España es un país que esconde lugares y rincones maravillosos que forman parte de su idiosincrasia natural. Pueblos escondidos en rocas, en playas, en la montaña e incluso entre rocas. Y es que los pequeños municipios que tejen el corazón de nuestro país sirven para darle color y sabor.
A continuación, rescatamos uno de los más particulares. Se trata de Castellfollit de la Roca, un pequeño municipio de la provincia de Gerona que destaca por estar construido sobre una gran pared de roca. Este pueblo enamora por su incomparable belleza, pero especialmente por su particular distribución y, sobre todo, por ser una de las localidades con las calles más estrechas de toda España.
Tiene un marcado carácter medieval y varios miradores desde los que se puede contemplar la inmensidad de la provincia de Gerona, así como la belleza de un paraje único y singular. De hecho, todos los visitantes que hasta allí acceden se quedan prendados de sus panorámicas y de sus vistas.
¿Cómo es Castellfollit de la Roca?
Castellfollit de la Roca es un pequeño pueblo de la comarca de La Garrocha. Pertenece al partido judicial de Olot y es uno de los términos municipales más pequeños de toda España, ya que tiene solo un kilómetro cuadrado de superficie. No supera el millar de habitantes, aunque en momentos de la temporada de alta se llena de turistas que alucinan con sus espectaculares vistas y sus calles estrechas.
Se encuentra entre los ríos Fluviá y Toronell y destaca por la majestuosa pared basáltica sobre la que está construido. Se trata de un pueblo marcado por su carácter histórico como evidencian la iglesia de Sant Salvador y el campanario de Sant Roc, ambos del siglo XIII. La proximidad al Santuario del Cós y al Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa también lo convierten en un enclave especial.
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Dentro de este pueblo, destaca por ejemplo la plaza-mirador Josep Pla. Además, está considerado como el segundo pueblo más pequeño de toda Cataluña. Su origen se sitúa más allá del siglo XI y gira en torno al castillo del vizconde de Bas.
Dentro de su historia hay momentos claves como su traspaso a la corona española o los terremotos que sufrió durante 1427 y 1428 que causaron graves desperfectos. Siglos más tarde, el pueblo fue conquistado por tropas francesas dejando una huella que aún hoy perdura.
La zona más bonita de Castellfollit de la Roca, conocido por ser uno de los pueblos con las calles más estrechas de España, es su casco antiguo de origen medieval. Antes, la mayoría de las casas eran construidas con rocas volcánicas de la comarca haciendo aún más único este municipio. También destaca la iglesia de San Salvador, cuyo origen es del siglo XIII, aunque ahora exhibe un estilo renacentista tardío.
Muchas de sus construcciones son joyas arquitectónicas imposibles de encontrar en cualquier otro rincón de España. Por ello, se desarrollan allí muchas exposiciones culturales temporales. Otra de sus grandes atracciones es el Museo de Vietnam, un recinto único en Europa. Allí se exhiben armas, uniformes, fotografías, documentos personales y hasta un trozo del fuselaje de un avión estadounidense.
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Pero no todo es arte tal y como nos lo imaginamos en Castellfollit, ya que también podemos encontrar el Museo del Embutido para vivir una experiencia diferente sobre cómo se conserva la carne a lo largo de la historia. También se pueden hacer catas de productos típicos de la tierra.
Por último, la llegada a Castellfollit también obliga a contemplar las maravillas del volcán de Santa Margarita, ubicado en el municipio de Santa Pau. Este volcán tiene una antigüedad de 11.000 años y una altura de 700 metros sobre el nivel del mar. Además, cuenta con una amplia boca que ahora se ha convertido en un vasto prado de aproximadamente 2.000 metros de circunferencia.
Allí podemos entrar en la iglesia de Santa Margarita. Este paraje ofrece la posibilidad de realizar una ruta de senderismo preciosa para llegar hasta el citado cráter donde podremos presenciar un paisaje que recuerda mucho al de la Luna. Y es que Castellfollit es un rincón de otro planeta.