciadamente, en quince segundos tres o cuatro cosas encuentras. Es un horror. Las calles y los parques tienen mucho éxito, pero también las playas, porque hay gente a la que le gusta pasear por ahí el fin de semana y también porque se ve directamente el impacto que tiene la basura en los peces", destaca.
Desde la organización también aseguran que muchas personas les han agradecido la iniciativa que les ha animado a hacer algo de ejercicio físico y a salir a la calle con algún propósito. "Está demostrado que invertir algo de tiempo en el cuidado del medioambiente ayuda a relajarse, a respirar mejor, etc. Y es una excusa para salir, hacer algo, conocer sitios nuevos".
Inmersión en la educación
Sobre el futuro y los retos de esta exitosa iniciativa, su creador sostiene que seguir creciendo será la clave: "nuestro sueño es que algún día pudiéramos tener el mundo entero adoptado".
Además, Amoedo destaca la educación y la concienciación de los jóvenes como una de las grandes áreas de trabajo. "Estamos empezado a hacer muchas cosas con colegios. Aquellos que contaminan más son los jóvenes. Los niños y los mayores, generalmente, tienen mucha más conciencia, pero donde tenemos un verdadero reto es en los adolescentes. Es una edad más rebelde en la que esto les preocupa bastante poco y tenemos un gran reto en entrar en el mundo de la educación y dedicar tiempo a educar", subraya.
Sobre el trabajo realizado con los colegios, el fundador de Plastic Busters asegura que desde la organización se les proporciona toda la información necesaria, se les ayuda a organizar la actividad, se les dice qué hacer con lo que recogen, etc. "Tenemos bastantes colegios que están apuntados y es un tipo de grupo que nos interesa muchísimos porque si desde pequeños les enseñas a cuidar, a tener esa conciencia, se van a pensar mucho el día de mañana tirar una botella en cualquier lugar", concluye.