Treinta segundos de un terremoto de magnitud 6,8 con epicentro a Ighil, a unos 60 kilómetros de Marrakech, bastaron para dejar tras de sí un reguero de muertes y destrucción. Más de 3.000 fallecidos y decenas de aldeas reducidas a escombro, es el trágico balance del seísmo que sacudió Marruecos el pasado 8 de septiembre. El Gobierno marroquí ha recibido ofertas de colaboración de numerosos países, pero únicamente ha aceptado la de España, Qatar, Emiratos Árabes y Reino Unido.
Precisamente, los rescatistas británicos son los que nos han dejado uno de los últimos vídeos virales en la zona, el del rescate milagroso de un burro, que pasó 6 días atrapado en los escombros. Fue el UK-ISAR, los bomberos de Equipo Internacional de Búsqueda y Rescate de Reino Unido que están operando en Marruecos los que obraron el milagro, que se puede ver en unas imágenes difundidas por el Servicio de Bomberos y Rescate de Gales Central y Occidental el 18 de septiembre.
Aseguran que los dueños del burro se mostraron "extremadamente agradecidos" porque el animal significa mucho para toda la familia, ya no como un animal que les acompaña en su día a día en su vida doméstica, sino como un salvoconducto para sobrellevar la economía familiar. Reconocen que ellos no pudieron rescatarlo por sus propios medios, de modo que ya se habían hecho a la idea de perderlo.
"Es un salvavidas"
Relatan los galeses, que ha desplegado dos equipos en la zona, que "tras una evaluación realizada por el ingeniero estructural de UK-ISAR, se implementó un sistema de trabajo seguro para los rescatistas y trabajaron arduamente para acceder al lugar donde el burro permanecía sepultado". En las imágenes se aprecia cómo los bomberos tiran de él y, una vez liberado, le acarician la cabeza para tratar de darle un poco de sosiego. Después, fue evaluado por un veterinario local, informan:
Ahondan en que "el burro es un salvavidas para las comunidades que viven en las aldeas remotas en lo alto de las montañas del Atlas", puesto que les permiten "transportar mercancías entre pueblos", de ahí que el dueño estuviese doblemente agradecido. Sin duda, una imagen emotiva y esperanzadora que contrasta con la realidad de un país que ha visto cómo los hogares de la gente más humilde, esos que están al margen de los circuitos turísticos, se han llevado la peor parte.