VIGO, 16 Feb. (EUROPA PRESS) –
El juzgado de instrucción número 2 de Tui (Pontevedra) ha acordado aplazar hasta el 11 de marzo la comparecencia, en calidad de investigado, del exnovio de Déborah Fernández-Cervera, la joven viguesa cuyo cadáver apareció en una cuneta de O Rosal en mayo de 2002.
Este hombre fue citado inicialmente para el 21 de febrero, después de que la Audiencia Provincial de Pontevedra estimase un recurso de la familia de Déborah contra la negativa del juzgado de instrucción a llamarlo a declarar.
Finalmente, a petición del propio letrado del investigado, su comparecencia ha quedado pospuesta para el 11 de marzo, para que su representante legal tenga tiempo de estudiar la causa. En esa fecha, si no hay cambios, será la primera vez que esta persona (a la que un informe policial apunta directamente como principal sospechoso por la muerte de la joven) comparezca ante un tribunal en relación con este crimen.
La citación de una persona como investigado en esta causa paraliza el plazo de prescripción (que se produciría a finales de abril de este año).
Casi 20 años desde la aparición del cadaver
Déborah Fernández-Cervera desapareció en 2002, cuando tenía 21 años de edad, después de salir de su casa para hacer deporte. Su cadáver fue localizado diez días después, rodeado de pistas falsas, en una cuneta de O Rosal, y nunca hubo nadie detenido ni formalmente investigado, hasta ahora, por este crimen.
El caso se archivo pero, a finales de 2019, fue reabierto y se han hecho varias diligencias periciales y declaraciones de testigos. Además, en mayo de 2021 se exhumó el cadáver de la joven para hacerle algunas pruebas de ADN, de las que la familia sigue a la espera de resultados.
En los últimos meses también se examinó el coche del principal sospechoso y diferentes pertenencias del mismo. Así, entre otros hallazgos, fueron localizadas unas fibras bajo las uñas de la chica que coincidían con la tela de una manta que perteneció al sospechoso (si bien eran unas fibras muy comunes y el hallazgo no se consideró determinante), y los análisis de la empresa Lazarus llevaron a la conclusión de que el ordenador de Déborah había sido manipulado.