“Entre relámpagos aparece el Romanticismo a finales del XVIII como un anhelo de amor y poesía”, esta es una de las greguerías con las que Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) narraba la historia a través de papelillos y rimas, los poemillas que configuraron el imaginario hispano con la llegada del siglo XX. La Biblioteca Nacional ha adquirido un lote de documentos que permitirán seguir investigando la figura del escritor como intelectual y creador, y entre los que se encuentran versos como el anterior.
En el despacho que Gómez de la Serna tenía en Buenos Aires, donde falleció, había cerca de mil trescientas greguerías, quince cartas escritas de su propia mano y otras tantas que le llegaban a él, de personalidades como Corpus Barga o Lysandro Galtier. La correspondencia con su mujer, primeras ediciones de sus obras e infinidad de recortes de prensa y de libros que le servían para inspirar su trabajo. Los documentos privados han tenido un valor de 35.000 euros que la Biblioteca Nacional no ha dudado en invertir para aumentar su colección sobre el autor madrileño.
“Lo más importante son las greguerías, entre ellas hay algunas inéditas. Ahora tenemos que analizarlas y ordenarlas, pero son muy importantes dentro de su obra”, cuenta la jefa de valoración e incremento del patrimonio, María Elena Laguna. “Antes de hacer la compra un especialista las había visto y afirmó que habría algunas originales”. Además, señala Laguna que la importancia de la colección reside en los documentos que se podrán estudiar y que nunca antes habían visto la luz. “Imagínate ahora los expertos podrán ver los recortes que hacía y en los que basaba su trabajo”, esto tiene un valor inimaginable para continuar con los estudios sobre el poeta ya que permite conocer la fuente primigenia de su trabajo.
La importancia de la colección reside en los documentos que se podrán estudiar y que nunca antes habían visto la luz
La Biblioteca Nacional contaba en su fondo con cartas, greguerías y artículos del poeta, pero esta adquisición servirá para “completar lo que ya teníamos”, afirma Laguna. “Los investigadores españoles e incluso extranjeros, están muy satisfechos con la compra, nos han llegado felicitaciones porque esto les va a ayudar con sus estudios”.
Respecto a la subasta la responsable de incremento del patrimonio afirma que otras instituciones españolas públicas estuvieron interesadas “pero no tenían presupuesto”. “Resolvimos que lo mejor era que lo tuviera la Biblioteca Nacional porque podía costearlo, tendría mayor nivel de difusión y se podría consultar fácilmente”. De hecho, Laguna asegura que la colección se digitalizará pero “siempre respetando los derechos de autor”. “Lo que hemos adquirido se pondrá a disposición del público”, confirma la responsable.