El Celta ha cerrado el mercado de fichajes invernal con solo una incorporación, el delantero suizo Haris Seferovic. El resultado ha estado muy alejado de las expectativas que decían que con la salida de Denis, el límite salarial permitiría hacerse con un jugador de un perfil ofensivo, determinante, creativo y un sinfín de cualidades que se han quedado en el limbo de los sueños.
La llegada de gol también era una necesidad, dado el escaso bagaje que ha dejado la media temporada de Larsen y Paciencia; el primero se estrenó ante el Villarreal en la jornada 17 y el portugués arrancó la temporada con un tanto ante el Espanyol y solo volvió a anotar, de nuevo contra el equipo perico, en Copa del Rey.
La llegada de Seferovic responde, en parte, a esta falta de gol, que ha dejado, un año más, la tarea más complicada sobre los hombros de Aspas, que esta temporada cuenta con otro canterano, Gabri Veiga, como socio anotador. Iago lleva 9 y Veiga 4 de un total de 18 goles, un dato que deja claro la importancia de ambos jugadores y el escaso olfato de la plantilla.
El problema es que el delantero suizo llega con 3 goles en la mochila en la última temporada y media, ninguno de ellos en los últimos meses durante su cesión al Galatasaray. El tiempo dirá si su aportación goleadora compensa su estancia de media temporada, algo que no ha sido norma en el Celta en los últimos 20 años.
Mido, la gran excepción
Esas dos décadas son las que han pasado desde la llegada del egipcio Mido al Celta. Lo hizo en el mes de marzo, y sus estadísticas fueron contundentes: 4 goles en 8 partidos que, más allá de la extraordinaria media, regaló puntos clave para la clasificación histórica para la Champions League en la temporada 2002/2003.
A partir de ahí, el gol fichado durante el mercado invernal ha sido escaso y ha dejado el mismo frío que el clima. Seferovic es, de hecho, el décimo delantero centro que llega a mitad de temporada al Celta, si contamos en esta lista con Beauvue y dejamos a Bamogo fuera. El heredero de Mido fue Mauricio Pinilla; el chileno, que llegó cedido del Inter de Milán, anotó dos goles en Copa contra el Alavés, pero su saldo en Liga fue de cero.
Más errático fue Welliton, llegado en enero de 2014 y uno de los peores fichajes de la historia del Celta: 5 minutos con la camiseta del Celta, cero balones tocados y cero goles anotados. Dos años después llegó Beauvue desde Lyon; el francés anotó 3 goles con la camiseta del Celta en 32 partidos, dos en Liga y uno en Europa League, un escaso bagaje para un jugador que será recordado por su ocasión en las semifinales de esta competición ante el Manchester United.
Smolov, el último con buenas sensaciones
El siguiente nombre en la lista de delanteros es el argentino Lucas Boyé. Si en las últimas temporadas se ha convertido en una referencia para el Elche, su paso por el Celta en 2018 se saldó sin estrenarse de cara a puerta, aunque es cierto que nunca llegó a tener continuidad ni a jugar como referencia ofensiva. Mejor funcionó el ruso Smolov en la temporada 2019/2020, con dos goles en 14 partidos, ante Real Madrid y Barcelona, y con la sensación de que el Celta había acertado al menos en parte.
Ferreyra ha sido el antecesor de Seferovic. El argentino también llegó cedido del Benfica en el mercado de invierno y también tenía experiencia en La Liga tras su paso por el Espanyol. El resultado, un gol y una espectacular fractura de nariz.
Como cierre, dos delanteros llegados con el Celta en Segunda División, Cellerino y Papadopoulos, con uno y ningún gol anotado, respectivamente.
En total, 9 delanteros para 10 goles es el resultado del mercado invernal en las últimas dos décadas en el Celta. En la mano de Seferovic está el cambiar la dinámica, algo que parece que solo será posible si el suizo recupera el olfato goleador que le llevó a superar la veintena en el Benfica en dos ocasiones.