El hijo pródigo del Partido Popular ha vuelto y Pilar Alegría ha tratado de mofarse de su regreso argumentando que estaban abriendo el baúl de los recuerdos, como Karina. Alberto Núñez Feijóo ha recuperado a Borja Sémper en su equipo más próximo y también al que fuera ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Ambos, con un perfil moderado en una clara apuesta por bajar el nivel de crispación, formaron parte de la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias de 2018 que finalmente ganó Pablo Casado.
En análisis de esta jugada de Feijóo apunta al intento del PP por desprenderse de las críticas de "bolsonarismo" que recibieron por parte de la izquierda y también a un movimiento de fichas que tendría que ver con diferenciarse con el relato y las formas de Vox. Este lunes ha sido el día elegido para la presentación de Sémper como portavoz de la campaña del partido para las elecciones del 28 de mayo y será De la Serna, que también ejerció de alcalde de Santander, el responsable de elaborar el programa electoral para esos comicios.
Feijóo alabó de Sémper su "discurso sosegado, pero contundente" y la pidió que defendiese siempre "la dignidad política sin caer en las provocaciones, los insultos o la radicalidad", una petición que parece estar cumpliendo al dedillo al ver cómo ha contestado al intento de mofa de la ministra de Educación y Formación Profesional, la socialista Pilar Alegría. "Respeto a las personas que los distintos partidos políticos eligen para ocupar, en este caso, la responsabilidad de la portavocía", ha valorado la política ante la prensa.
"Gómez de la Serna"
Sin embargo, en vez de conservar ese tono conciliador en el resto de su contestación, Alegría decidió meter una puya y continuar diciendo que "creo que también han rescatado al que fue ministro de Transportes, el señor Gómez de la Serna; veo que tiran mucho de baúl, tiran mucho de épocas pasadas para afrontar un tiempo futuro, pero más allá de eso, respeto, claro". La ministra, que además de confundir la cartera de De la Serna lo emparentó con el escritor de las greguerías sin tener nada que ver, ha recibido la respuesta de poco después:
El recién incorporado se limitó a darle, con ironía, las "gracias por el recibimiento" y a desear que "ojalá consigamos otra España que hable más de políticas y menos de personas". Su réplica, muy elegante y prudente, ha provocado miles de reacciones y comentarios como estos:
Y es que Alegría, después de su pifia conjugando, se va a convertir en la ministra de las erratas por méritos propios.